No sé ustedes, pero no hay cosa que me ponga más de nervios que regalar un libro, porque puede ser una muy buena lectura… para mi, pero, ¿y para la persona? Claro, uno dice: «lo conozco o la conozco y le va a gustar». Pero, ¿y si no? ¿Y si termina en su buró sin nunca abrirlo? O peor, lo lee, lo aborrece y termina por señalarme como un mal regalador de libros. Pero con todo esto no dejo de pensar que un libro es un buen regalo, y más en el marco del Día Internacional del Libro, el 23 de abril.
Una tarde, con un amigo en un café de esos donde también venden libros, con el pasar de las risas y carcajadas, acordamos que los hombres o mujeres —según sus preferencias— son como libros. Al punto que, haciendo que los dependientes escucharan, establecimos cinco puntos por los cuales existe la semejanza. Descubrimos que algunos libros son más difíciles de encontrar que otros. Que hay exclusivos, populares y unos no muy gratos porque al momento de conseguirlos, la satisfacción está, pero se termina.
También existen los libros gruesos y viejos que uno piensa que tienen muy buen contenido, pero resulta ser un texto repetitivo y nada interesante. Por ahí están aquellos que te recomiendan ampliamente y que te crean una fuerte expectativa, pero cuando al fin consigues ese título, resulta ser que no está bueno, incluso son iguales a otros. No se pueden dejar atrás los casos en que encontramos un libro con una presentación hermosa, con ilustraciones de artistas reconocidos. Ese libro que todos queremos que la gente nos vea bajo el brazo. Pero aunque parezca una joya literaria, en el fondo sabemos que no lo es tanto. Que sólo es pura portada y nada de contenido.
En algunos momentos nos podemos encontrar con autores, historias o temas que algunas personas comprenden, otras no tanto y algunas mejor le sacan la vuelta, pero ahí seguimos en la lectura mientras dure. Al reírnos con estos puntos, subimos un poco de tono la plática y acordamos algunos más. Hay algunos libros que uno cree que son para un público específico, como para hombres o mujeres, pero resultan ser para todo la gente.
Existen libros tan buenos que vuelves a leerlos, otros que únicamente son buenos, pero prefieres sólo esa primera lectura. Y están esos otros que te arrepientes de haberles invertido tanto tiempo. A algunos nos gusta usar en los libros un separador tradicional para ver en qué página vamos. A otros, cualquier cosa que se encuentren a la mano. Están aquellos que doblan la esquina de la página. Incluso hay libros que ya vienen con el separador integrado.
Todo depende de qué tan a gusto se sienta la lectura, hay quienes le meten cosas para variar y otros que los mantienen casi intactos para que no se gasten. Nos encontramos libros que nos gustan tanto que los recomendamos y hasta prestamos. Algunos llegan a leer ese que prefieren olvidar. Están aquellos que nos fascinaron y decidimos dejarlos sólo para nosotros. Por último, recordamos que es tonto aquel que presta un libro, pero más tonto aquel que lo regresa.
Según datos del INEGI, los mexicanos y las mexicanas leen en promedio 3.4 libros al año, siendo un poco mayor la cantidad en el caso de los hombres (3.7), que en las mujeres (3.2). El 38.7% de los mexicanos lee libros por entretenimiento, 27.1% por actividades de trabajo o estudios, el 25.5% por cultura general y el 7.4% por motivos de religión. Entonces ¿Qué tipo de hom…libro te gustan? ¡Vamos a leer!