Cuando la cuarta pared nos gana

Existe el Super Bowl, con jugadores que portan equipo deportivo impactándose unos a otros. Tenemos las luchas en Las Vegas, donde sabemos que la sangre, los ojos hinchados y los moretones estarán presentes. También tenemos los controversiales programas de belleza, en donde está presente la alta costura y el glamour. Tenemos los premios Oscar dónde está la farándula y las cachetad… ¿Perdón?

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas es conformada por guionistas, directores, actores, actrices. Son más de 5 mil miembros. Ellas y ellos, con su respectiva metodología, deciden quiénes se llevan a su casa la estatuilla dorada. Son ellas y ellos quienes tienen el corazón roto, por elegir como Mejor Actor Protagónico a Will Smith, quien minutos antes de ser reconocido por su trabajo, dio una bofetada y gritó a su compañero Chris Rock por hacer un chiste que aludía a la alopecia de la esposa.

Smith dio el salto a la fama por su serie El Príncipe del rap en Bel-Air, y en los últimos años ha estado en los tabloides sensacionalistas por situaciones como la polémica que causó el hablar de su matrimonio abierto, así como los posts en redes sociales que realizan sus hijos sobre su vestimenta, gustos o pensamientos políticos.

El salir en medios de comunicación tradicionales como la radio, prensa, televisión, o digitales como Facebook, YouTube, Instagram, y más para los que se dicen generadores de contenido o actores y actrices se ha relajado: tenemos una serie de seguidores y audiencias al pendiente de lo que decimos, pensamos…¡Hacemos!

Hay un término usado mayormente en el teatro: cuarta pared, inventado por el francés, André Antonie para definir la pared invisible imaginaria frente al escenario de un teatro. Hemos visto se rompe la cuarta pared como en las entregas de Deadpool o para aquellos que vieron la caricatura de Garfield y el gato gordo se dirigía al público durante la historia del capítulo, allí aparece la cuarta pared.

En los Oscar, los miembros de la academia saben que son el foco de atención. Los publicistas, los medios de comunicación especializados y uno que otro improvisado tratan de dar lo mejor de sí para darle una cobertura sobresaliente a sus audiencias, cientos de cámaras presentes, vemos leyendas del séptimo arte, jóvenes talentos, estrellas. Todas y todos en su papel. Sabiendo que en cualquier momento la cámara puede pasar frente a ellos y buscarán dar lo mejor de sí. Bueno, al parecer Will Smith no. Su reacción agresiva ante la broma pesada del presentador (que no minimizamos en lo absoluto) rompió la magia de la noche.

¿Y eso por qué es importante? Porque eso fue un retroceso y ruptura a lo que la Academia de Cine durante años ha tratado de erradicar. Desde el romper estereotipos donde a los afroamericanos son considerados violentos, como el que el machismo se erradica en los partícipes del séptimo arte.

Podríamos etiquetar rápido la situación y decir «es show, así es eso de la farándula». ¡No! Dejemos de minimizar lo que pasa en la pantalla. En ningún momento debemos dejar pasar como cualquier cosa un acto de violencia y mucho menos en un evento pasado a escala internacional y que se espera dentro de las audiencias estén jóvenes, adultos y hasta menores de edad. ¿Esto es lo que queremos ver?

El actor Jim Carrey, que seguramente al escuchar su nombre dirán «¡El más loco de todos! ¡El súper extrovertido!», en una entrevista por su reciente película, la entrevistadora le pidió su opinión y se mostró molesto porque «¡Esto no es lo que queremos comunicar!». Hacer y participar en el cine tiene una responsabilidad.

Will Smith ya renunció a la Academia. Y sigue en tela de juicio si le van a retirar o no su premio. Pero eso no eliminará el mensaje que ya se dio. El salir a cuadro conlleva una responsabilidad.

Promotor cultural.

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