Ahumada, escoria sin valor

Otra vez vuelve a surgir la vieja arrogancia de los argentinos en la voz y la impostura de ese cínico padrote de tango arrabalero llamado Carlos Ahumada Kurtz, amagando al presidente Andrés Manuel López Obrador que ahora más que nunca se ve obligado a presentar ante la ley a ese impostor que alguna vez se ostentó como saltillense nacido en La Aurora, Coahuila, lo que vino a ser el colmo de la soberbia de este gaucho mamón que se atreve a ser Martín Fierro al vociferar: «Soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno». Pues a ver si es cierto y AMLO lo arrima.

Porque si el presidente no logra la extradición de Ahumada, de Argentina a México, entonces quedará en entredicho por las amenazas que el empresario ha proferido sobre algunos altos funcionarios de la 4T a los que supuestamente tiene grabados recibiendo sobornos como sucedió con Carlos Imaz, René Bejarano y, en otro caso, con Gustavo Ponce apostando millones en el hotel Bellagio de Las Vegas.

Ahora es cuando los enemigos de AMLO deben estar frotándose las manos para que se realice la extradición del argentino y que éste revele los videos donde, según él, aparecen recibiendo «moches» Thalía Lagunas Aragón, actual oficial mayor de la secretaría de Hacienda, Reyna Basilio Ortiz, jefa de compras en Pemex y Horacio Duarte Olivares, director general de Aduanas. Asunto más que explosivo para la 4T.

Este columnista vivió de cerca la devastadora revelación de los «videoescándalos» impulsados por los panistas Diego Fernández de Cevallos, Federico Döring y el payaso Brozo, Televisa y Carlos Salinas cuya mano, según AMLO, fue la que meció esa cuna de lobos.

El suscrito, entonces jefe de unidad de Análisis Político en el Gobierno de la CDMX, redactaba tarjetas informativas a René Bejarano, director de Gobierno, sobre las protestas, marchas y manifestaciones en la capital. Y Bejarano, didáctico profesor al que este columnista sigue admirando y respetando, regresaba ya corregidos sus errores de sintaxis, semántica o redacción. En ese tiempo los jefes de René eran Leonel Godoy y Rosario Robles, todos ellos después arrastrados en la tragicomedia política desatada por el argentino.

El respeto por Leonel Godoy deriva de que fue él quien encarceló a José Franco Villa, el siniestro fiscal de la PGR que en su tiempo vino a Coahuila a perseguir a don Óscar Flores Tapia. Con Rosario, ni se diga, era una gran secretaria de Gobierno y luego reconocida gobernante de la capital, hasta que cometió el peor error de una mujer inteligente: enamorarse de un poco hombre como Ahumada Kurtz.

Y es que el argentino fue el que reveló las cartas de amor de la paisana Robles y el miserable traidor que la culpó de los videos revelados a los panistas y al payaso Brozo. Si Ahumada quiere ser Martín Fierro más le vale recordar que se debe ser más prudente cuando el peligro es mayor; pues siempre se salva mejor andando con advertencia, porque no está la prudencia reñida con el valor. Aunque ya sabemos que esta escoria austral no tiene ningún valor.

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