Lo que no se puede decir

Se puede decir… que Claudia vivirá en «palacio»

Pero no se puede decir… que seguirá los pasos de «AMLO». Al pie de la letra, la doctora Claudia cumplirá todas y cada una de las órdenes o mejor dicho, las claras indicaciones que le dio, le ha estado dando y que le dará durante todo su incierto mandato, ahora nada más falta que ella y su consorte ocuparán la misma habitación y los muebles que él usó, pero en fin, en gustos se rompen géneros —me imagino— lo importante es que la nueva pareja presidencial esté alegre, contenta y a gusto, y la presidenta ya en funciones, desempeñe «responsablemente» su papel.

Se puede decir… que AMLO afirma que Reforma Judicial no causará «inestabilidad»

Pero no se puede decir… que ya la «provocó». Sin ir tan lejos, los que forman la comunidad económica y financiera tanto mexicana como extranjera, ya detuvieron sus actividades de inversión al palpar la falta de seguridad en tan importante renglón, y para pronto en ese instante, sin decir agua va, el peso se devaluó, y se sigue depreciado, entonces tal fenómeno, sí está provocando serio daño, por obra y gracia del aferrado capricho del presidente, que está viendo la tempestad y no se hinca, además todavía osa en reafirmar la aberrante «falta» de veracidad.

Se puede decir… que las cosas se parecen a su «dueño»

Pero no se puede decir… que se irá a vivir a un lugar de nombre «vulgar». De la Huerta donde siempre vivió, un día salió de ahí con una idea gigante, llegar a presidente de México, y después de mucho tiempo de navegar de aquí para allá, su gran sueño anhelado se hizo realidad, y durante su controvertido mandato, hizo y deshizo, al grado de llegar a ser un poderoso primer mandatario, enfrentándose y poniéndose al tú por tú con todo aquél que osara llevarle la contraria, pero todo inició tiene un final, y él ya se va, y regresará a donde salió: a un lugar cuyo nombre es «bajo» y corriente.

Se puede decir… que se trata de una batalla «campal»

Pero no se puede decir… que carece de límite de «tiempo». AMLO tiene para todos, y se mueve como pez en el agua, la Reforma Judicial le ha dado el suficiente gas, para subirse al ring y enfrentarse en contra de los que no están de acuerdo con ella, pues ya ganó el primer match en la Cámara Baja, y que ganó de calle, haciendo que se levante y durante todo el día y se acueste con una sonrisa de oreja a oreja, y es que ese gusto, no es para menos, estando a un paso de pegarle al gordo, en la Cámara de Senadores, donde sólo le falta un voto, para «alzar» su puño.

Se puede decir… que al principio México se «estremeció»

Pero no se puede decir… que al final también se «sacudió». Lo que son las cosas, cuando se dio a conocer que AMLO había ganado la elección como presidente de México, el país completo, propios y extraños, estallaron incrédulos sobre su triunfo total, y ahora que ya se va incrédulos vuelve a suceder lo mismo, los mexicanos se hallan sobresaltados, por no decir, descontentos, sacudidos y nerviosos, por causa de él, que no dio su brazo a torcer, y ha movido tierra y mar, para que la estrella de sus reformas aterrice tal cual, no habiendo poder humano que «se» lo impida.

Se puede decir… que AMLO resultó un «mitómano»

Pero no se puede decir… que hasta en el sexto informe «mintió». Pecando de evadir la verdad y que él mismo provocó con la madre de todas las reformas, presumió en el documento que durante su mandato el peso no sufrió devaluación alguna, con lo que miente, ya que hoy por hoy la divisa mexicana ya anda arriba de los 20 pesos por dólar, debido al contenido de la susodicha Reforma Judicial, orillando los inversionistas a parar sus inversiones debido a la falta de seguridad y solidez de la economía nacional, provocado sin querer queriendo, por «ese» movimiento.

Se puede decir… que les dio atole con el «dedo»

Pero no se puede decir… que los utilizó como bandera de campaña «presidencial». Cuando AMLO inició su campaña a la presidencia de México, tuvo su primera entrevista con los padres del caso de los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, momento en que les juró y perjuró que si llegaba a ser presidente los ayudaría a encontrar el paradero de sus hijos, y así corrió todo el sexenio, y en ese tiempo los trajo a puras promesas y no les resolvió nada, y al final de cuentas, en la última entrevista que tuvieron, terminaron de la greña, aventándole el «caso» a Claudia.

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