Alemania: ¿zapato nuevo para camino viejo?

Alemania tiene un nuevo canciller, luego que Angela Merkel monopolizara el puesto durante 16 años. La llegada de Olaf Scholz implica, en primera instancia, un cambio de partido dentro de la máxima dirigencia. Eso ya se sabe. Pero ¿cuánto van a cambiar los lineamientos y la dirección a seguir en el seno de la potencia europea con este nuevo equipo en la cancillería? Eso es lo que todavía no se sabe.

De Scholz se repite a diestra y siniestra que es una calca de Merkel. Incluso muchos fincan en este parecido su victoria política. No obstante, hay motivos para pensar que algunos cambios están por llegar. Para empezar, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) —de cual Scholz es su secretario general— difiere de la ideología que representa la Unión Demócrata Cristiana (CDU), si bien ambos forman parte de la coalición tripartita que comparten con la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y les permite regir el Gobierno federal.

La CDU es hoy el mayor partido político de Alemania y se ubica dentro del espectro político en la centroderecha. Se define, además, como conservador liberal. El SPD, en cambio, abandera su carácter progresista y presume ser uno de los partidos más antiguos del mundo. Su eje político se inclina a la centroizquierda.

Es de recordar que, al momento de establecerse la coalición entre ambos, en 2018, Merkel admitió que fueron necesarios establecer «compromisos dolorosos» para lograrlo. Para barruntar sus diferencias, con esa referencia, basta.

Tras el trueque de cancilleres tampoco es de extrañar que se promuevan innovaciones en la zona euro, especialmente en términos de inversión, a partir de la experiencia adquirida por Scholz cuando estuvo a cargo del ministerio de Finanzas. Muchas naciones del viejo continente le deben a él haber impulsado el fondo de reconstrucción europeo, gracias al cual los dirigentes de la Unión Europea acordaron un estímulo para la recuperación de 750 mil millones de euros con el fin de hacer frente a la crisis provocada por la pandemia de COVID-19.

Pero lo más importante, sin duda, es el refortalecimiento del Partido Socialdemócrata cuando la impronta política se ha visto reflejada en la derecha, en especial en la ultraderecha populista, de la cual no escapa la nación germana.

El partido Alternativa para Alemania (AfD) exponente de la ideología nacional-conservadora y euroescéptica, que muchos sitúan entre la derecha y la extrema derecha, ha ganado posiciones en los últimos años y en cada elección adonde asiste se torna una opción más fuerte. Vale destacar que, en mayo de 2019, obtuvo 11 eurodiputados en los comicios al Parlamento Europeo y aumentó su representación regional en Bremen tras los sufragios estatales.

¿Cuánto de Merkel hay verdaderamente en Scholz? Eso está por verse y demostrarse. Hay que insistir en que no se gobierna de la misma forma en que se hace campaña. Muchos candidatos cambian una vez que aseguran el cargo. Con Scholz, Alemania tiene la oportunidad de establecer derroteros nuevos. El vínculo con la clase obrera —al estilo Joe Biden— puede perfilar páginas inéditas para la nación. De él depende si calza zapatos nuevos para abrirse un camino distinto o si prefiere seguir el trillo que le dejó su antecesora. Cualquiera sea su decisión, lo hará con todas las miradas encima.

La apuesta es alta, tanto o más como la vara con que ahora mismo se les mide a los socialdemócratas alemanes. Sencillamente, para ellos. no hay margen de error. La más pequeña pifia y sus opositores les caerán encima como pirañas. Wolfgang Schmidt, consejero de Scholz, lo sabe de sobra. «Si hacemos bien las cosas, tenemos una oportunidad de verdad. No debemos cometer errores, no debemos decepcionar a las expectativas».

El tiempo dirá si cumplen o no.

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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