El reto del PRI para Coahuila y Estado de México

Si algo prueban los resultados de las seis elecciones de gobernador pasadas, es que el CEN del PRI sirve más para dañar que para fortalecer a sus candidatos. Fue responsabilidad del CEN que el PRI virtualmente perdiera el registro en Quintana Roo, de la misma forma que el desastre de Hidalgo fue debido al contubernio con la dirigencia del PAN para imponer a la candidata afín a Rubén Moreira sobre la poderosa clase política local. Durango fue un buen resultado a pesar de su cúpula en la Ciudad de México.

El desprestigio reciente del PRI viene de su dirigencia nacional. Las dificultades con la justicia penal de Moreira en Coahuila y de Moreno en Campeche son consecuencia de una conducta delictiva a lo largo de toda su trayectoria política. Su enriquecimiento ha sido desmesurado, como el de otros gobernadores, muchos de ellos ahora en la cárcel. Ambos invocan persecución a manera de ganar impunidad.

Este mes, Morena adelantará a Delfina Gómez como candidata mediante un cargo de dirigencia local relativa a coordinación de los comités de defensa de la 4T, figura para eludir cargos por actos anticipados de campaña, un evidente fraude a la Ley. Si hay congruencia, Ricardo Mejía debe ser seleccionado en Coahuila. En ese entorno el PRI deberá perfilar en breve candidatos para ambas elecciones.

Por su parte, el INE ratificará el criterio absurdo de imponer equidad de género en cargos unipersonales, a contrapelo de la democracia interna de los partidos, determinación sin precedente en el mundo democrático. Pero así son estos tiempos, y eso significa que lo más probable sea que en el Estado de México el tricolor postulará candidata y en Coahuila candidato, seguramente Manolo Jiménez Salinas, quien hoy encabeza las intenciones de voto priistas y en la contienda constitucional.

Que el PRI tenga que presentar candidata en el Estado de México compromete el acuerdo de coalición con el PAN y con Movimiento Ciudadano, porque ambos tienen prospectos competitivos hombres, Enrique Vargas y Juan Zepeda, respectivamente. Alejandra del Moral, la dirigente que llevó al PRI y a la coalición al triunfo en la pasada elección, es quien tiene mayor respaldo de la clase política local, aunque Ana Lilia Herrera también tiene lo suyo. Si declinara Vargas, él sería quien escogería candidata.

La idea de una elección primaria es la fórmula idónea para ambos estados de construir una alianza opositora incluyente. El problema es que el criterio de paridad del INE conspira contra esta solución democrática. Coahuila intentó modificar su Constitución, pero enfrentó el criterio de la mayoría en la Corte, que pretendió imponer desde ahora que todos los partidos postularan mujeres, incluso los independientes. Si el panismo postulara hombre en el Edomex, no podrá sumarse en coalición con el priismo en Coahuila, ya que seguramente su candidato será hombre.

La Constitución no determinó la equidad de género en cargos unipersonales. El criterio del INE, respaldado en su momento por el Tribunal Electoral y, por lo que se sabe, por la mayoría de la Corte, significaría que también en la Presidencia habría alternancia de género, por encima del derecho a ser votado, esto es, se despojaría a la mitad de la población de tal posibilidad. El populismo tiene diversas expresiones y ésta es un claro atentado a dicho derecho, mientras que la democracia interna de los partidos, al igual que en el pasado, es ignorada. El desprestigio de los partidos deviene de su autoritarismo y especialmente de su cerrazón para postular candidatos de manera democrática.

La realidad es que de no acordar género entre los integrantes de la alianza Va por México, difícilmente habrá coalición formal. Es posible que el acuerdo será por la vía de los hechos, para que ante la proximidad de la elección, candidatos o candidatas declinen por quien tenga mayores posibilidades de derrotar al adversario común, en el supuesto de que les llevara ventaja. Todo está por verse.

Santiago Creel y Enrique de la Madrid

No se entiende el porqué, pero muchos de los malquerientes de López Obrador en los medios se regocijan de que la oposición esté tan mal, pero peor está quien gobierna. La dupla que domina el PRI, Moreira y Moreno, es indefendible, pero es considerablemente más pernicioso lo que se hace desde el poder. Claro que es decepcionante que cuando el país más necesita de la oposición, ésta es penosamente deficiente e incompetente.

Sí, está mal la oposición. Pero también lo están los factores de poder que debieran actuar para contener el abuso del Gobierno. No lo hacen ni para proteger sus intereses. La cúpula empresarial confirma su condición de comparsa de quien gobierna, esto incluye a buena parte de los empresarios de los medios de comunicación. Por miedo o por connivencia, las élites han quedado muy distantes del sentido de dignidad de sus predecesores, cruciales en la democratización del país. La oposición formal está mal; la informal, descastada. A fuerza de agravio, la iglesia y la comunidad judía responden al insulto y al abuso.

Es un respiro escuchar dos prospectos que en mucho dignifican a la oposición. Santiago Creel y Enrique de la Madrid. Dos opciones con trayectoria partidista y en el servicio público. Son parte de la cantera de políticos mexicanos que han servido con lealtad al país y, en sus respectivos momentos, acreditado profesionalismo y compromiso. Cualquiera de los dos sería un buen candidato y un buen presidente. Remitirse a las encuestas a manera de evaluar proyectos o prospectos, es renunciar a lo más elemental de la inteligencia y de la razón política.

Creel y De la Madrid son perfiles diferentes no sólo por su afinidad partidaria. Santiago es y ha sido abogado de sólida trayectoria profesional como postulante; integrante del Consejo General del INE en un momento crucial de la democracia mexicana; activo en organizaciones civiles con tal propósito; secretario de Gobernación; precandidato presidencial y legislador. Actualmente tiene una importante responsabilidad en la dirección nacional del PAN y en la Cámara de Diputados.

Enrique de la Madrid, en su trayectoria en el servicio público ha trabajado con presidentes del PRI y del PAN; secretario de Turismo en el Gobierno anterior, quien sin impostura ni pretensiones viajaba en líneas aéreas comerciales; legislador y actualmente entrevera actividades académicas con su acción política. En la crisis del PRI y en el desprestigio de muchos de sus cuadros históricos, figura como una opción digna y confiable. Con singular claridad y rigor de juicio, presenta diagnósticos y, especialmente, plantea propuestas y respuestas.

Una lectura a profundidad y con rigor del elector urbano mostraría que hay condiciones para la alternancia en la Presidencia. El descontento y la preocupación por el porvenir alcanzan al actual Gobierno y al presidente López Obrador. Las condiciones de competencia son mayores de las previsiones de muchos observadores. No lo vieron venir en 2021. En política electoral lo más visible, lo más obvio, no siempre es lo que acontece.

El fatalismo recorre en buena parte de los observadores críticos del Gobierno, a grado tal que ponderan a quienes se anticipan en campañas y a quienes el mismo promotor califica despectivamente como «corcholatas». Con prejuicio y simpleza, se dice que no hay espacio para opciones dignas y competitivas como las de Creel y De la Madrid. No son las únicas. Allí están cinco senadoras valientes y de calidad política: Beatriz Paredes, Lily Téllez, Xóchitl Gálvez, Kenia López, Claudia Ruiz Massieu. La de Luis Donaldo Colosio también vale. Miguel Riquelme, Mauricio Vila y Mauricio Kuri, los gobernadores de Coahuila, Yucatán y Querétaro, respectivamente, no son para soslayarse, aunque su misión quizás sea dirigir a sus partidos. No son todos, incluso cabe la posibilidad de una fractura entre los contendientes de Morena.

Visibilidad y la competitividad son potenciados por la contienda, sin anticipar resultados. La política es la construcción de lo impensable y hasta de lo imposible. La democracia da para ello. En todo caso, se requiere imaginación y visión. Queda de relieve que muchos mexicanos están a la expectativa de una opción digna, confiable, que cumpla lo que promete. Creel y De la Madrid son los primeros, y tienen con qué.

Autor invitado.

Deja un comentario