Ocho presidentes en la pluma de Julio Scherer

No hay abrigo para la mentira. Tarde o temprano manos hábiles la desnudan.

Julio Scherer García

PARTE II

Desde el presidente Díaz Ordaz hasta Enrique Peña Nieto, ningún presidente le fue ajeno a Scherer. Fueron ocho los mandatarios que pasaron por su pluma. Habló con cada uno de ellos, con algunos con más cercanía, pero los confrontó con su voz primero, después dicen, con su mirada penetrante y finalmente con su arma más poderosa —la pluma—.

Ante esta andanada de excesos de poder, narcisismos, pasividad y promesas rotas, las circunstancias eran propicias para hacer un cambio. Fue el año 2000 y el triunfo de Fox avizoraba vientos de cambio. Fox fue un candidato arrollador, inédito, con una personalidad fresca y era lo que realmente respondía al clamor del pueblo: pretendía que con solo el cambio de color, unas botas picudas y la intención bastaban para cambiar al país.

Pillos, tepocatas, alacranes, alimañas, víboras prietas, así con ese folclor llamaba a la oposición y desestimaba a la otra oposición, a la de siempre, pero ante esos baños de pueblo y el regocijo que muchos sentían, existía un hombre sin grandeza, sin formación intelectual ni amor a la historia, sin doctrina ni ideología, que entregó su admiración a un minúsculo: a Maquío, Manuel Clouthier. Pasaron de largo personajes como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Rafael Preciado Hernández o Luis H. Álvarez. Pero México necesitaba esperanza y necesitaban creer en una quimera.

Un pequeño hombrecillo que fue coordinador de los diputados panistas iba y venía por los pasillos, subía a tribuna y rebatía con fuerza a sus adversarios había despertado cierto interés en muchos de sus correligionarios, tenía estampa de joven líder, su nombre, Felipe Calderón.

Scherer se reunió en un restaurante en la Ciudad de México con el impetuoso líder. Como debe de ser la estampa de los panistas, explicó la situación del país con una parábola de la Biblia. Fue de las pocas veces que Scherer platicó de sus crisis de fe. Después se volvió a reunir con él gracias a Josefina Vázquez Mota, se dice que Scherer habló sin parar y contó sus agravios con Acción Nacional. Habló de los próceres del partido.

Se dice que salió de ahí con sentimientos de frustración; pero lo que lo fulminó fue una carta de parte de Calderón que acusaba faltas de ortografía… la historia azul mantuvo posiciones opuestas en materia de política pública, sobre todo, en el tema del crimen organizado: Fox dejó hacer a los capos y cubrió al país con un manto delgado de paz. El otro llevó al país a una guerra desdichada sin una real estrategia y con un cáncer interno.

En ese momento, el silencio del presidente de la República, acerca del saqueo que se ha visto sometido Petróleos Mexicanos es infame, pocos saben el destino del dinero que muchos depredadores invirtieron para ostentar un modo de vida apenas creíble. En esta vorágine, aquel presidente representaba el triunfo del neoliberalismo.

A Peña Nieto se le recibió con vítores al asumir la presidencia de la República. Conoció el encono de sus adversarios, desde el principio hasta el extremo de que la Iglesia Católica endureció sus filas con una confrontación radical. Peña Nieto piso terrenos peligrosos, más allá de sus victorias mediáticas; una economía que no repunto, una seguridad que no dio datos alentadores y un país inmerso en pobreza.

Escribo lo anterior, porque recuerdo el año 2015 como el año que México perdió a un gran personaje, una gran pluma. Se fue Don Julio Scherer García (1926-2015), extrañamos su prosa poética en sus escritos periodísticos y de cualquier género por los que pasó.

Extrañamos al intelectual que procuró viajar por la libertad y la ecuanimidad; siempre activista y sagaz en su pluma, trabajó con convicción y pasión para la construcción de un país democrático que todavía no conoce verdaderamente ese concepto.

Aguascalientes, 1982. Cursó sus estudios de Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, posteriormente hizo sus estudios de maestría en Gobierno y Gestión Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Labora en la administración pública estatal desde el año 2005. Es maestro de Teoría Política en la Facultad de Economía de la UA de C desde el año 2009. Ha sido observador electoral de la Organización de los Estados Americanos en misiones para Sudamérica, en la que participa como miembro de observadores para temas electorales.

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