«El voto es preciado. Es la herramienta sin violencia más poderosa que tenemos en una sociedad democrática y debemos usarla».
John Lewis
El domingo 2 de junio tendremos elecciones en México, vamos a elegir a quien ocupe la presidencia de la república, diputados federales y senadores; en el caso de Coahuila, alcaldes. En otras entidades federativas eligen gobernadores y diputados locales. La pregunta es si los más de 100 millones de electores registrados en el listado nominal del INE vamos a ir a cumplir con nuestra obligación y ejercer nuestro derecho a decidir a quiénes queremos en los cargos públicos mencionados.
En 2018, que es la última que hemos tenido, hubo un 63.42% de participación ciudadana, López Obrador llegó al mandato del ejecutivo federal con 53.19% de los votos. En la elección intermedia de 2021, la participación en la jornada electoral fue de entre 51.7% y 52.5% de la lista nominal, la cifra más alta desde los últimos 20 años. En Uruguay vota el 90.13% de la población con derecho a ello. Estamos muy lejos, ¿verdad? Y habrá quien diga que eso sucede en el país sudamericano porque el voto es obligatorio.
Tengo amigos uruguayos, a pregunta expresa me han respondido que la gente vota porque tuvieron una dictadura y jamás quieren repetir la experiencia, que sufragan por convicción. Hay muchos uruguayos que trabajan en Argentina, cuando hay elecciones, me platican, que son filas larguísimas de sus compatriotas entrando al país a cumplir con su deber. ¿Por qué carajo en México no existe esa determinación? Si es por dictaduras ya tuvimos dos, más 70 años de partido hegemónico. ¿Qué se necesita para convencer a los millones de indiferentes que desprecian un derecho que costó sangre, sudor y lágrimas para que fuera universal, en nuestro país, que lo ejerzan? ¿Por qué ese desdén por un deber que, de ser cumplido a cabalidad, nos daría la llave para abrirle la puerta a un escenario diferente al que hasta ahora hemos tenido?
¿De verdad les vale sorbete como está el país? ¿No les pasa ni por un segundo, en la cosa esa que llevan por cabeza, que México va a tronar de continuar por el derrotero que lo llevan López Obrador y su séquito? Sí, y lo digo con todas sus letras. Vamos al voladero. Está exprimiendo como limones a los que sí trabajan, para mantener a los que no trabajan. Está empeñado en entregar al país a la delincuencia organizada, el avance de esta horda es imparable. Habíamos estado del nabo, pero lo que hoy se vive, no tiene parangón. Hoy, parte del territorio nacional les pertenece al cien por ciento a los protegidos del presidente. Ya sé que parezco disco rayado, pero es horrible lo que nos está sucediendo. Cada día aumentan las filas de los «comerciantes» de drogas, de trata de personas y de cuanto envilece y pudre a los seres humanos. Los homicidios sin castigo van al alza, matan gente como si fueran moscas, a la hora que sea y donde sea, dentro y fuera de su casa, en la calle y no se castiga a nadie. La Guardia Nacional ha sido un rotundo fracaso, está a la vista su ineficacia. Al ejército le quitó sus funciones y les enjaretó otras, que no les corresponden… ¿Para que el narco no tenga quien lo frene? Pues ahí la lleva, y al paso que va, México les va a pertenecer al cien por ciento.
A su mayoría, sí, me refiero a Morena, en las Cámaras les importa una pura y dos con sal las condiciones de sus representados, son mozos del presidente, personeros suyos. ¿Que no? Por supuesto, esa gente salida de una tómbola no prioriza los intereses de los más pobres de este país; no invierten los recursos en vivienda, comida, agua y saneamiento, atención médica, los derechos de las mujeres, educación, capacitación laboral, entre otras cosas. Les dan becas, asistencialismo, pero así no se disminuye la pobreza. En México ha aumentado la extrema pobreza en este sexenio.
Los países con «democracias plenas» tienden a tener índices bajos de esta. Dinamarca, clasificada como una de las mejores democracias del mundo, casi ha eliminado la pobreza a través de programas de bienestar social con reglas y supervisados. En Corea del Norte, considerado el país más autoritario del mundo, la mayoría de las personas viven con alrededor de dos a tres dólares al mes.
Hay 50 mil razones para no permanecer impasible ante semejante realidad. Esto lo podemos cambiar votando en conciencia e informados. Hay personas que dieron su vida por defender este derecho. Votar es más que ir a depositar una papeleta a la urna, es decidir dar su confianza a las personas correctas para que defiendan sus intereses y tomen las medidas correctas para salvaguardarlos. Cuando se vota se está participando en la toma de decisiones vinculadas a la seguridad pública, a la salud, a la educación, al empleo, a los impuestos, etcétera. Todo esto lo afecta para bien o para mal sino elige con inteligencia y sobre todo con lo que le conviene a usted, como habitante de este país.
Cuando vota está decidiendo cómo quiere que se destine el dinero de sus impuestos. Así de simple y de claro. Si quiere que se gaste en absurdos o en obras que contribuyan a su bienestar y al de su familia. ¿No está harto de gobernantes que gastan sus recursos en obras innecesarias, en lugar de invertirlo en generar mejores condiciones de vida de la población? Asimismo, cuando usted no vota está permitiendo que otros decidan por usted. ¿No le da vergüenza renunciar a su adultez, y conducirse con semejante irresponsabilidad? Es mezquino dejar en manos de otras personas lo que le corresponde hacer a usted. No tiene nombre desafanarse del destino de su país. Con esto, pierde hasta el derecho a quejarse. También tiene la obligación de enterarse de la trayectoria de quienes se están postulando para ser sus representantes. Tome la iniciativa de informarse de cuáles son las aspiraciones y sus valores. Este país nuestro está podrido hasta el tuétano porque hay millones de mexicanos a los que les vale sorbete que lleguen vividores y deshonestos a los cargos públicos ¿No cree que ya es hora de cambiar semejante barbaridad?
No votar afectará sus condiciones laborales, sus posibilidades de acceder a un mejor empleo con mejor paga ¿Por qué? Porque llegará gente a tomar decisiones en este ámbito que no sabe ni la o por lo redondo, y al que se llevarán entre las extremidades inferiores será a usted. Nomás échese un clavado a las iniciativas en la materia, que está enviando López Obrador al Congreso, para su aprobación. Todas obran en contra de la población que sí trabaja. Vote el 2 de junio para que la educación que se imparte en las escuelas sí contribuya al desarrollo integral de tus hijos, de las nuevas generaciones que tendrán en el futuro las riendas de este país nuestro en sus manos. La que hoy se imparte deja mucho que desear.
Somos un país en el que no se invierte en educación. Seguimos con un modelo educativo que ya no es el que se requiere para salir adelante, con éxito, en el siglo XXI. Es un modelo que ya está obsoleto y además cargado de lastres. Necesitamos escuelas de tiempo completo, con maestros muy preparados, evaluados periódicamente y bien pagados, como en Finlandia, con grupos de alumnos que no pasen de 20 educandos, entre otras urgencias.
Vote para que los servicios públicos de salud sí sean como en Dinamarca. Es decir, de primer nivel, en clínicas y hospitales que los mexicanos sean tratados como en los nosocomios a los que acuden a atenderse los políticos de altos vuelos y su parentela cuando se enferman. Se me acaba el espacio, hay mucho que compartir y decir al respecto. Ya lo iré haciendo en posteriores reflexiones, que usted me hace el favor de leer. Cierro expresando que este año es crucial para el futuro de nuestro país. Tenemos que tomar cartas en el asunto. No es posible permanecer inmutables ante un sistema político que se desmorona. Necesitamos instituciones públicas con legitimidad, confiables. Lo que hoy tenemos es una pesadilla.
Votemos en conciencia, bien informados, nos lo debemos, se lo debemos a las nuevas generaciones. La democracia se construye con participación inteligente, con individualismo comprometido con la comunidad de la que se es parte, no con mezquindades. Tenemos que aprender a conjugar en plural, porque lo que decidamos nos va a afectar a todos, lo subrayo, para bien o para mal. No vivimos en una ínsula, no fuimos diseñados para ser lobos esteparios. Privilegiemos el respeto que nos debemos unos a otros, solo así este país va a ser bueno para todos. No es alimentando el odio y el divisionismo como las naciones se construyen y se hacen fuertes. Trabaje a favor de su comunidad, tiene el deber de ir a votar. Súmese a organizaciones que están promoviendo el ir a votar el próximo 2 de junio, o hágalo a título particular, con parientes, amigos, compañeros de trabajo. México lo vale, usted lo sabe.