Los Chorros: trampa mortal e indiferencia

La tragedia del pasado domingo 5 de diciembre en el tramo de los Chorros de la carretera 57, en Arteaga, significa dolor, terror e incertidumbre para tráileres, automovilistas y autoridades, pero aun más, reflejo de la falta de voluntad, capacidad y sobre todo decisión de los gobernantes para evitar más muertes, choques y bloqueos de la vía federal que conecta al centro del país con Coahuila.

En los últimos 10 años, la vía federal registra 54 personas muertas, decenas de heridos y al menos un centenar de accidentes que generaron pérdidas millonarias, juicios legales interminables y la pérdida de patrimonios familiares.

Los Chorros es una de las carreteras más peligrosas de México, y hay quienes sostienen que al menos en el noreste de nuestro país se encuentra en el top 3 de alto riesgo de colisiones mortales de la zona.

Los percances se registran durante todo el año, pero en el invierno los riesgos aumentan por las condiciones meteorológicas (neblina, hielo e incluso nieve), el alto flujo de vehículos con tránsito de paisanos, transporte foráneo y de carga y vacacionistas decembrinos.

Al siguiente día de la última tragedia, un grupo de ejidatarios de la sierra del municipio de Arteaga bloquearon el paso en una de las casetas previas al riesgoso tramo de los Chorros. La postura fue terminante: prohibir el paso de tráileres por la zona, y que se desvíen hacia derramadero, para continuar por el libramiento Norponiente para seguir el viaje hacia a Nuevo León.

El gobierno federal, a través de la Guardia Nacional, respondió con operativos conjuntos con autoridades municipales y del estado, pero no pasaron ni ocho horas para que se registrara otra colisión entre vehículos de carga, qué, aunque no dejó lesionados o muertos, si provocó el cierre parcial de la vía.

La posibilidad de que los retenes y operativos atenúen la presencia de accidentes quedó al menos en los hechos, demostrado que no sería la solución para evitar más choques.

Las pérdidas son incalculables, por la muerte de personas, por ciudadanos que terminan con alguna discapacidad provocada por los accidentes, con patrimonios perdidos, por los cierres en algunos casos de varias horas al tránsito vehicular lo que genera dinero perdido.

Pero también la falta de respuesta es incalculable, presidentes van y vienen y no hay proyecto, idea o presupuesto que permitan imaginar en el futuro un panorama diferente que evite los problemas que al parecer continuarán.

Dentro del presupuesto del Gobierno federal para el próximo año 2022 no se destinaron recursos a través de SCT y CAPUFE, el proyecto de adecuación podría superar los 2 mil millones de pesos y difícilmente los transportistas aceptarán la re-dirección de los tráileres.

Así que usuarios foráneos y locales de esta vía, de los Chorros de la muerte, deberán encomendarse a quien más fe le tenga, cuidarse y evitar mantenerse en vehículos y carretera cuando se cierre la vía y se formen filas de vehículos, ésta será al parecer la única manera de sobrevivir a una nueva tragedia.

Autor invitado.

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