Eutanasia, la vida frente al espejo; ¿se puede morir sin sufrimiento?

España y Nueva Zelanda legalizaron la muerte asistida en 2021 y se espera que otras dos naciones las imiten este año. En México, Movimiento Ciudadano propone la creación de la Ley General de Voluntad Anticipada. El papa Francisco pide no rendirse ante las adversidades

Luchar contra la cultura del «descarte»

Colombia llamó la atención del mundo entero cuando a inicio de este año, en fechas consecutivas —7 y 8 de enero— aplicó la eutanasia a dos pacientes sin que ninguno de ellos padeciera una enfermedad terminal.

Se trató de Víctor Escobar, de 60 años, quien necesitaba oxígeno en su vida diaria porque sufría de enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), la cual se considera irreversible. Además de presentar problemas de movilidad luego de haber sido operado en la columna en tres ocasiones.

«Soy una persona católica, me considero muy, muy creyente. Pero Dios no me quiere ver sufrir a mí. […] Con una esclerosis lateral en el estado que la tengo, lo mejor que me puede pasar es que me vaya a descansar».

Martha Sepúlveda

También optó por la muerte asistida Marta Sepúlveda, de 51 años, diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), otra dolencia sin cura que provoca la degradación de las células nerviosas y reduce paulatinamente la funcionalidad en los músculos hasta que la persona afectada usualmente fallece por insuficiencia respiratoria.

«Soy una persona católica, me considero muy, muy creyente. Pero Dios no me quiere ver sufrir a mí. […] Con una esclerosis lateral en el estado que la tengo, lo mejor que me puede pasar es que me vaya a descansar», dijo Sepúlveda (BBC, 09.01.22).

Esta «flexibilización» en las reglas de un procedimiento dirigido —en teoría— solo a quienes son víctimas de una enfermedad terminal volvió a abrir el debate sobre los límites para aplicar la eutanasia. En Holanda, por ejemplo, es común que los pacientes con demencia senil soliciten la muerte asistida. Pero en las últimas etapas de esta enfermedad, muchos ya no están en uso de sus facultades mentales y son incapaces de dar su consentimiento. Si en un caso así, un médico accediera a hacerlo, se enfrenta a un proceso judicial.

Una de las razones que hace tan difícil entender el fenómeno de la eutanasia es que cada país maneja sus propias condiciones para ejecutarla y, de hecho, el término ni siquiera cuenta con una definición absoluta.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como la «acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente», el Instituto Nacional del Cáncer de los organismos nacionales de la Salud de Estados Unidos la concibe como la «muerte fácil o sin dolor, o la terminación intencional de la vida de una persona que padece una enfermedad incurable o dolorosa, a solicitud de la misma».

Actualmente, Colombia es el único país de Latinoamérica donde la eutanasia es legal, pero ya suman siete alrededor del mundo. El primero fue Países Bajos, en 2002. Otros cuatro se agregaron en los últimos seis años, la mitad de ellos —España y Nueva Zelanda— en 2021. Bélgica, por su parte, se convirtió en el primero en aplicarla a un menor de edad, en septiembre de 2016.

Según las estadísticas del «Informe anual de la ley de eutanasia» en el año 2020 tan solo en Canadá se reportaron 7 mil 595 casos practicados; 6 mil 938 en Países y 2 mil 444 en Bélgica.

Se espera que nuevas naciones se incorporen al grupo este año cuando se firme el proyecto de ley portugués —en 2021 fue rechazado por hallársele demasiadas imprecisiones en la definición de los requisitos— y se celebre el referéndum italiano sobre la misma iniciativa, que ya fue registrada en el Parlamento. El tema se llevará a debate en Reino Unido e Irlanda.

Voluntad anticipada

La Constitución Mexicana no prohíbe explícitamente la eutanasia. En cambio, el artículo 166 Bis 21 de la Ley General de Salud señala que «queda prohibida la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por piedad, así como el suicidio asistido conforme lo señala el Código Penal Federal».

Este último, en su artículo 312 establece a su vez que «el que prestare auxilio o indujere a otro para que se suicide, será castigado con la pena de uno a cinco años de prisión; si lo prestare hasta el punto de ejecutar él mismo la muerte, la prisión será de cuatro a doce años».

No queda duda entonces sobre el carácter ilegal de la eutanasia en México. Sin embargo, hay otro recurso disponible que, sin ser exactamente igual, en determinadas condiciones cumple una función similar.

Se trata de la Ley de Voluntad Anticipada, definida según su artículo 1, como «la decisión que toma una persona de ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la persona».

Aunque uno y otro procedimiento defienden la oportunidad de brindarle a un ser humano acceso a una muerte sin sufrimiento físico, ambos presentan diferencias notables. En el caso de la eutanasia, se trata de una acción médica directa que provoca ex profeso la muerte del paciente —una inyección letal, por ejemplo—, mientras que la voluntad anticipada es la decisión que toma el paciente a ser sometido o no a medios, tratamientos o procedimientos científicos que pretenden prolongar su existencia cuando se encuentre en etapa terminal, por lo tanto no alarga ni acorta la vida, sino que respeta el momento natural de la muerte y favorece la atención y el uso de cuidados paliativos. En pocas palabras: la primera mata, la segunda deja morir.

La Ciudad de México fue la primera entidad de la nación en aprobar la Ley de Voluntad Anticipada en enero de 2008. Desde entonces se han sumado otros 13 estados de la república (Aguascalientes, Coahuila, Colima, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán) y más de 10 mil personas han hecho uso del documento.

Para firmar un acuerdo de voluntad anticipada no es necesario estar enfermo o haber sufrido un accidente. De manera preventiva, cualquier persona mayor de edad puede hacerlo, ante notario público, acreditando su identidad, eligiendo a sus representantes y expresando su voluntad. Al elaborar el documento, además, la persona tiene la oportunidad de manifestar si desea o no donar sus órganos después del deceso.

México, otro paso a favor

El 6 de enero —un día antes de que se le aplicara la eutanasia al colombiano Víctor Escobar y dos de que sucediera lo mismo con su compatriota, Martha Sepúlveda— la Cámara de Diputados dio a conocer en su boletín 817 que el diputado de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, presentó una iniciativa para modificar los artículos 4 y 73 de la Constitución con el objetivo de reconocer el derecho de toda persona a ejercer la voluntad anticipada, así como a morir en condiciones de dignidad.

Propone facultar al Congreso de la Unión para emitir una Ley General de Voluntad Anticipada, con el fin de que se regule de manera específica el acceso a este procedimiento.

En el caso del 4° constitucional sugiere especificar que toda persona tiene derecho a ejercer la voluntad anticipada de manera libre, expresa e informada pues el derecho a la vida digna contiene de manera implícita el derecho a la muerte digna.

Respecto del artículo 73 plantea que se expida la Ley General que establezca los principios y bases a los que deberán sujetarse los órdenes de Gobierno en materia de voluntad anticipada.

El Congreso de la Unión tiene un límite de 180 días para emitir la Ley General de Voluntad Anticipada. De hacerlo, todos los mexicanos tendrían la posibilidad de firmar un acuerdo —hasta ahora solo disponible para los residentes de 14 entidades federativas— que les permita rechazar tratamientos médicos cuando se encuentren en etapa terminal. El país, además, habrá dado otro paso que lo acerque a la implantación de la eutanasia. E4

Eutanasia activa legal

País   Año de aprobación
Países Bajos 2002
Bélgica             2002
Luxemburgo     2009
Colombia          2015
Canadá             2016
España              2021
Nueva Zelanda2021
Fuente: BBC

Estados con leyes de Voluntad Anticipada

  • Aguascalientes
  • Ciudad de México
  • Coahuila
  • Colima
  • Estado de México
  • Guanajuato
  • Guerrero
  • Hidalgo
  • Michoacán
  • Nayarit
  • Oaxaca
  • San Luis Potosí
  • Yucatán
  • Tlaxcala

Fuente: www.gob.mx


Luchar contra la cultura del «descarte»

La Iglesia católica ha representado por años un sólido bastión de resistencia contra la eutanasia. Aun el papa Francisco —uno de los pontífices más progresistas que haya pasado por el Vaticano y de los pocos en aceptar los errores cometidos por su gremio— ha sido tajante en mostrar su rechazo ante toda práctica que atente contra la vida, ya sea el aborto, el suicidio o la muerte asistida.

En 2019, poco después que la joven neerlandesa Noa Pothoven —de 17 años— pidiera apoyo a una clínica para poner fin a su vida al no superar un trauma de abusos sexuales, el papa Francisco publicó en su cuenta de Twitter: «La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta que hemos de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las personas para devolverles la esperanza» (05.06.19)

«La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta que hemos de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las personas para devolverles la esperanza».

Papa Francisco

El sumo pontífice destaca el vínculo entre esta práctica y el empobrecimiento espiritual de la sociedad, cada día menos dada al esfuerzo y más proclive a las soluciones expeditas, sin valorar cuán radicales son.

«En el inconsciente colectivo de la cultura del descarte, los viejos molestan. Los enfermos más terminales también. […] Esa cultura del descarte nos ha signado. Signa a los jóvenes, signa a los viejos. Influye mucho sobre uno de los dramas de la cultura actual europea. En Italia la edad media es de 47 años. En España creo que es mayor. La pirámide se ha invertido, es el invierno demográfico en el nacimiento, en el caso del aborto. Se mira el provecho, se mira andar adelante a veces usando la compasión, que no sufran» (El País, 01.09.21).

Incurables, no «incuidables»

Poco antes de que España aprobara la eutanasia, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española publicó, el 14 de septiembre de 2020, una nota con el título «No hay enfermos “incuidables”, aunque sean incurables», en la que se examinan los argumentos de quienes desean favorecer la eutanasia y el suicidio asistido, poniendo en evidencia su inconsistencia al partir de premisas ideológicas por encima de la realidad de los enfermos en situación terminal.

«Insistir en “el derecho eutanasia” es propio de una visión individualista y reduccionista del ser humano y de una libertad desvinculada de la responsabilidad. Se afirma una radical autonomía individual y, al mismo tiempo, se reclama una intervención “compasiva” de la sociedad a través de la medicina, originándose una incoherencia antropológica. Por un lado, se niega la dimensión social del ser humano, “diciendo mi vida es mía y sólo mía y me la puedo quitar” y, por otro lado, se pide que sea otro —la sociedad organizada— quien legitime la decisión o la sustituya y elimine el sufrimiento o el sinsentido, eliminando la vida», advierte la nota.

«Una sociedad no puede pensar en la eliminación total del sufrimiento y, cuando no lo consigue, proponer salir del escenario de la vida; por el contrario, ha de acompañar, paliar y ayudar a vivir ese sufrimiento. No se entiende la propuesta de una ley para poner en manos de otros, especialmente de los médicos, el poder quitar la vida de los enfermos», concluye.

Razones para oponerse

El debate sobre si es correcto o no ayudar a eliminar una vida se enciende cuando entran en juego valores morales y éticos que se contraponen al pragmatismo físico, pero no se trata solo de un debate de corte espiritual. También existen razones prácticas bien fundamentadas para oponerse a la eutanasia.

1) De casos extremos a causa común.

En realidad, la aplicación de este procedimiento se inicia con casos extremos, en condiciones muy específicas, que con el tiempo terminan por flexibilizarse y extenderse a otros escenarios más comunes. Colombia es un buen ejemplo. Las dos primeras eutanasias de este año no se aplicaron a pacientes con una enfermedad terminal. En Bélgica, otro caso, ya no importa si el solicitante es un menor porque cualquier edad aplica.

2) Factor depresión.

La mayoría de las ocasiones el paciente que opta por la eutanasia sufre de depresión y su decisión está influida por este factor. Es posible que la enfermedad que sufre aún no tenga cura, pero la depresión sí puede ser tratada y con ello desechar los pensamientos suicidas

3) Pena de muerte no, ¿eutanasia sí?

Nueva Zelanda abolió la pena de muerte en 1989, pero se sumó al pequeño grupo de naciones que permiten la eutanasia en 2021. La sombra de cometer un error está tan presente en la primera práctica como en la segunda y ambas llevan al mismo resultado irreversible. ¿Qué hacer si, como ha ocurrido en el caso de la pena de muerte, se le aplica la eutanasia a un paciente que no la requería?

4) Médicos asesinos

Los médicos están sujeto a un juramento que los obliga a salvar vidas, no a eliminarlas. Acceder a aplicar la eutanasia los hace enfrentar no solo un dilema ético sino profesional. Echar mano del ejercicio de la objeción de conciencia no los va a salvar siempre.

5) Dificultad para invertir en cuidados paliativos.

Con la eutanasia legalizada no se requiere destinar mayores recursos al desarrollo de fármacos en cuidados paliativos o investigaciones médicas que ayuden a mejorar las condiciones de un paciente en fase terminal. ¿Para qué invertir en hacer más llevadero su estado si se puede matar? E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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