¿A dónde se van los recuerdos perdidos? La ciencia ha sostenido que los recuerdos no desaparecen, sino que con el tiempo se vuelven débiles y dejados de lado por nuevos. Infinidad de estudios han demostrado que el cerebro, a través de los recuerdos, no siempre muestra un fiel reflejo de lo que en realidad nos ocurrió en el pasado. Un grupo de científicos de las universidades de Birmingham y Cambridge dieron una respuesta a esto. Lo hicieron con una investigación en donde se logró aislar ese mecanismo automático del olvido en nuestro cerebro, que facilita lo que nos conviene recordar o no; demostrando que la evocación repetida de un recuerdo nos hace olvidar otros.
En términos simples, significa que mientras más intentamos recordar, más difícil resulta hacerlo. Olvidamos lo que queremos recordar y recordamos lo que queremos olvidar. El recuerdo de algo concreto provoca el olvido de un recuerdo similar, pero «perturbador», ya que el cerebro reprime activamente los recuerdos que compiten, afirman investigadores en un artículo publicado en la revista Nature Neuroscience. Según el estudio, los recuerdos son un camino de doble sentido y existen mecanismos de inhibición que los reprimen y que provocan interrupciones cuando alguien quiere recordar algo concreto y que poco a poco, esa represión provoca que se borre. Pero también hay fuertes indicios que aseguran lo que parece un contrasentido: Recordar puede provocar olvido.
Los investigadores escanearon el cerebro de los participantes en el estudio con una técnica que representa sus zonas activas, con lo que prácticamente puede observarse cómo funciona. En un primer experimento, debían recordar la primera imagen que habían aprendido en relación con la palabra, mientras que la segunda imagen se consideraba como factor perturbador.
Después, debían señalar si habían recordado una cara o un objeto. Los investigadores buscaban determinar si los participantes habían recordado la imagen correcta, lo que sucedió en el 74% de las pruebas. En los casos en los que cometieron un error, recordaron más a menudo la segunda imagen que una tercera. Pero con el transcurso de los intentos, eso ocurría cada vez menos, lo que indica que hay un mecanismo de inhibición que reprimía el recuerdo «perturbador».
Finalmente demostraron que hay una relación entre la actividad en la corteza prefrontal del cerebro y la supresión de recuerdos: cuanto mayor es esa actividad, más fuerte es el olvido. La investigación muestra que la gente contribuye a lo que recuerda de su vida y que la idea de que el acto de recordar influye en el olvido, que puede ser de mucha ayuda cuando alguien intenta olvidar un recuerdo negativo.
Hace 100 años, el arqueólogo de la mente, Sigmund Freud, confirmó esta teoría cuando dijo que «Recordar es el mejor modo de olvidar».
La investigación, vuelve evidente que la mente es capaz de deformar y moldear continuamente los recuerdos. Lo hacemos porque algunos duelen y deseamos creer que lo ocurrido jamás ocurrió. Pero en todo esto existe algo indiscutible, que significa que para bien o para mal, nuestros recuerdos y la percepción del pasado han creado nuestra personalidad actual. El pasado, es eso a lo que hacía referencia el Premio Nobel de literatura, el escritor inglés Harold Pinter como «Lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar».
El pasado es la fuerza que impulsa a muchos a seguir adelante; mientras que, para otros, la memoria solo funciona hacia atrás, por lo que sería probable que, sin un pasado doloroso, los seres humanos actuaríamos mejor con nuestros semejantes. Quizás, ha llegado el momento de modificar esa famosa frase, pues «Recordar… No siempre es volver a vivir».
Para olvidar
Por cierto, lo que sí están para olvidar, son muchas opiniones vertidas en Coahuila estos días posteriores a la revocación de mandato. Prejuicios de ambos lados, falta de rigor estadístico, comparaciones de años y resultados de elecciones estatales, municipales y federales con consultas y proyecciones para obtener un resultado de acuerdo a lo que quisieran que pasara. Este ejercicio sui géneris y particular, no explica el pasado ni puede pronosticar el futuro. Peras con manzanas.