Destino manifiesto caineano

¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?

Génesis 4,9

Sin tiempo para morir ganadora del Oscar como la mejor canción original, podría considerarse como el tema central de este certamen cuya máxima solemnidad se vio dimensionada por una bofetada a todo color, este incidente que debería considerarse fútil e intrascendente culminó posteriormente con estruendosa ovación al agresor: un distintivo del arquetipo biden-trumpiano del norteamericano promedio; enaltecer una virtud y practicar un vicio.

«Por la autoridad divina» es la ideología que desde su nacimiento ha generado entre los estadounidenses una doctrina llamada «destino manifiesto», que fomenta la creencia de que su nación ha sido llamada por Dios mismo para dominar al mundo y utilizarlo para su exclusivo beneficio. El nombre fue sugerido en 1845 por el periodista John L. Sullivan y adoptado para realizar innumerables conquistas donde lo importante es engrandecerse ellos sin importar vidas ni dignidades de las demás personas o países.

Bajo el pretexto de salvar la «democracia y la libertad» y a los pueblos de las «dictaduras», las tropas norteamericanas han invadido infinidad de regiones en todo el mundo. La primera víctima fue México en 1846 cuando para salvar a los mexicanos del tirano Santa Anna que hasta devoraba niños crudos, declararon una sangrienta guerra que les sumo más de 2 millones de kilómetros cuadrados, mientras Santa Anna seguía «tiranizando» a los mexicanos por otros ocho años.

Después aniquiló los pueblos autóctonos de Norteamérica, asesinándolos y «concentrando» los pocos sobrevivientes en reservaciones. En 1898 para liberar del tirano ibérico a sus exiguos territorios en América, le declara la guerra a España y se apodera de los mismos.

Al nacer el siglo XX, el presidente William Taft declaró: «El hemisferio todo nos pertenecerá, como de hecho, ya nos pertenece moralmente, por la virtud de la superioridad de nuestra raza». En 1903 provocó la separación de Panamá de Colombia, obtuvo el uso del canal, convirtiéndolo, militarmente hablando, en un estado de la Unión. Siguió invadiendo naciones latinoamericanas; su crecimiento mundial surgió en las guerras contra Alemania en 1917 y 1941; tras ellas dejó a muchos países europeos como sus perritos falderos, obligándolos a anexionarse a la OTAN. Luego se lanzó contra Medio Oriente y Asia estableciendo cientos de bases militares y controlando económicamente al mundo a través del petrodólar.

La «Madre Rusia» tampoco es una monja caritativa; ha invadido innumerables ocasiones a sus vecinos desde su creación por Pedro «El Grande» al que tanto admira su actual gobernante, el autócrata Vladímir Putin; este oligarca busca expansionarla y más bien se comporta como Ivan «El Terrible» primer Zar. Ridículamente le acusan de comunista, en realidad es imperialista; basta ver la destrucción de ceremonias y símbolos soviéticos y su demoledor discurso contra Lenin. Llama más la atención la memez e ignorancia de los neonazis mexicanos que desdeñando que Putin es amigo entrañable del líder español de Vox, al que ellos trajeron al senado en septiembre pasado, ahora casi exigen que México le declare la guerra.

Biden jamás ha ofrecido la paz, no le interesa; solamente insulta y agrede echando más combustible al fuego, no le importa en lo más mínimo la vida planetaria; desesperado está dispuesto a llegar a una guerra nuclear con tal de que él se mantenga en el poder; sabe que tiene perdidas las próximas elecciones congresistas y presidenciales. Como todos los tradicionalistas sin excepción, es incapaz de crear algo nuevo; solamente «mueve la cola» (ver película, Wag the Dog); emite insultos risibles e infantiles. Estados Unidos está abismado en descomunal deuda; ha sobreimpreso dólares que ya no son moneda exclusiva de cambio mundial. Es tal su desesperación que está provocando a China imponiéndole sanciones y mandándole buques de guerra a su mar territorial para provocar un conflicto por Taiwán.

Ante estas voces beligerantes suenan las de quienes aman la vida y buscan la paz, el Papa Francisco y varios líderes de naciones neutrales que no aceptan alinearse a ningún bando, por lo que son presionados por los fanáticos de la muerte y la economía bélica, justo ahora cuando el reloj del apocalipsis estigmatiza un segundo para las doce en una muy temida y posible conflagración atómica.

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