El Estado no es él

«No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley…»

AMLO

Tengo un buen amigo rumano que sabe de los horrores de los regímenes como el que López Obrador está empecinado en instaurar en México, y nunca se me han olvidado las palabras que me dijo la primera vez que el tabasqueño lanzó su candidatura a la presidencia de la República: «Espero que los mexicanos no apoyen la llegada de un tipo como él, no les va a alcanzar la vida para arrepentirse de semejante decisión. Van a llorar lágrimas de sangre. No tienen ni idea de lo que es vivir bajo la bota de tipos como él. Te lo digo porque yo he vivido esa tragedia, salí huyendo de mi país con lo puesto». Tampoco se me han olvidado las palabras en perfecto español de Agnese —era el nombre de la persona que fue nuestra guía en Varsovia, cuando estuvimos de visita en Polonia, hace ya algunos años—: «Los polacos apreciamos mucho nuestra libertad, sufrimos mucho la forma en que nos fue coartada, primero por los alemanes y luego por los rusos. No tiene precio poseerla, poder ir de un lado a otro sin que te sientas vigilada, sujeta a represalias. Hoy vivimos en paz, no me importa que mis ingresos seas chiquitos, me las apaño, pero ser libre es la mejor fortuna que un ser humano puede poseer».

Se tardó 18 años en llegar a la presidencia de la república, en el inter violentó la ley una y otra vez, en nombre de su libertad. Tres años lleva desgobernando al país, y cada día lo hace peor. La ley se la pasa por debajo de las extremidades inferiores las 24 horas del día, es manifiesto su desprecio por ella, y ya no tiene recato alguno a decirlo con todas sus letras y, por supuesto, con su actuar. Se comporta como lo que ha sido siempre, un déspota, y ahora con poder, con todo el poder que el sistema político que pervive en México le ha dado a los que se convierten en presidentes del país, pero éste no tiene recato alguno. Y sabe que puede porque en este país no existen los contrapesos institucionales, es más, millones de mexicanos no saben ni que rayos es eso y se trata de una perversión deliberada, porque nunca los Gobiernos que hemos tenido se han ocupado de abrirles los ojos para que se interesen, aunque sea un poquito en los asuntos de su casa grande. El desconocimiento de la ley es abrumador, a más de vergonzoso… ¿Y qué? ¿A quién le importa? Casi a nadie.

Y nomás mire usted, que tan generosamente me lee, el resultado de tamaña ausencia. El domingo 10 de abril nos costó a los mexicanos el capricho de López Obrador, alias revocación de mandato, mil 700 millones de pesos. Si trasladamos el monto a cuánto costó cada voto, es una mentada de madre. Tomando en cuenta el número de participantes, un total de 16 millones 489 mil 692, cada voto costó poco más de 100 mil pesos. Solo el 17.76% del listado nominal votó. Pudrió una figura respetable de la democracia directa, con todas las porquerías que se implementaron por parte de él y secuaces que lo acompañan. Fueron una vergüenza los acarreos de gente de la tercera edad y de jóvenes, cobraron fuerte los programas asistencialistas de ambos grupos. Madre de Dios, que lastre tan grande engendran la marginación material e intelectual, y por supuesto los vividores haraganes que abundan entre los receptores del repartimiento del dinero de nuestros impuestos por este Gobierno de cuarta que tenemos en México, y cuyo líder amenaza con la perpetuación del mismo per saecula saeculorum. Que cinismo de ca$53#2, diría mi tía Tinita.

Y paso a otro capítulo de esta pesadilla consentida, que de cristalizar será otro golpe duro para la democracia y también, claro que también, para la economía. En el mes de octubre de 2021, López Obrador envió a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma constitucional en materia energética que favorece arbitrariamente a la CFE, generando prácticas monopólicas a favor de esta empresa del estado en el Sistema Eléctrico Nacional. A más de establecer al litio como mineral estratégico, y que el Gobierno tenga el dominio total sobre él. La oposición presionó para que se convocara a un Parlamento Abierto en el que especialistas en la materia emitieran opinión al respecto. Y se llevó a cabo, docenas de expertos se presentaron durante 45 días, pero bastó una mañanera para que el individuo que desgobierna México ordenara a sus mozos de espadas que cobran como legisladores para que mandaran al carajo todas las intervenciones y recomendaciones de los participantes.

Es una propuesta que atenta contra la libre competencia y la producción sostenible de energía verde y limpia para consumir en México, que son elementos fundamentales para el bienestar de las familias mexicanas. Que de ser aprobada golpeará la economía familiar, ya que provocará un encarecimiento de la luz en los hogares y los negocios, y afectará de manera irremediable al medio ambiente, y la salud de los mexicanos. Por otro lado, destruye los órganos reguladores de energía que tanto esfuerzo ha costado construir. Le da un revés a los avances en energías limpias, que son menos caras y más eficientes, y representa una violación a diversos tratados internacionales signados por México.

Cabe subrayar que las tarifas eléctricas dependen de un acuerdo publicado el 28 de diciembre de 2018, por la SHCP y si en represalia por no aprobar su reforma, López Obrador pretende encarecer artificialmente la energía eléctrica, y luego culpar, como es su costumbre, a la oposición, afectando con ello a los mexicanos, quedará de manifiesto una vez más que el bienestar del pueblo le importa una pura y dos con sal. Con la reforma, en los términos que la ha enviado, subrayo, la gente pagará más en sus recibos de luz porque esta reforma favorece el control de la CFE en la industria eléctrica, que produce energía con métodos más costosos, ineficientes y contaminantes, que las alternativas de las limpias. Además, de todos es sabido que, a menor competencia, los monopolios tienden a establecer mayores precios, y a disminuir la calidad de sus servicios. Por ende, también habrá un aumento generalizado en los precios finales de bienes y servicios que son consumidos o producidos en nuestro país. Asimismo, al cancelar los certificados de energías limpias, pretende impulsar la utilización de métodos contaminantes como el combustóleo, y afecta la inversión que venía creciendo en empresas dedicadas a las energías limpias, que generan empleos y contribuyen a un mayor cuidado del medio ambiente. Hay un daño a la salud, porque CFE opera mayormente con plantas generadoras de energía basadas en combustóleo y fuentes fósiles, que contienen una carga importante de generación de contaminantes, como lo son las partículas PM 2.5 y los óxidos de azufre producidos por la CFE, que, de acuerdo con los datos del IPN, la UNAM y el Instituto Mexicano del Petróleo, son la causa de más de 24 mil muertes prematuras en el país. Cabe destacar que la circunstancia de que CFE (54%) centralice y monopolice la industria eléctrica, y obstaculice a los privados permitiéndoles una participación de hasta el 46% del mercado con dificultades y barreras de entrada, es muy grave, porque CFE no tiene la capacidad de generar ni siquiera ese 54%, tal como ya se ha visto con los apagones y el desabasto de gas de 2020, e inicios de 2021. La reforma lópez obradorista viola también tratados internacionales como el T-MEC, el Acuerdo de París y la Agenda 2030, lo que reduce la confianza de los inversionistas y también propicia la salida de capitales. Habría mayor afectación económica en un país ya de por sí debilitado por decisiones erróneas en el manejo de las inversiones y la política nacional. El espacio se me acaba, pero es importante que usted sepa que hay una contrapropuesta de la oposición expresada en 12 puntos. Me voy a permitir mencionar algunos de ellos: Se establece el acceso a la energía eléctrica como un derecho humano. Se establecen mecanismos para que se permita generar su propia energía o comprarla a los precios más bajos y estables posibles. Se establece la transformación de CFE Suministro Básico en una empresa del estado independiente, es decir, Suministro Básico del Ciudadano. Se prescribe la obligación del estado para conducir la transición energética, con la participación del sector público, privado y social, teniendo como objetivo central la lucha contra el cambio climático y el cumplimiento de los acuerdos internacionales en la materia. Se otorga Autonomía Constitucional a la Comisión Reguladora de Energía y al Cenace. El estado mantiene, reafirma y fortalece su rectoría en el sector eléctrico a través de la Planeación del mismo con la constitución de la Comisión Nacional de Redes Eléctricas, Organismo Autónomo del Estado. Y la Cenace absorbe la planeación general del Sistema Eléctrico y la Transmisión y Distribución (CFE transmisión y CFE distribución) y se transforma en la Comisión Nacional de Redes Eléctricas. Es decir, se le ponen equilibrios a CFE. Hay más.

Cuando esto escribo todavía no tiene lugar la sesión del Congreso convocada para votar esta «reforma» el domingo 17 de abril. Vamos a ver que ocurre. Cualquier cosa puede ordenar el hombre que manda en México con todos los bártulos de un dictador. Solo da instrucciones a su mayoría «parlamentaria» y ésta acata sin chistar. Y vamos a ver también si la oposición se comporta a la altura de su responsabilidad. A Morena no le alcanzan los votos, espero que no haya en el Congreso quienes se la completen.

Licenciada en Derecho, egresada de la UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

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