¿Qué es colelitiasis?

—Sra. El dolor que usted siente en el lado derecho de su vientre, se debe a una piedrita que se formó en su vesícula y se atoró en el conducto que drena la bilis hacia el intestino, y esto ha provocado que su vesícula se inflame por infección. Esa piedrita impide que la bilis fluya libremente hacia el intestino y por eso se le pusieron amarillos los ojos y su orina sale oscura como si fuera Coca-Cola, por exceso de bilis. Tiene que operarse para extraer esa piedrita y extirpar la vesícula donde se forman esas piedritas.

—¡Ah, no mi doitorcito… no… eso no es cierto! Ta asté mu quivocado —me recriminó muy segura la paciente—. Yo nunca he comido piedritas… no doitor… yo no dejo operar.

Si le hubiera dicho que padecía de bilis litogénica, tampoco le habría explicado con claridad. Se convenció después de orientar a sus familiares. Aceptaron la cirugía. Entré como ayudante. Se confirmó el diagnóstico y le mostré la vesícula con las piedritas a la paciente y su familia.

En estos términos, hace muchos años, en uno de los cinco hospitales en que me entrené como «matasanos», expliqué lo más coloquial que pude, a la familia de una paciente otomí, que apenas hablaba el español, con el fin de convencerlos de que era necesaria una cirugía abdominal, en aquel tiempo en que no había ultrasonido ni laparoscopía y el estudio para confirmar el diagnóstico consistía en realizar una colecistografia, técnica radiológica que consiste en la opacificación de la vesícula biliar mediante la introducción de un contraste por vía intravenosa u oral, que se elimina selectivamente por vía hepática, para realizar estudios mediante técnica radiográfica simple en las cuales se dibujaba con bastante exactitud anatómica la vesícula, las vías biliares y con bastante nitidez los cálculos de diferentes tamaños, de tal manera que cualquier persona fácilmente podía interpretar, entendía y veía, la vesícula, los conductos y los cálculos en imágenes naturales.

Esta técnica, en desuso, es mucho más exacta que el moderno ultrasonido, con imágenes virtuales cuya interpretación depende mucho de la experiencia de quien realiza el ultrasonido, siendo muy frecuente observar reportes de cálculos inexistentes por confusión de superposición de imágenes o dejar de ver cálculos presentes, debido a la inexperiencia del observador. Hoy, lo anterior ha conducido a graves errores realizando cirugías innecesarias y retrasando cirugías necesarias.

Comento lo anterior porque me consta. No recuerdo errores graves de diagnóstico con las radiografías de la antigua colecistografía, pero si recuerdo, allá por los 80, cuando se empezaron a realizar estudios de ultrasonido, haber intervenido a pacientes con diagnóstico ultrasonográfico de cálculos que, a la hora de extirpar la vesícula, no los había.

Y hasta la fecha, hay que decirlo, a muchos pacientes que han operado de la vesícula por supuestas piedras, les he preguntado si les enseñaron los cálculos y, si me dicen que no les mostraron los cálculos, se puede deducir, con bastante certeza lógica, que no los tenía, porque lo primero que debemos hacer al operar es mostrar los cálculos, motivo de la cirugía.

Por lo anterior, yo soy muy desconfiado, desconfío hasta de mí mismo cuando expongo una hipótesis de un diagnóstico, y me pregunto: ¿Y si no tuviera cálculos en la vesícula, por ejemplo, que otra enfermedad explicaría los síntomas de este enfermo? De la duda, surge el conocimiento. Los médicos, trabajamos con mucha incertidumbre y alto riesgo de fallarle a los enfermos. Ni duda.

La mayoría de las personas que sufren esta enfermedad tienen los cálculos dentro de la vesícula biliar, y así la enfermedad se llama colelitiasis (del griego, cholé: bilis y lythos: piedra). Bilis litogénica se refiere a una bilis generadora de cálculos.

La colelitiasis, o cálculos biliares, es una acumulación de depósitos endurecidos de fluido digestivo en la vesícula biliar.

Esta vesícula es un órgano pequeño que se sitúa en el lado derecho del abdomen, justo debajo del hígado. Contiene, además, un líquido digestivo denominado bilis, que se genera en el hígado y se libera hacia el intestino delgado y se encarga de ayudar a la digestión y las enzimas del organismo cuya función es la de descomponer las grasas y ácidos grasos.

Los cálculos biliares varían en tamaño y número, ya
que una persona puede desarrollar sólo uno o varios al mismo tiempo.

Causas

Existen varias circunstancias que dan lugar a la generación de cálculos biliares:

Si la bilis contiene un exceso de colesterol que se va acumulando, ya que las circunstancias químicas que tiene nuestro organismo no son capaces de disolver dicho excedente. La bilis litogénica.

Esta causa es la más común entre los pacientes que padecen cálculos biliares, pero se debe en cuenta que esta causa no está relacionada con los niveles de colesterol en sangre.

¿Cirugía?

La evolución de los cálculos biliares asintomáticos o «silenciosos» ha sido objeto de un profundo debate. Un estudio realizado en pacientes (la mayoría varones) con cálculos asintomáticos sugiere que el riesgo acumulado de presentar síntomas o complicaciones que precisan cirugía es relativamente bajo: 10% a los cinco años, 15% a los 10 años y 18% a los 15 años. Se comprobó que los pacientes que permanecían asintomáticos al cabo de 15 años raras veces presentaban síntomas en el seguimiento posterior y la mayoría de los enfermos que experimentó complicaciones de su colelitiasis presentó síntomas previos de alarma. En pacientes diabéticos con cálculos asintomáticos se ha llegado a conclusiones similares.

El análisis de decisiones ha sugerido que: 1) el riesgo acumulado de muerte por colelitiasis en la que se mantiene una actitud expectante es bajo y 2) no se recomienda la colecistectomía profiláctica.

Más claro, del 80 a 90% de las personas con piedras en la vesícula no ameritan cirugía. Aunque en la mayoría de los casos les dicen a los enfermos que es urgente la cirugía. Urgente, ¿para quién? ¿Para el cirujano… ¿o para el enfermo?

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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