Recuerdo un pay de zarzamora, mi malteada, una videocasetera y mi hermana y madre llorando por la muerte de una cantante. Aparte de un plato vacío y barriga llena, recordaba algo así de una «Selina con ese» y a una señora muy alterada, encerrada en un carro, que se roba dinerito, dispara una pistola y lastima a la cantante. Tiempo después entendí que era la película biográfica de la Reina del Tex-Mex y que sería la película que lanzaría a la fama a Jennifer Lopez.
Se escuchaba, se esperaba. «Selena, la serie» por fin llegó a Netflix el primer viernes de diciembre. En ésta, la trayectoria de la máxima exponente del tex-mex será contada en dos partes en las que se abordarán diversos temas importantes en la vida de la cantante asesinada en marzo de 1995.
¿Qué puedo esperar? Esta primera temporada no muestra toda la historia, por lo que el desenlace que ya nos sabemos lo podremos apreciar en la segunda entrega. Se debe destacar que esta versión de Selena se encuentra autorizada por la familia Quintanilla. ¡Que fuerte! ¿O no? Igual esto para algunos ojos pierda objetividad y nos haga falta ese saborcito de drama familiar.
El estreno de Selena sin duda revivió los momentos más icónicos de la artista, quien inició en la escena musical con tan sólo seis años, algo así como salir en «Pequeños Gigantes» —broma—. La cantante se consolidó como una de las mejores artistas latinas de todos los tiempos; sin embargo, no se puede hablar de su éxito sin mencionar la influencia de sus hermanos, Suzette y A.B. Quintanilla, sí, el ex de Alicia Villarreal.
¿Cómo le ha ido? En redes sociales se ha visto varias publicaciones a favor de este nuevo producto. Sin duda mueve a la nostalgia, peeeeero las críticas de expertos no han sido buenas, un ejemplo es que en el sitio especializado Rotten Tomatoes, los críticos le dieron una calificación de 38%, mientras por parte del público alcanzó una aprobación de 60%; pero recuerden que para criticar hay que ver cada quien.
Algo que ha provocado mucho ruido es la falta de similitud entre la actriz y Selena. Soy más de la idea que la protagonista, aunque físicamente no se parece tanto, la actuación permite capturar. Es simpática, contagia con su energía y se muestra muy humana. Lo que permite nos mostremos cercanos a ella, como un miembro más de nuestra familia, muy de la mano con estos tiempos navideños familiares.
¿Mensaje feminista? No, y se agradece que no fuercen el mensaje. La serie dibuja brevemente otros deseos de la desaparecida cantante: ser diseñadora de modas y grabar en su primer idioma (inglés), pero se ve ahogada por la personalidad dominante de Abraham Quintanilla, —sin hacer ver al padre de los Quintanilla como el malo del cuento, como pasa con Luisito Rey en la serie de Luis Miguel—.
Sin duda, la cantante del tex-mex rompió barreras entre Estados Unidos y México, abrió camino a muchos artistas de descendencia latina, no solo J-Lo le debe estar agradecida, sino también muchos artísticas que le siguieron y a quienes les sirvió de inspiración. Su historia es ejemplo de que con disciplina, esfuerzo y constancia se logran los éxitos. Una serie digna de una malteada con un pay de calabaza, por aquello de la temporada navideña.