Definición del candidato priista

Dentro de los tiempos políticos que están por llegar, ¿quién será el brazo ejecutor del gobernador que desvele al candidato que peleará la gubernatura? Por supuesto que será el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, cuando llegue el momento que le indiquen, y en seguida se producirá el carnaval de siempre. Mensajes por todos lados, felicitaciones, llamadas telefónicas, y la concentración de apoyo de los militantes en forma multitudinaria traídos de todo el estado para vitorearlo.

El destapador puede ser Eduardo Olmos, actual líder del Poder Legislativo, quien en un momento dado tendrá que dividir su tiempo mediante doble óptica que no se contrapone jurídicamente, pero que puede menguar su capacidad organizativa y la implementación de estrategias que lleve al candidato al triunfo, por lo que sería más efectivo que el seleccionado, junto con su equipo, emprenda acciones de convicción a los electores y les convenza con su programa de acción realista basado en un ambiente de confianza.

De la misma manera puede ser que continúe Rigoberto Fuentes al frente del instituto político que ha dirigido, es un decir, a control remoto por seguir ocupado en su curul en la Cámara de Diputados federal, y que convendrá poner toda la atención al camino que contribuya a la victoria de su elegido, que será un importantísimo sostén para seguir siendo una entidad priista, y que hay que decirlo, las victorias que ha obtenido ese partido, sobre todo en la elección anterior al congreso federal, se debe al peso de una administración estatal cuya conducción ha logrado estabilizar y sostener un ambiente político sin variaciones marcadas por el desorden, y que por el contrario se ha logrado equilibrar la estructura gubernamental que ha dado resultados favorecedores, lo que ha empujado al éxito de los elementos del partido.

El señor Riquelme no quiere, por supuesto, contribuir a que su partido, por el que ha luchado, no desaparezca de Coahuila, máxime por la experiencia propia en la que estuvo a punto de perder la gubernatura por incumplir en el tope de gastos de campaña que como candidato podía erogar, pero que sin embargo a esas manos que gastaron de más, hubo otras que lograron disuadir minimizando el ilícito logrando que ocupara la silla principal de Palacio de Gobierno.

Sin embargo, en esta selección existe una garantía, pues si a Riquelme lo escogieron por intereses subterráneos, ahora con el tan abiertamente renombrado presunto candidato por el jefe político del estado, no hay duda de su triunfo tomando en cuenta el bagaje que trae consigo en virtud de los resultados que obtuvo como alcalde de la capital.

El cambio del presidente del PRI será el principio del camino que enfile hacia el final de la administración de Miguel Riquelme, a quien corresponderá estratégicamente señalar quién será el que dirija su partido, con el objetivo de que refuerce las acciones que antecedan el destape de manera que ya con seguridad, el multimencionado Manolo Jiménez llegue, pues con solo hacer mención de su trabajo ya tiene ganado ese sitio, pues supo acercar las ideas del Gobierno municipal a los ciudadanos con constancias de éxito.

Los asuntos de Coahuila los resolvemos los coahuilenses, con mayor razón cuando se trata de definir quién nos dirija desde el Gobierno sin que medie influencia que pretenda, por medio de una imposición a modo desde el centro político del país, enviarnos al siguiente gobernador.

Decidamos con responsabilidad y defendamos la confianza que nos da la certidumbre de valernos por nosotros mismos en esta materia y forjar nuestro futuro, por lo que no necesitamos de opiniones ajenas y menos las provenientes de personas que no acaban de comprender de veras lo que intrínsecamente la naturaleza define como democracia, a pesar de que cada día abrumadoramente la pregonan y lo único que hacen es abonar su pervivencia en la oscuridad de la imposición. Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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