Empieza cuenta regresiva para elecciones

Está encima ya, días de por medio, la jornada electoral y algunos de los candidatos a la gubernatura han intensificado sus diatribas a falta de propuestas por el desconocimiento de la problemática que aqueja a nuestro Estado, pues con discursos inciertos comentan a los electores que ellos tienen la solución a los problemas.

Los golpes bajos, las mentiras, la creación de estrategias dañinas encaminadas a desviar la atención del electorado con el objeto de desvirtuar el camino andado del candidato que tiene el sitio delantero en la carrera, son provocados cada día en un juego sucio basado en la impotencia.

Toda esa perversidad la estamos viviendo en esta campaña con tiradores que saben que no pueden asirse al triunfo, tomando en cuenta que la capacidad política y de respuesta les es ajena, y que sus penetraciones entre la ciudadanía se topa con una barrera en virtud de que sus arengas han sido insustanciales y ofensivas en lugar de aprovecharlas ofreciendo propuestas que vayan aparejadas con soluciones, ya que utilizan ese tipo de procedimientos fallidos solo para insultar.

El proselitismo hecho por los candidatos ya dieron resultados que difícilmente sufrirán algún cambio. Las encuestadoras más serias del país indican que el candidato de la alianza, Manolo Jiménez, sigue en la punta, seguido por Armando Guadiana, que media alrededor de 20 puntos abajo, y no se diga Ricardo Mejía y Lenin Pérez cuyas puntuaciones, con relación a los primeros lugares, no alcanzarán.

La democracia exige que la voluntad ciudadana sea respetada en toda su extensión, y no aceptar circunstancias forzadas que provoquen dudas en los electores con el fin de distorsionar el resultado de las elecciones y lograr ventajas para alguien que no ha sido favorecido.

Una vez que la autoridad electoral compruebe fehacientemente el resultado de los comicios y proclame el nombre del triunfador, éste deberá ser respetado de manera que el evento no pretenda judicializarse pretextando alguna inconsistencia y así querer manchar la jornada y al ganador.

Las muestras de cinismo que han mostrado algunos candidatos en la competencia han sido un ejemplo para vislumbrar en el horizonte cercano la derrota bien ganada, pues ya midieron que la victoria no les pertenece.

Las denostaciones que siguen lanzando los candidatos de Morena y del Partido del Trabajo no son sustentadas, pues mientras que el señor Mejía sigue combatiendo con el de Morena tachándolo de ser una persona con muchos años arriba y por consiguiente sin energía para realizar un trabajo, además de obtener ganancias que caen dentro de la corrupción traficando con el carbón, por lo que será fácil que lo seguiría haciendo al amparo del poder.

En contrapartida, Guadiana le ha manifestado al señor Mejía en forma contundente que en Coahuila no es conocido por su ausencia de casi veinte años, y que además usa el nombre de presidente de la república en forma ilegítima al presumir que forma parte de la 4T.

Lo que no ha podido quitarse el candidato de Morena es el estigma que lo tiene marcado desde hace muchos años hasta nuestros días, cuando a pregunta expresa contestó que él no es lo que se dice honrado honrado. Él mismo se calificó, él mismo se inmoló, es decir, él mismo se eliminó desde entonces. ¿Y luego?

Por otro lado, el señor Mejía le endosó al señor Manolo Jiménez su pertenencia a la Legislatura 58 que fue la que autorizó la deuda de Coahuila, cuando en realidad fue la 59 a la que perteneció el candidato del PRI.

Y por lo que se refiere al señor Lenin Pérez de la UDC, pues ni para atrás ni para adelante, a él solo le interesa completar el 3% de los votos con el objeto de seguir gozando de las prerrogativas, como desde hace años.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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