Lo que no se puede decir

Se puede decir… que todo tienen menos ser «políticos»

Pero no se puede decir… que están exagerando con los «nombramientos». Por lo que hemos visto hasta hoy, las designaciones que se han dado sobre los elementos que ocuparán las distintas carteras en las secretarias de Estado dan la impresión de que son personajes no para hacerse del cargo señalado, sino más bien para ocupar una cátedra, pues la mayoría carecen de la más mínima idea al respecto, al no tener la experiencia para desempeñar el papel correspondiente, a menos que se le rodee a cada uno, de uno y mil asesores, entonces, «así» sí.

Se puede decir… que AMLO derrocha «felicidad»

Pero no se puede decir… que es tanta que «contagia». Se levanta y se acuesta henchido de alegría, dicha y felicidad, más que si se hubiera sacado la lotería, ahora se le ve más contento que cuando ganó la presidencia, y no es para menos, ya que sabe que su discípula seguirá y continuará con su obra y extensa programación, ya que para eso la pulió y en ningún momento escatimó tiempo, dinero, esfuerzo, y lo más valioso de todo, está segurísimo de que ella jamás se atrevería a traicionarlo sobre lo negativo de su mandato, sino todo lo contrario: le «cuidará» la espalda.

Se puede decir… que la elección presidencial no fue «derecha»

Pero no se puede decir… que se obró con «malicia». Esta vez no se cayó el sistema ni hubo robo de votos, la jugada fue casi al final de la jornada, que al llegar al conteo rápido, se dan cuenta de que el voto favorecía a doña Xóchitl, e ipso facto le avisan a AMLO, que ni tardo ni perezoso ordenó que detuvieran el conteo y todo lo cambiaran a favor de doña Claudia, y se continuara después de medianoche, y es que los ciudadanos se volcaron sobre las urnas como nunca, haciendo filas desde las cuatro de la mañana para dar su sufragio a Xóchitl Gálvez, y aterrizara el «anhelado» cambio.

Se puede decir… que AMLO muy seguido se «despide»

Pero no se puede decir… que pocas ganas tiene de «irse». Así decían en mi rancho, sobre todo de aquel que mucho se despide pocas ganas tiene de irse, y eso le está sucediendo al señor presidente, quien últimamente se despide de acá, allá y acullá, y eso es normal y natural, porque después de casi seis años, se halla hoy por hoy engreído de poder, que tanto le costó obtener, y desprenderse de él no le será nada fácil, ya que para digerir el ser expresidente tendrá que pasar bastante tiempo, y tener paciencia, valor y mucha, pero mucha «fuerza» de voluntad.

Se puede decir… que Alito está en la cuerda «floja»

Pero no se puede decir… que se aferra al «poder». Este personaje que a gritos y a tamborazos llegó a la presidencia del RIP, perdón PRI, fue no tanto para dirigir a lo que queda del partido, sino más bien para que el tricolor lo proteja a él de los delitos de los que está acusado, y para eso se está preparando al tratar de convencer a los pocos priistas que le quedan, para que lo apoyen en su pretendida reelección, ya que los verdaderos y, sobre todo, los dinosaurios de hueso colorado, lo abandonaron, puesto que no lo pueden ver ni en pintura, y fueron los principales y primeros que le pidieron que renunciara al PRI, y al no hacerlo, «ellos» renunciaron.

Se puede decir… que México será «militarizado»

Pero no se puede decir… que así se ve «venir». Con lo que se ha venido cacareando de que la rimbombante Guardia Nacional, es o será un hecho, de que pasará a las filas de la Sedena, el país va que vuela a las tantas veces mencionada militarización, si esa es o ha sido siempre la intención de AMLO, será ni más ni menos que otro de los múltiples caprichos presidenciales, que si no aterriza dentro de su casi terminado mandato, entonces culminará en el ya próximo de su brillante alumna, que en todo momento ha manifestado continuar con la «Cuarta» Transformación.

Se puede decir… que Pemex es una empresa sin «valor»

Pero no se puede decir… que nadie la quiere ni «regalada». Es triste decirlo, pero quien le invierta, tendrá que revivirlo, y eso resultará muy difícil porque el boquete que le provocaron a la empresa es tan grande que para eso se requiere y se necesita un tremendo capital, que lo mejor sería que se recurriera a países o empresarios y, sobre todo, a inversionistas capaces económicamente, ya que la petrolera se encuentra en terapia intensiva, por no decir que está a un paso de desaparecer, y es necesario que alguien la salve ya, pero que sea «cuanto» antes.

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