A piedra y lodo contra COVID

En un reportaje de la revista Proceso (06.03.21) se describe que unos 82 municipios de Oaxaca no han presentado COVID hasta ahora. Simple y llanamente no dejan entrar ni salir a ningún ciudadano, no hacen reuniones familiares ni festejos patronales, multan con 200 pesos a quienes no usan cubrebocas y encarcelan a quienes no cumplen las disposiciones. Y no violan derechos humanos porque se rigen por sus usos y costumbres, las que decidieron ejercer estrictamente cuando supieron que familiares que vivían en grandes urbes enfermaban y morían de COVID.

Talea de Castro, con mil 500 habitantes, pueblo zapoteco en la Sierra de Juárez, es uno de los 102 municipios del país libres de COVID.

En Poza Rica he visto pacientes de pueblos del entorno: Entabladero, Espinal, Castillo de Teayo, La Mesa de Metlaltoyuca, e incluso en mi pueblo natal, Solís de Allende, con 300 habitantes, y otros, al preguntar si sabían de casos de COVID en sus comunidades. No, era la respuesta categórica.

Eso cambió: «Sí doctor, hemos sabido de casos, pero en familiares de nosotros que viven fuera del pueblo: México, Querétaro, Poza Rica, Álamo, Tuxpan. Ah, les expliqué: es que en las grandes ciudades hay mayor densidad de población y la gente permanece en contacto cercano por más tiempo, en el comercio y en servicios públicos. «Nosotros por eso solo salimos a lo esencial como ahora, al venir con usted, pero no nos visitamos entre familiares.

Este año sostuve la pregunta: «¡Újule! Sí doctor. Ya nos llegó. Gente que vino de visita por Navidad y Año Nuevo trajo el contagio y hubo muertos», indicaron.

Yo no he ido a mi Pueblo, Solís de Allende, pero, lamentablemente, unos tres parientes consanguíneos, más jóvenes que yo, han muerto por esa causa.

Navidad y Año Nuevo, se festejaron con muy bajas temperaturas, a puerta cerrada, sin ventilación, por varias horas, incluso toda la noche, hablando o cantando sin cubrebocas y mucha cercanía con visitantes que venían de grandes urbes. La circunstancia se volvió caldo de cultivo, y ahora favorable para las nuevas cepas mutantes.

Resultado de lo anterior: aumento de COVID en forma escalofriante. Recordemos «el caldo de cultivo» relacionado con el surgimiento de la vida en la tierra, teoría expuesta por el ruso Oparin y casi verificada en laboratorio por Miller, quien logró crear materia orgánica, de elementos inorgánicos, semejante al de nuestras células vivientes, no por invocaciones divinas, sino simulando en el laboratorio, las condiciones de temperatura y concentración de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno (CHON) y otros nutrientes, condiciones propias de la Tierra hace unos 4 mil millones de años cuando se especula que surgió la vida en el agua, como se describe en el siguiente texto:

http://www3.gobiernodecanarias.org/aciisi/cienciasmc/web/biografias/alexander_oparin.html

Catastróficamente, en las redes sociales se dice que el virus llegó para quedarse. No obstante, si la peste negra en europa medieval (1347 y 1353) mató a 50 millones (64%) de 80 millones de europeos y la teoría de Darwin permitió que finalmente la peste fuese vencida sin medicamentos y sin la tecnología actual, no veo porque el COVID, actualmente no pueda ser vencido.

La teoría del origen de la vida, así como la de la evolución darwiniana, nos la enseñó magistralmente mi maestro de biología de secundaria (1959-61), el profesor, José Luís Macías, en la escuela Art. 123 de Cerro Azul, Ver. Tales teorías siguen vigentes. Seguramente Darwin nos pinta un futuro promisorio ante la COVID: la selección natural con apoyo de la artificial.

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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