El Senado y el Congreso de Coahuila frente a la reforma judicial

Vientos de fronda se abaten en la república mexicana, específicamente una fronda parlamentaria en el Congreso de la Unión, donde una aguerrida oposición es conformada por los legisladores del PAN, PRI y MC, en total reacción al régimen de Andrés Manuel López Obrador y al de Claudia Sheinbaum Pardo, adversa a los legisladores unidos en alianza de Morena, PVEM y PT, que apoyan la cuestionada reforma judicial, que ya fue aprobada en el Congreso. Ésta no pudo ser rechazada en el Senado de la República por los 43 senadores de la fronda opositora, que buscaban propinar una derrota humillante al presidente López Obrador que lo podría haber infartado con la peor pataleta del sexenio.

La Fronda se refiere a la insurrección francesa en el siglo XVII, auspiciada por los ricachones, aristócratas y parlamentarios que habían perdido el poder y que estaban hambrientos de venganza, como ahora lo están Rubén Moreira, Miguel Riquelme y Carolina Viggiano, que ya son unos aristócratas, ricachones viviendo en Lomas de Chapultepec.

Son muchos los resentidos que ahora desean la revancha tras la derrota del pasado 2 de junio. Venganza que no se pudieron cobrar los 43 senadores del PRI, PAN y MC que se oponían a la reforma judicial. Alito, Carolina, Riquelme y los otros 40 senadores no pudieron hacer la chica y mandar derrotado al peje a La Chingada, su rancho de Palenque, Chiapas. Tampoco deben estar felices los diputados Rubén Moreira, Jericó Abramo, Verónica Martínez, Guillermo Anaya, Teodoro Kalionchiz y Marcelo Torres Cofiño.

Y, todo lo contrario, quedaron muy contentos los senadores de Morena: Luis Fernando Salazar, Cecilia Guadiana y Alfonso Cepeda, asimismo los diputados federales de la 4T: Brígido Moreno, Javier Borrego, Hilda Licerio, Antonio Castro, Ricardo Mejía, todos ellos de Coahuila así como la aplastante mayoría de la 4T que decidirá a su antojo el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el próximo año. Y a ver de a cómo nos toca.

Rubén Moreira es buen parlamentario, hábil para debatir y para humillar con su dialéctica afrentosa. Agita odios como gran opositor de AMLO y la Cuarta Transformación. El mismo camino lleva Miguel Riquelme y los demás legisladores priistas y panistas de Coahuila. Sabrá Dios si los diputados serán capaces de gestionar recursos para nuestro estado. Hace un año Rubén se quejaba del actual presupuesto. Para Coahuila fue poco y aun así lo recortaron. Pero estamos en contra, qué caray, como cuando defendíamos al INE y al Tribunal Electoral gritando que eran intocables y salieron con su batea de babas.

Poco esperamos del presupuesto para el 2025. Vamos a ver qué gestiona Rubén y su bancada para nuestro estado y los coahuilenses, pero tal parece que él pretende que AMLO nos lleve a su rancho La Chingada. Rubén percibe el odio y es muy vengativo. Nada bueno podemos esperar.

Nos queda la capacidad conciliadora de nuestro gobernador Manolo Jiménez Salinas, que no es afecto a la dialéctica de la provocación ni al espíritu de camorra. Y ahora que se aprobó la reforma habrá que ver si nuestro Congreso la aprueba, un reto que sabrá enfrentar la conciliadora presidenta Luz Elena Morales para bien de nuestro estado ¿O prefiere usted un Congreso local conflictivo y tormentoso como el Congreso de la Unión?

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