Para Jesús Martín del Campo, por su generosidad a toda prueba
«Transitar» significa «ir o pasar por un lugar» o «pasar de un lugar o situación a otro». Implica viajar. La vida es un largo viaje y como Nebbia apunta «dicen que viajando se fortalece el corazón, pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior». Y si viajas por el pensamiento, tu corazón late con mayor fuerza. Creo que Aristóteles —«las ideas vienen caminando»— lleva más razón que Samkara: «el andar disipa el pensamiento». Conviene hacer maletas y pensar. Pensar es como respirar, algo necesario e imprescindible.
El viernes 1 de diciembre presentamos en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara el libro más reciente de quien esto escribe: Transitar por el pensamiento. Diálogos de filosofía. Es un texto de introducción a la filosofía publicado bajo el sello editorial de Ibero León. Se trata de una publicación por demás cuidada. Contiene, al final de cada capítulo —siete en total—, algunas preguntas para la reflexión colectiva. No está de más decir que el texto se fraguó en un seminario en diálogo con otros pares. Además, la obra incluye unas presentaciones didácticas que sintetizan e ilustran los conceptos.
Se suele decir, es lugar común, que se filosofa entre amigos. Dos grandes amigos me hicieron el favor de presentar en sociedad el texto de marras: Alejandro Hernández y Guillermo Cervantes. Ambos, no sólo brindando sus posiciones en torno a lo defendido en el libro, sino, sobre todo, animando a darle lectura y a gustar internamente del escrito.
Fernando Fabio, el autor de La reportera roja, siempre oportuno, ha hecho la reseña a lo que pudo llamarse también Filosofía sin disfraces, en referencia a mi entrañable primer libro: Ética sin disfraces. Ha titulado su columna «Javier filósofo». Favor que me hace. Ya quisiera…
El filosofar implica siempre la formulación de la pregunta. No hay otro modo de iniciar el diálogo socrático. Las respuestas siempre serán provisionales. Aunque importan más las grandes preguntas, las preguntas con mayúscula. Desde las kantianas —¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar? y ¿qué es el hombre?— hasta las existenciales: ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué hago aquí? y ¿quién soy? Este libro sostiene que la filosofía es el arte de preguntar.
El contexto vital debe marcar la reflexión filosófica. Muchas circunstancias influyeron en la redacción de la obra de marras. Pero la que más caló en su escritura fue la de la pandemia. El confinamiento y la sana distancia nos obligaron a pensar de otro modo nuestro penoso transitar por este mundo. El contacto se volvió, desgraciadamente, virtual. La enfermedad y la muerte violentaron nuestro pensamiento. Las pérdidas nos sumieron en una honda depresión.
Concuerdo con Badiou. La filosofía no debe quedar suturada a ninguna de sus condiciones. Ni al matema, ni a la política, ni al amor, ni al poema. Sin embargo, si la filosofía olvida todas estas condiciones, se convierte en reflexión vaga e insípida.
Kavafis, en su extraordinario poema «Ítaca», nos sugiere que el viaje sea largo para que nos llenemos de experiencias y con un pensamiento elevado podamos evadir a los monstruos en la ruta. «Más no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino». Lo que importa, como subrayé al inicio, es el viaje. Transitemos entonces por el pensamiento todo el tiempo que ello sea posible. Importa la meta, Ítaca, pero también el trayecto.
Referencia:
Prado Galán, Javier, Transitar por el pensamiento. Diálogos de filosofía, Ibero León, León, Gto., 2023.
Sin duda los contextos, la pandemia, las pérdidas nutren la reflexión. Cuando menos sigue vigente en varios círculos la filosofía, si no, quien sabe como transitaríamos tanta cosa. Saludos doctor.