Agua-sequía, guerra sin proyectos

Con una combinación de intensa sequía y la consecuente falta de lluvias, la evidente falta de proyectos de los tres niveles de Gobierno para dotar de agua potable a entidades en estado crítico, recientemente la Comisión Nacional del Agua emitió una alerta roja en al menos la mitad de estados del país, con lo que ya comenzó la guerra por el agua en México.
El principal referente de este nuevo movimiento social es el estado vecino de Nuevo León, que deja claro y con manifestaciones expresas de gobernantes y gobernados la desesperación que puede causar entre la población, y la falta de respuesta de un gobernante dedicado más a los videos que a buscar una solución a corto, mediano y largo plazo.
Resulta increíble que el gobernador de ese estado ponga todas sus esperanzas de solución a la llegada de un huracán para rellenar las presas, en un entorno climático que hace pensar que, si no imposible, sí difícil, se pueda registrar un fenómeno que ayude a paliar la crítica situación.
La reacción de los propios regiomontanos, donde quedan algunos cuerpos de agua y ríos o embalses con el vital líquido para el consumo urbano, es una muestra de que la necesidad es más grande que la solidaridad de los ciudadanos.
Desesperadas las autoridades estatales y federales emiten información con declaraciones que involucran a otros estados donde la situación, si no es crítica, sí es complicada; ejemplo de ello es el video del gobernador neolonés que encuentra un venero proveniente de la zona limítrofe serrana con Coahuila, sin siquiera saber si legal y socialmente se pueda disponer del recurso.
En al menos tres ocasiones el gobernante señaló robos de agua en ranchos y predios particulares de Nuevo León, sin que se estableciera si ya se recuperaron esos acumulamientos «presuntamente ilegales» y si hay sanciones legales para quienes incurrieron en la extracción o almacenamiento del agua.
A escala federal se envió a uno de los más altos funcionarios para informar que el próximo año se realizará una obra grande para evitar más problemas en el futuro, sin embargo, no se explicaron las especificaciones del proyecto, sus costos, tiempos de inicio y terminación, pero sobre todo los beneficios que se podrían obtener en el futuro.
Adicional a ello, se hizo una declaración del Poder Ejecutivo federal donde se solicitaba a empresas refresqueras y cerveceras para que en el futuro contemplen la posibilidad de detener sus producciones para dotar de esa agua a la población, iniciativa que no vislumbra las pérdidas económicas, laborales y sociales que generaría el desabasto de dos productos cuya demanda de consumo creció durante la ola de calor que hoy se vive en el noreste mexicano.
Los problemas y reacciones generados en el estado vecino deben ser indicadores y ejemplos de lo que se debe y no se debe hacer en una crisis generada por el desabasto de agua potable en cualquier entidad.
La historia y las reacciones en la población en general deben ser tomadas en cuenta con la generación de proyectos e iniciativas que contemplen el ahorro de agua, la distribución equitativa en todo el territorio nacional, una nueva cultura legal y social del cuidado del recurso y, sobre todo, el combate a la corrupción e impunidad que se vive en el sistema oficial y privado de obtención y distribución del vital líquido.
La crisis va a continuar, incluso las propias autoridades estiman que se agudizará y es probable que observemos nuevas reacciones y muestras de la guerra que se viene, la guerra por el agua para gobernantes y gobernados.

Autor invitado.

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