El fenómeno migratorio, agravado por la pobreza, la falta de oportunidades, la inseguridad y los conflictos bélicos y religiosos, adquiere cada vez tintes más dramáticos alrededor del mundo. El modelo económico implantado después de la Guerra Fría y la democracia no han dado respuesta oportuna, eficaz y duradera al clamor de justicia de la mayoría. En subcontinentes como el nuestro, la expulsión también obedece a la insolidaridad y la corrupción —tanto pública como privada—, a un Estado de derecho casi inexistente y a la debilidad de las instituciones responsables de combatirla y abatir la impunidad.
Mientras en Asia, África y América Latina la única opción de vida de millones de personas, cada día más jóvenes, consiste en abandonar sus países y arrostrar cualesquier tipo de peligros para emigrar a otros donde no son bien recibidas, la minoría se regodea en sus privilegios. «Las diferencias de riqueza entre los adultos se ampliaron en 2020. El número mundial de millonarios aumentó en 5.2 millones para llegar a 56.1 millones. Como resultado, un adulto ahora necesita más de 1 millón de dólares para pertenecer al 1% más rico del mundo», revela el Credit Suisse Research Institute en su último informe sobre el tema.
En Estados Unidos y Canadá, la riqueza aumentó en 12.4 billones de dólares, mientras el crecimiento en Europa fue de 9.2 billones. La mayor parte de las ganancias se concentraron en esas dos regiones. China agregó 4.2 billones y la región de Asia-Pacífico, otros 4.7 billones, dice el documento. América Latina cerró 2020 —el peor año de la pandemia de COVID-19— con pérdidas: la riqueza registró una caída del 11.4%, equivalente a 1.2 billones de dólares. En consecuencia, el número de pobres aumentó todavía más. En 2018, casi una de dos personas vivía con menos de 5.5 dólares al día, reportó el Banco Mundial.
La plaga de coronavirus pudo haber empujado a la pobreza extrema a una población de entre 88 millones y 115 millones de personas, tan solo el año pasado, de acuerdo con el organismo. «Mientras que la cifra total llegará a los 150 millones para 2021, según la gravedad de la contracción económica. La pobreza extrema, definida como la situación de quienes viven con menos de USD 1.90 al día, probablemente afecte a entre un 9.1% y un 9.4% de la población mundial en 2020. (…) Muchos de los nuevos pobres serán habitantes de países que ya presentan tasas de pobreza elevadas. En unos cuantos países de ingreso mediano, un importante número de personas caerá por debajo del umbral de la pobreza extrema».
Lo anterior se ha convertido en mayores flujos migratorios y tensiones políticas. Como en el caso de las drogas, México dejó de ser país de tránsito para convertirse también en destino. Los imperios de ayer y hoy pagan con presiones internas y externas décadas de ocupación, explotación e injerencia. Condoleezza Rice, secretaria de Estado en el gobierno de George W. Bush, declaró que Estados Unidos había apoyado a regímenes autoritarios para mantener la estabilidad aun a costa de la democracia. Al final no hubo una cosa ni la otra.
En Mariposas amarillas y los señores dictadores, Michi Strausfeld aborda el tema a partir del descubrimiento y la conquista de América, cuyas heridas siguen abiertas, y de la relectura de centenares de escritores y poetas de nuestros países. Experta en literatura latinoamericana y elogiada por Mario Vargas Llosa, la filóloga alemana atribuye la pobreza y la violencia en el subcontinente, así como la emigración, a otras plagas como la corrupción y el narcotráfico. La consecuencia es la multiplicación de crisis humanitarias.