Aciertos y absurdos

La marcha de la derecha empresarial y partidista emprendida el domingo 26 de febrero en el Zócalo de la CDMX fue considerada por los organizadores como todo un éxito por la cantidad de participantes, aproximadamente 300 mil. Los dirigentes desplegaron una retahíla de discursos que presagian peligros, con lo que se está prácticamente adelantando un fraude para el 2024, y no estoy diciendo algo que no haya emitido en su arenga la madracista Beatriz Pagés y otros discursistas en el Zócalo.

Es preciso reconocer que la marcha mostró una imagen de un México nuevo que se adentra hacia las democracias políticas liberales dejando atrás el autoritarismo que corrió durante todo el siglo XX surgido de la Revolución y en ella la derecha era marginada, fuera totalmente del sistema político que se centra en un solo partido y posteriormente en el presidencialismo, de manera que presidente y partido de Estado-PRI son los pilares, que durante décadas dieron rumbo al país en una cultura cívica de súbditos del sistema, ahora se presentan los prolegómenos de un sistema político plural de ciudadanos que se encaminan a decidir con el voto cuál es el proyecto y personas que deben encausar a este país.

Estamos en un contexto en el que por ahora hay dos proyectos para la nación por un lado el de Morena con la 4T y por el otro el de la oposición, Va por México (PAN, PRI, PRD) al que le falta trabajo para borrar la sospecha del fraude de 2006 que tiene fundamentos, hoy el PRI se mantiene sólo en algunos estados como Coahuila, Durango, Aguascalientes y el Estado de México aunque la credibilidad se va abriendo paso, por lo que la alianza entre PAN y PRI enfrentarán en mejores condiciones la elección del 2024, aunque hay que reconocer que no atraen mucha emoción en los ciudadanos, ni se ven ahí liderazgos que llamen la atención, Lily Téllez, Marko Cortez son los que más se ven, y Maru Campos, gobernadora de Chihuahua.

La unificación del PRI-PAN se ve como natural, hace tiempo que se veían como iguales, de ahí lo de PRIAN, aún no encuentran programa en contra de la 4T, no obstante, se vislumbra que la vida política de este país ha iniciado una trayectoria hacia la normalidad democrática, la ruta apenas comienza, no es sencilla porque la costumbre era, la opción única, el PRI.

La oposición partidista y la ciudadanía debieran aceptar que el INE debe cambiar, defender que no pueden modificarse o desaparecer algunas de las 300 organizaciones distritales augura un desastre, dicen los opositores al «Plan B» de la reforma electoral, el que en realidad es el principio a una política de mayor justicia social para impulsar una mayor igualdad entre la población lo cual es la médula espinal de la política.

El INE podría quedarse como está, aunque sería bueno que dejara de ser una institución aristocrática, plutocrática, pero el país sí necesita cambios, vencer la corrupción, la desigualdad, el clasismo, la discriminación.

Es disparatado afirmar que este gobierno pretende destruir al INE, acabar con la democracia e imponer una dictadura, argumentos que se manejaron por algunos oradores en la marcha del domingo pasado, cuando en realidad lo que la 4T pretende es avanzar en la construcción de una democracia participativa y directa en la que los ciudadanos sean protagonistas permanentes, y no sólo cuando acudan a las urnas, en la que las decisiones relevantes se tomen previa consulta entre la población, en la que la permanencia del mandato esté condicionado a la confianza en los mandatarios —y no únicamente el titular del Ejecutivo federal— y en la que el poder del dinero quede excluido como factor en la conformación del poder político.

La cultura política es lo más difícil de cambiar en una sociedad, aunque la marcha del domingo pasado es una esperanza, hay mucho que hacer para fortalecer la participación popular fundada en el análisis, en el conocimiento del bien común.

La polémica del miedo

Recientemente se desató en este país una discusión pública muy interesante. Resulta que la Secretaría de Educación Pública propuso que era necesario que los profesores y los estudiantes conocieran la obra de Karl Marx y de Friedrich Engels. La propuesta levantó ámpula, «este Gobierno nos lleva al comunismo» fue el grito generalizado: la de Marx es una obra que no sirve para nada, es un proyecto fracasado y fuera de tiempo, por lo que en años pasados los libros de Marx fueron quemados o echados a la basura porque son inútiles, fuera, son algunos de los argumentos más escuchados y se rechazó que incluso Marx fuera estudiado y analizado en la educación superior. Fue una inquisición discursiva neoliberal.

Es una negativa inaceptable, ya que la obra de Marx ha tenido un gran significado para numerosas sociedades del mundo, principalmente para los trabajadores ha sido una herramienta fundamental y es que es una obra que refleja la lucha de los trabajadores por superar una sociedad injusta, opresiva, de tremendas desigualdades sociales, una lucha para superar las condiciones laborales de largas horas de trabajo con bajísimos salarios, en condiciones antihigiénicas, sin seguridad social, una lucha laboral que ha pretendido cambiar esas condiciones y sí, gracias a las reformas las leyes, los derechos laborales han avanzado, superando las condiciones de esclavitud en las que hace decenas de años se trabajaba, aunque esto no ha terminado del todo.

Lo importante de la obra de Marx es comprender que no se trata de individualizar los problemas, éstos son provocados por procesos sociales, en primer lugar y se presentan lo mismo en los Estados Unidos que en la India, México y toda América Latina por lo cual es evidente que estos fenómenos están interconectados, nos llevan más allá de lo lineal.

No se ha comprendido que el trabajo de Marx es una obra que nos permite analizar, pensar las causas de los problemas pasados y actuales de las sociedades para comprenderlos y superarlos mediante esfuerzos sociales conjuntos y en el marxismo se tiene una herramienta muy crítica, sobre todo cuando se comprende que hay intereses que son de todos, son sociales contra los de grupos que chocan, sobresalen los que son colectivos que son producto del trabajo y se van hacia el beneficio particular.

La paranoia en contra de la propuesta de estudiar colectivamente el marxismo ha levantado un discurso chovinista que subraya, «con nuestros hijos no se metan», como si éstos fueran cosas, o propiedad privada; en la historia de México ya se han presentado casos de oposición; durante el mandato de Lázaro Cárdenas que se propuso la educación socialista, los sectores «neomacartistas» (conservadores opuestos que piensan que el capitalismo es insuperable), sin entender que el marxismo es un método vigente de estudio de los fenómenos sociales y los actuales.

La histeria anti comunista de un periódico de la CDMX, pareciera que intenta revivir la lucha en contra del laicismo, provocando un temor absurdo, xenófobo y chovinista, es preocupante e irresponsable que se impulse en el país un ciclo creciente de supuesto anti comunismo promovido erróneamente en contra de las reformas de la 4T; la pobreza y desigualdad crecientes, la marginación, las faltas de educación y salud debieran ser causas evidentes, urgentes de resolver.

Lo que parece es que hay un sector de la población que reacciona con histeria y prejuicios cuando se toca la cuestión de la educación, pero también se intuye un prejuicio fundado a lo que se malentiende por comunismo, pensando que son las ideas las que cambian al mundo, cuando es el ser social el que promueve los cambios (K. Marx), en este caso las ideas del Marx, Lenin y toda la corriente de fantásticos pensadores, como los de la Escuela de Frankfurt, Alemania no pueden ser ignoradas y borradas ya que desarrollaron una teoría crítica de la cultura del consumidor, la publicidad, los medios de comunicación y otras formas de cultura popular.

Estimo que es necesario entrar en esta polémica, no ignorarla, a nadie conviene la exclusión, Elvira Concheiro es una comunista de gran trayectoria que ha enseñado mucho a las nuevas generaciones y a la que hay que seguir escuchando.

Licenciada en sociología por la UANE, Saltillo. Ha cursado estudios de Maestría en sociología, con especialidad en ciencia política, UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

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