Definitivamente, nada es para siempre en este planeta. La regionalización económica avanza con rapidez en un mundo que se está desglobalizando y superando al nefasto neoliberalismo plutocrático; en la globalización económica las naciones se enfocan en la exportación de bienes y servicios, lo cual en la última década ha favorecido a las potencias mundiales, pero también ha permitido el repunte de las economías «emergentes» que cada vez se insertan más en el escenario geopolítico y económico. México, Los Estados Unidos y Canadá son un buen ejemplo de la regionalización geopolítica, los bloques económicos se multiplican.
Desde hace dos décadas, a escala global se asiste a la llegada de nuevas economías como Brasil, Rusia, India y China —los BRIC—, que han resurgido en todos los ámbitos debido al alto crecimiento económico que experimentan desde hace dos décadas. China se posiciona como la nueva potencia mundial a contrapeso de los Estados Unidos, se asiste a la recomposición de un nuevo orden mundial en el que la ruta sería transitar hacia una globalización suave y reformada. En este caso no se busca la eliminación de este sistema, sino simplemente que se regule de mejor manera para evitar las distorsiones ocasionadas alrededor del mundo (Alfredo Jalife Rahme).
Los altermundistas proponen un escenario compuesto por un neorenacentismo humanista o socialismo del siglo XXI, donde el ser humano sería el centro de los intercambios en lugar del mercado. Tal escenario se asemeja más a una utopía que a una realidad posible, ya que en él los intereses de los grandes organismos internacionales y de las grandes empresas trasnacionales pasarán a convertirse en intereses netamente sociales. Esta propuesta tendría ciertos elementos de la 4T que actualmente busca «suavizar» algunos los efectos nefastos del neoliberalismo feroz aplicado en México, desde hace más de 30 años, como serían los bajos salarios, el crecimiento sin freno de la economía informal, la tendencia a la privatización de los derechos sociales como la educación y la salud. Los globalistas son necrófilos o misántropos.
La desglobalización es una de las principales tendencias de este año, una nueva era y Davos lo confirmó. Lo que viene es una multipoladridad, Latinoamérica es un buen ejemplo que confirma el rumbo, con Brasil a la cabeza.
La cultura digital y sus efectos sociales
Los nuevos paradigmas de la comunicación, escrita u oral impulsan constantes transformaciones sociales, culturales y tecnológicas que están innovando de manera permanente los medios de comunicación y las formas sociales de informar e informarse, se habla del fin de la era de Gutenberg y sobre la muerte del libro impreso y la extinción de la especie lectora, aunque debiera de tenerse en cuenta que la novedad de la cultura digital ofrece nuevas posibilidades de lectura y escritura que se suman a las establecidas por la cultura impresa. Internet es un espacio en el cual se gesta una cultura, con todas las implicaciones que el término implica respecto de la formación de la cultura digital, el agente de cambio no es la tecnología en sí misma, sino los usos y la construcción de sentido alrededor de ella, ya que forja muevas conductas, nuevas percepciones y nuevas sensibilidades y aún no evaluamos con claridad sus efectos.
El tema está en estudio, una de las características centrales de la comunicación digital es que ésta anula las distancias tanto las físicas como las mentales, separa al mensaje del mensajero, los mensajes digitales son horizontales, favorecen la simetría fracturando la jerarquía vertical, afectándola.
En las redes todos somos emisores y receptores, ahí si hay igualdad, la información en las redes es lisa, plana, recta, lo común es que haya conflicto en la comunicación entre el poder y la sociedad horizontal generando indignación por el comportamiento de los poderosos, aunque por lo general, la indignación no traspasa hacia la acción pública transformadora, se queda en lo emocional suele quedarse en la ira, de manera que no induce al cambio, Byung Chul Han, filósofo surcoreano, reflexiona en forma contundente sobre la vinculación entre el Homo Digitalis y poder, internet da la posibilidad al usuario digital de actuar de forma oculta, escondido, de manera que produce individuos aislados, su unidad es inestable, fugaz, no hay solidez de manera que no se visibiliza un futuro cambio social porque no hay unidad ni objetivos, el nosotros no existe en el Homo Digitalis, son individuos solitarios, afirma Han, son sujetos producidos por el neoliberalismo (que en alguna medida se está resquebrajando), pero por ahora se trata de sujetos incapaces de generar energías políticas, son enjambres privatizados, hasta en sus células y el espíritu.
La masificación producida por la digitalización fabrica la anulación de las distancias físicas, mentales, los aparatos digitales impiden que nos veamos a los ojos, son personas iconoclastas, veneramos la imagen, pero ésta pierde su impacto porque carece de temporalidad, las fotos de papel perdían su efecto realista, la digital refleja un presente eterno; en las redes todos somos informadores y a la vez productores de información. Vivimos en la lógica del rendimiento, una distopía —término opuesto a la utopía— tiempo donde no hay ocio ni demora, es la nueva topografía del trabajo, todo debe ser eficiente, calculado, medible.
Hoy existe una masa incalculable de información, hay una masa de datos producidos por una variedad de cazadores de información, mas no se cuenta con una misma masa referenciada en la verdad porque esto requiere búsqueda, demora, tiempo y produce cansancio más en quien la recibe que en quien la produce; el mundo digital requiere espacios flexibles, libres, defensas bajas, el análisis es reemplazado por el cálculo, por lo que el mejor universo es el del «me gusta» muestra clara de defensas bajas, el universo de tecnificadores emocionales facilitan el camino del tránsito informativo que puede conducir al síndrome de fatiga informativa que intoxica.
En el caso del sistema político, éste ha ido perdiendo representación. Es preciso evitar la fragmentación, la tecnocracia, eludir que se carezca de reflexión política para un buen ejercicio del sufragio.
El sistema digital vigila, tiene información sobre los perfiles informativos, musicales, vínculos, geolocalización es un servicio secreto de índole digital, es un poder psicopolítico totalitario, es poder sobre el pensamiento.
Vivir en el horror
La prensa local denunció la inadmisible violencia de género que se ceba contra las mujeres de Coahuila, la que ha cobrado la vida de 154 mujeres coahuilenses en nueve años y que ahora con bestial violencia aniquiló y se llevó a Érika; es urgente proponernos buscar patrones socioculturales de conducta que modifiquen la violencia sistemática de los hombres en contra de las mujeres, no es posible seguir tolerando el machismo sin pausa, la bestial brusquedad del aniquilamiento de la vida femenina.