Coahuila, zona de muerte

La Región Carbonífera no es solamente una zona de miseria y abandono, es un área de destrucción humana y ecológica, un sector en donde no hay futuro y donde la vida se apaga porque no hay regeneración de los territorios explotados y ninguna posibilidad de promover otros géneros económicos.

La primera semana de agosto en Agujita, Coahuila 10 mineros quedaron atrapados por la inundación de la mina, de ellos cuatro se salvaron, es posible que los seis restantes hayan muerto ahogados. Según el periódico SinEmbargo, los mineros laboraban a 65 metros de profundidad en una estructura insegura que no cuenta con paredes construidas, por lo que se le considera una trampa mortal, el accidente hizo evidente que no se verificaron las condiciones de seguridad, se afirma en el diario.

No hay autoridad que controle y regule la explotación del carbón que en muchas áreas es a cielo abierto, los empresarios extraen el carbón y dejan enormes tajos que no son cubiertos y que configuran un paisaje desolador y destrozado, aunque es obligación de la Semarnat y de la Profepa inspeccionar y obligar a los empresarios que explotan la región a que cumplan con las leyes, que sí existen, a fin de proteger a los trabajadores y el territorio.

De ahí se extrae el carbón con el que se genera la electricidad para los hogares del país. Es una zona de contaminación total, del aire, de los acuíferos y con daños irreversibles a la salud de los trabajadores provocados por la neumoconiosis que es una enfermedad con características radiológicas similares a la silicosis, que afecta a los trabajadores dedicados a la extracción y al transporte de carbón y que respiran ese polvo, de hecho Coahuila mantiene el primer lugar por número de incapacitados por esta enfermedad, prueba de ello es que para el 2020 fueron 644 incapacitados en el estado a causa de este padecimiento (IMSS).

Por los accidentes en las minas en este siglo, después de la explosión de la mina Pasta de Conchos con los 65 sepultados, han muerto 122 mineros. Lo cual es estremecedor, al salir de casa el minero sabe que se va, pero no sabe si volverá, sus familias viven en la zozobra sus cuerpos y sus almas al Altísimo porque no hay alternativa; padres e hijos siguen la herencia.

¿A eso no se puede llamar vida? ¡Despedir por la mañana al marido, al hijo y horas después enterarse que está muerto o atrapado en la mina es terrible! Y los empresarios mineros y autoridades son omisas, he escuchado a empresarios que se absuelven, ¡así es esto, sabemos que la vida está en juego!, mientras no sea la de ellos, dicen, es parte de la normalidad, son los riesgos, pero en realidad es injustificable no cumplir con la ley, no invertir en seguridad para detener los accidentes interminables, mostrar que la vida de los trabajadores importa poco, no se mide el peligro. Y cuando ocurre, ya le tocaba, ni modo, la reacción es la resignación y ahí queda. Dicen los trabajadores y sus familias que un motivo de tantos accidentes y muertes es la corrupción de las autoridades, porque ellas no inducen a una mayor vigilancia. Es imperativo conocer las leyes y exigir que se apliquen.

Sequía, la nueva normalidad

El mundo vive una nueva normalidad, la crisis hídrica. La crisis mundial del agua pone en riesgo a todo el planeta, afectando los ecosistemas acuáticos y terrestres y consecuentemente, a billones de personas por la falta de agua potable en condiciones sanitarias adecuadas. La pregunta es ¿era preciso llegar hasta esta situación para valorar debidamente a este insustituible y primordial elemento que la naturaleza nos brinda para vivir? El cambio climático agrava el estrés hídrico —ante todo en zonas con recursos de agua extremadamente limitados— lo que lleva a una mayor competencia por este recurso e incluso a conflictos graves.

El cambio en el clima presupone una disponibilidad de agua imprevisible, exacerbando la escasez y contaminando los suministros; hoy en día el cambio en el clima se siente principalmente a través de un cambio en el agua. Estos impactos pueden afectar drásticamente la cantidad y calidad del agua que los niños necesitan para sobrevivir. Los fenómenos meteorológicos extremos y los cambios en los patrones del ciclo del agua están dificultando el acceso al agua potable, especialmente para los niños y niñas más vulnerables.

Los expertos en el tema del agua y la crisis hídrica que se vive en la Región Sureste de Coahuila señalan que los responsables de la distribución del agua potable son los Gobiernos, federal, estatales y municipales, Conagua es el organismo federal que controla la extracción y uso de las aguas del subsuelo, aunque los conocedores aseguran que hay muy poca investigación sobre el comportamiento de los acuíferos que hasta ahora se están explotando y, qué mal, sobreexplotando y esto coloca a toda la población, la actual y la del futuro en una situación vulnerable. ¿A quién se le puede atribuir la omisión o la probable negligencia y desinterés en un tema tan importante, a la academia de especialistas y a los Gobiernos?

Quizá se pueda responder que, al no haber problema, no hay que buscar soluciones o alternativas; tuvo que presentarse una intensa sequía para que se vislumbra un futuro impredecible y peligroso para esta ciudad. El agua de Saltillo se vendió y las autoridades municipales y sus cabildos dejan a la empresa Aguas de Saltillo algunas de las decisiones sobre este recurso estratégico que según la ley les compete a ellos.

La sobreexplotación de los acuíferos de la Región Sureste indica que los saltillenses estamos bebiendo agua contaminada con fluoruro a causa de las perforaciones de pozos cada vez más profundos que contienen agua fósil que resulta dañina para la salud. El agua contaminada supone una enorme amenaza primordialmente para la vida de los niños, niñas y adolescentes. Las enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento son una de las principales causas de muerte en niños menores de cinco años.

El crecimiento de la población no se detiene, su aumento continuará, lo que por lógica se requerirá más agua para los decenios del futuro. Es preciso que los ciudadanos, la gente común, nos preocupemos y nos ocupemos del cuidado del agua, porque Aguas de Saltillo se preocupa por venderla, ellos se irán pronto, al cumplir su ciclo de compromiso y no les importa el futuro inmediato, eso no les incumbe, según prueban los hechos.

Es necesario exigir a Chema un programa para el tratamiento de las aguas residuales, basta de descuido y negligencia, así como mayor precisión en su programa del agua de calidad para el consumo humano en el presente y para las futuras generaciones.

La fiesta de las Culturas Indígenas

México cuenta con una gran diversidad de etnias originarias que nos han heredado una monumental riqueza multicultural, aunque su existencia no había sido reconocida jurídicamente hasta hace sólo tres años, por lo que no contaban con los derechos sociales que les corresponden y habían permanecido al margen del desarrollo económico, político, social y cultural siendo así ignoradas las manifestaciones propias de sus civilizaciones.

Según el censo de 2020, el país cuenta con 23.2 millones de personas que se reconocen como indígenas y están distribuidos en 68 pueblos que mantienen su lengua originaria por lo que nuestro país es uno de los que mundialmente cuenta con una de las mayores diversidades lingüísticas.

La Fiesta de las Culturas Indígenas se celebra desde hace ocho años y ahora se prolongará hasta el 21 de agosto instalada en el Zócalo de la CDMX, a ésta se han unido los pueblos aborígenes de Oaxaca y las comunidades afromexicanas —éstas igualmente han permanecido invisibilizadas en el país— las invitadas especiales en esta ocasión son el pueblo afrovenezolano Wayúu y Warao y están también convidadas a la fiesta las etnias de Guerrero, Oaxaca y Veracruz, el propósito de este gran evento es que en el país, se concientice, se hagan visibles y se valore a estas culturas que han permanecido prácticamente ocultas durante siglos y que a partir de la pandemia se han agudizado gravemente algunas de sus situaciones sociales y económicas.

Durante la celebración de la fiesta se están presentando actividades para exponer sus ocupaciones, artesanías, su música y quehaceres cotidianos de las comunidades, ahí se impartirán 17 talleres artísticos, culinarios, medicinales y 23 conferencias.

El trabajo de los artesanos debe ser apreciado, admirado y no desvalorizado ni regateado en sus precios porque es de gran valía, debe tenerse en cuenta que significa también un impulso económico a estas comunidades secularmente marginadas.

Qué conoce usted de los pueblos nahuas y de las comunidades mazahua, purépecha, otomí, tzeltal, tsotsil, triqui, wixárika, zapoteca, mixteca, mazateca, maya, totonaco, amuzgo, me’epha, huave, matlazinca, teneek y tlahuica, yo sé de los tarahumaras porque de ellos soy descendiente y los amo, pero detesto su marginación y su pobreza. Hagamos algo por nuestros pueblos originarios, porque los llevamos en nuestro ADN, aunque queramos negarlo.

Respuesta

El señor Jordi Bosch, Gerente General de Aguas de Saltillo, envió un severo reclamo en contra de quien esto escribe por relatar (12.08.22) que los usuarios del agua de Saltillo estamos bebiendo agua contaminada y pregunta de dónde proviene la información, lo refiero al «Semanario» del periódico Vanguardia 08.08.22, pág. 4 «Agua contaminada». Además, en la página de transparencia de Agsal, no se han publicado, en las últimas semanas los análisis físico-químico y biológicos del agua potable que suministran a los saltillenses. Señor Bosch, lamento que sus empleados no le hayan hecho ver la información que publicó el periódico Vanguardia.

Licenciada en sociología por la UANE, Saltillo. Ha cursado estudios de Maestría en sociología, con especialidad en ciencia política, UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

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