Coahuila y su elección democrática

Pasamos ya la elección que de alguna forma nos preocupaba por el temor de que «triunfara», a como diera lugar, el candidato enviado del centro y que debido a las peleas en su partido se logró excluirlo.

Hagamos honor a la democracia participativa con firmeza, de manera que con la voz y el voto ciudadanos haya luz para la toma de decisiones. No veamos a la democracia como un desencuentro, veámosla como una plataforma impulsora de una sociedad que viva en armonía para alcanzar los objetivos comunes entre gobernante y ciudadanos y se materialicen los cambios que impulsen su desarrollo.

Para estas elecciones de Coahuila el presidente López Obrador quiso enviar a Coahuila a Ricardo Mejía con la intención de que se apoderara de la gubernatura e impusiera un gobierno ideologizado, pero que mediante una encuesta manipulada dentro de su partido terminó inmolándolo, por lo que por fortuna no se logró que ese personaje arribara con ese apoyo.

El señor Mejía luchó defendiendo otro escudo pero que también fue excluido, y finalmente corrió en la soledad con un grupo minúsculo que lo acompañó hasta el término del proceso electoral con una derrota ignominiosa. Hoy en día se dice lagunero cuando realmente sus últimos 17 años ha llevado puesto el vestuario de un acapulqueño al que le juró lealtad, por lo que parte del pueblo de un Torreón que él olvidó donde pregona que nació, ahora lo rechaza y sobre todo por el desconocimiento de los problemas que aquejan a Coahuila, y que para su desgracia fue rematado con el tiro de gracia en la elección, que como tigre lo dejó sin guarida.

Por otro lado, el jugador por Morena, Armando Guadiana, debe ser consciente de que la gubernatura no era para él, pues no es lo mismo administrar su actividad minera y su empresa taurina con la dirección de un estado de tres millones de habitantes que ha transitado en forma pujante como ahora lo es, y mucho menos, lo digo con todo respeto, cuando la naturaleza de su vida le exige una existencia apacible, pues claramente fue demostrado en sus andanzas por el estado con un ritmo extremadamente parsimonioso. Debe ser consciente de que a todo humano le llega el momento de llevar una vida pacífica.

El poco apoyo ciudadano que tuvo Lenin Pérez disminuyó aún más sin el apareamiento que tenía con el Partido Verde, además con el riesgo de que ni para las prorrogativas alcance el porcentaje de votos. Tome en cuenta que el tiempo que gozó como propietario de ese partido ya lo disfrutó.

Entre tanto, es clara la realidad de que a Manolo Jiménez le expresaron todo el tiempo de proselitismo un soporte generalizado para conseguir la gubernatura, pues vieron en él la capacidad para direccionar a Coahuila al siguiente nivel como lo hizo con Saltillo que como alcalde trabajó con visión de futuro, cuyos resultados los estamos viviendo, mismos que fueron avalados por organismos nacionales e internacionales, por lo que el platillo de la balanza de las preferencias ahora pesó.

No se provoquen inconsistencias con el fin de violentar acciones que judicialicen los resultados de la elección con el objeto de demostrar un triunfo inexistente.

Las elecciones ya pasaron y todos los coahuilenses debemos estar unidos con el gobernador escogido y trabajar con dignidad frente a un presidente autócrata, enfrentemos sus intenciones de descalificación con los que dice que no piensan como él porque no son iguales, claro que no, algunos de los actuales miembros de su Gobierno son peores ya que se han presentado evidencias de que continúa la corrupción, la impunidad, la inseguridad, los acuerdos debajo de la mesa sin que existan castigos. Aquí aplica la frase atribuida a Juárez que dice: para los amigos, justicia y gracia. Para los enemigos solo justicia.

Ayudémosle al nuevo gobernador a remar con el fin de que en la travesía naveguemos con seguridad en una barca que nos conduzca a la superación y lleguemos a buen puerto, eso a todos favorecerá.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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