En medio de tensiones con los medios de comunicación, el presidente argentino ordena cerrar la tradicional agencia de noticias Télam. Es un tropello a la democracia, acusa el gremio
Las relaciones del presidente argentino Javier Milei con la prensa van de mal en peor. Al cierre de Télam, una de las agencias de noticias en español más longevas del mundo, que causó indignación en el gremio y marchas de repudio en la capital de la nación sudamericana, siguieron las fuertes críticas que en una extensa publicación en X (antes Twitter) les dedicó a los periodistas de su país, a los cuales calificó de sucios, mentirosos, y corruptos.
Fue el 10 de abril cuando el mandatario sudamericano publicó en su cuenta oficial de X un extenso alegato donde aseguraba que «el periodismo se ha acostumbrado, a lo largo de las últimas décadas, a que deben ser tratados como profetas de la verdad única e incontrastable, a los que no se puede criticar, ni desmentir, ni corregir. Si alguien osa cometer esa imprudencia, es castigado al unísono por todos los miembros de la corporación y sus agrupaciones».
«Se han metido con aspectos de mi vida privada, han mentido, me han injuriado, calumniado, se han metido con mi hermana, con mis padres, se han metido hasta con mis perros».
Javier Milei, presidente de Argentina
Milei aprovechó el espacio para poner en duda la nobleza actual del periodismo, un oficio que calificó de noble en su naturaleza intrínseca, pero que, a su juicio, ha perdido sus valores para favorecer intereses mercantilistas. «Lo indignante de todo esto no es la pretendida superioridad de quienes ejercen un rol que, en esencia, es efectivamente noble, sino que al igual que ha ocurrido con todo el resto de las cuestiones vinculadas a la política, el periodismo se ha corrompido, ensuciado y prostituido al calor de los sobres y la pauta oficial», expresa.
Tampoco pone en duda el presidente la complicidad entre el poder político y la prensa. «La extorsión es moneda corriente. La mentira, la difamación, la calumnia son algo frecuente también. Primero te pegan, y después te pasan la factura. Cifras siderales. Pero como la mayoría de los políticos son los que pagan, quedan presos de su propia trampa, ya que nunca pueden contestar los ataques a riesgo de que expongan sus negocios».
Y cierra su publicación dejando en claro que su Gobierno no incluye esas prácticas. «No tenemos negocios con nadie. Y no nos vamos a quedar callados frente a las operaciones, la mentira, la calumnia, la injuria o la difamación. Vamos a contestar. Vamos a decir nuestra verdad. Vamos a bajarlos de esa Torre de Marfil en la que creen que viven.
»Porque libertad de expresión significa que nadie puede evitar que hablemos.
»Ni siquiera los sagrados periodistas».
El mensaje se hizo público pocas horas después de una intensa jornada de críticas y cuestionamientos contra él y su ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, por el vergonzoso fiasco que significó basar parte de su política económica en mediciones de precios que resultaron ser falsas.
Pero la historia no termina ahí. El 14 de abril, Milei redobló su ataque contra la prensa en una entrevista con el presentador estadounidense Ben Shapiro. «La peor cloaca del universo está en los medios argentinos», afirmó el mandatario. «Se han metido con aspectos de mi vida privada, han mentido, me han injuriado, calumniado, se han metido con mi hermana, con mis padres, se han metido hasta con mis perros», aseguró.
Cierra Télam
Fue sin duda el anuncio del cierre de Télam, hecho por Milei el 1 de marzo, durante su discurso de apertura de sesiones ante la Asamblea Legislativa, la señal más clara de desencuentro entre la industria de la prensa y el presidente argentino. A juicio del mandatario, la otrora mayor agencia de noticias de Latinoamérica —en funciones desde 1945 y proveedor de información periodística a dos mil 800 abonados— fue utilizada como «propaganda kirchnerista», en referencia al partido político opositor liderado por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Desde el 4 de marzo la página web de Télam fue deshabilitada y el edificio donde funciona la redacción se encuentra vallado y custodiado. «Es un atropello a la democracia y a la libertad de expresión y por eso la vamos a defender», denunció el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).
En tanto, la Asociación de Corresponsales Extranjeros de Argentina hizo hincapié en «la necesidad de que el país cuente con una agencia de noticias de carácter estatal —y no gubernamental— que garantice a la ciudadanía el acceso a una información plural y que apuntale la difusión noticias que, por razones obvias, no suele ser de interés de los medios de prensa comerciales, pero que sí son vitales para la opinión pública».
Agregó que «si, efectivamente como se anuncia desde el Gobierno, Télam ha perdido su rol y capacidades de informar con equilibrio y neutralidad, el camino debería ser reformularla y no aniquilarla. Acaso podría salir del ámbito del Poder Ejecutivo y afincarse un espacio de control parlamentario, con chequeos multipartidarios, como ocurre en varios países de la Unión Europea».
Por su parte, Alejandro Linares, investigador asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), doctor en Ciencias Sociales y especialista en comunicación, asevera que «el cierre de Télam sólo puede hacer que haya menos noticias, menos pluralismo, menos diversidad y menos calidad informativa en lo inmediato para el resto del ecosistema mediático. Esto repercute en las audiencias porque significa menos libertad de expresión y menos pluralismo para esas audiencias, que ven recortado en calidad y en cantidad el periodismo que reciben». E4