En el verano de 1973 preparaba mi examen de admisión para ingresar a la Escuela de Economía, la cual, apenas unos meses atrás, se había integrado a la entonces Universidad de Coahuila. Los vientos de cambio que alentaron la febril participación de los jóvenes en la vida social y académica de la época, sacudieron a la propia institución y, el 4 de abril de ese mismo año, culminó el movimiento estudiantil que dio paso a su autonomía. En este último proceso, me tocó participar activamente como representante del Ateneo Fuente en el Comité de Lucha.
Apenas un par de años atrás, había concluido mis estudios de secundaria e ingresado al mercado laboral, como reportero de deportes, en el periódico El Independiente. En el otoño del 71 inicié mis estudios de bachillerato en el Ateneo Fuente. Desplazarse por su pasillos y jardines, abría horizontes a una educación fincada en el disfrute responsable de la libertad. Iniciaron así dos años de experiencias vitales inolvidables, en las cuales se acrisolaron amistades entrañables. La práctica del fútbol americano con los Daneses y la participación en la vida estudiantil, me brindaron aprendizajes inéditos y de gran valor en mi formación.
Eran pues tiempos en los cuales ocurrían muchas cosas en muy poco tiempo. Y más temprano que tarde, se llegó el momento de decidir qué carrera quería estudiar. Estaba claro que tendría que ser en Saltillo, pues las condiciones económicas familiares restringían otras opciones. Y, cosas de la juventud, era firme mi voluntad de seguir jugando futbol americano con los Daneses. Tenía además curiosidad por mejorar mi entendimiento de las transformaciones que se vivían en el entorno económico y social de esos años y contaba en casa con el ejemplo de mi hermano mayor, quién era economista y maestro en la Escuela de Economía de la UAdeC.
Todo transcurría rápido en esos días: De manera que la solicitud de examen la realicé en una casona que albergaba a la Escuela de Economía en la calle de General Cepeda, antes de Aldama, el examen de admisión lo presenté, unos días después, en lo que hoy es una escuela de Enfermería en la calle de De la Fuente y los cursos los iniciamos, unas semanas más tarde, en aulas de la entonces Escuela de Trabajo Social, en el edificio localizado a espaldas de la Rectoría de la UAdeC. Dos años después, nos mudábamos a la flamante Unidad Camporredondo.
También con una cadencia acelerada creció mi interés en las materias que conformaban el plan de estudios de la carrera. En mucho contribuyó el que la escuela contara con una planta de maestros reducida, pero de gran calidad. Inolvidables las cátedras de Armando Cortéz (Micro y Macro), Ernesto Ramírez (Cálculo y Estadística), Mario Dávila (Economía Política), Melchor de los Santos (Micro) y otros más. Y producto de estas primeras experiencias nació en mí el interés por dedicarme a la enseñanza y la investigación. Empecé como maestro auxiliar del licenciado Cortéz y de otros maestros de la escuela y, a partir de septiembre de 1974, en la Preparatoria Popular, como maestro de Economía Política. Muchos alumnos eran de mayor edad que el profesor, trabajaban de día y estudiaban por la tarde-noche en las aulas de la entonces Escuela de Ciencias Químicas de la UAdeC.
En los últimos semestres se contemplaban varias materias optativas, circunstancia que aprovechamos para invitar a maestros prestigiados del CIDE, el COLMEX y la UNAM. Así nos dimos el lujo de recibir la cátedra de finanzas públicas con el doctor Samuel Lichtensztejn Teszler, antiguo rector de la Universidad de Montevideo, Uruguay y que vivía exiliado en nuestro país. Años después fue Ministro de Educación y Cultura y, posteriormente, embajador de ese país de Sudamérica en México. También nos impartieron cursos, académicos de la UNAM y de El Colegio de México.
Nuestra graduación se celebró a mediados de diciembre de 1977. Una semana más tarde me casaba y al día siguiente viajamos, en una camionetita Renault 4, con nuestras escasas pertenencias, a la CDMX. Como parte de un programa de formación de profesores de la UAdeC, recibí una modesta beca que me permitió preparar mi examen de ingreso a la Maestría de la Facultad de Economía de la UNAM. Solo quedaban cinco lugares disponibles, pues por razones de calendario no pude cursar el semestre propedéutico, mismo que constituía la vía más accesible de ingreso al programa. Competí con cerca de 60 aspirantes y logré mi propósito, lo cual fue un indicador de que la formación que recibí en Saltillo fue satisfactoria.
Picado y en la barra, en el otoño de 1980 proseguí con los estudios de doctorado en la Universidad de París X, en Nanterre, Francia. Mi director de tesis fue Michel Aglietta, un economista de gran renombre en ese país. En los días posteriores al temblor que estremeció a la CDMX en 1985, terminaba la mecanografía de mi trabajo y viajaba para su defensa, lo cual ocurrió el 15 de noviembre de ese mismo año.
La formación recibida en estas instituciones me permitió impartir cátedra en la Facultad de Economía de la UNAM; los Departamentos de Economía Agrícola de la Universidad Autónoma de Chapingo y la UAAAN; la UAM-Iztapalapa; El Colegio de la Frontera Norte; el ITESM-Campus Saltillo y en la UAdeC. De igual forma, me ayudó a realizar una estancia como maestro visitante en la American University, en Washington D.C., durante el ciclo escolar 2007-2008.
La administración de instituciones educativas ha sido otra faceta de mi desarrollo profesional. Me desempeñé como Coordinador de la División de Ciencias Socioeconómicas de la UAAAN y como Director del CISE, Coordinador de Estudios de Posgrado e Investigación y Rector de la UAdeC. En el cumplimiento de estas responsabilidades tuve oportunidad de impulsar la creación de infraestructura para el trabajo académico (Edificio de la Coordinación de Ciencias Socioeconómicas en la UAAAN; creación del concepto de Infotecas Centrales, construcción de las Infotecas de Saltillo y Monclova y financiamiento de la de Torreón, construcción de la sala de seminarios Emilio J. Talamás).
De igual forma, impulsé la creación y consolidación de grupos de investigación y programas académicos. En el caso del CISE y los posgrados en Economía Regional, la idea inicial surgió de una decisión estratégica que tomé en compañía de mi esposa: establecer nuestra residencia en Saltillo. Lo anterior se combinó con los cambios en curso en el país, la evolución del pensamiento económico y el surgimiento de una oportunidad laboral. Mi área de especialización al concluir el doctorado era moneda y finanzas, la cual era muy difícil cultivar fuera de la CDMX. A fines de 1987, México había avanzado claramente hacia la liberalización de su comercio exterior y se perfilaba el interés por profundizar las relaciones comerciales con América del Norte. Los avances en el proceso de globalización, especialmente los progresos de la integración económica entre los países de Europa Occidental, estimularon la investigación sobre el particular. Especialmente sugerente fue la síntesis entre la geografía económica y las políticas monetaria y comercial desarrollada por Paul Krugman. La experiencia europea mostraba evidencia del mayor desarrollo relativo de las regiones fronterizas entre países que liberaban su comercio. Me pareció pues una opción ideal para aprovechar mi formación previa y enfocar mi trabajo futuro en esa dirección en la capital de un estado fronterizo con fuerte presencia de la industria automotriz.
La oportunidad no tardó en llegar. Empezando 1988 recibí la invitación de integrarme al equipo de trabajo del MC Remigio Valdez, como coordinador de Posgrado e Investigación en la UAdeC. Lo anterior me permitió impulsar la creación de centros de investigación, entre ellos el CISE (Centro de Investigaciones Socioeconómicas), que arrancó con sus actividades en 1990. En 1991 me integré al CISE y, siendo rector de la UAdeC (1994-1997), en 1996, impulsé la creación de la Maestría en Economía Regional (MER, actualmente programa de competencia internacional). Al término de mi gestión, me reintegré como director e investigador al CISE y en 2008 arrancó el Doctorado en Economía Regional (DER, programa consolidado). La estrategia fue enfocar la investigación y el posgrado al análisis de los impactos espaciales de los procesos de integración comercial, apoyándose en las herramientas teóricas y analíticas de la Economía Regional Aplicada. En la misión y visión del CISE (https://www.cise.uadec.mx/), se plasma lo que imaginé hacia finales de 1987.
La mayoría de los recursos que financiaron estos emprendimientos, no se desprendieron del presupuesto ordinario de la UAdeC, sino de fondos concursables o ligados a indicadores de calidad, principalmente de la SEP y el CONACYT.
De los posgrados del CISE, han egresado 182 personas (151 de la MER y 31 del DER). Entre sus egresados hay 26 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y 10 de los 11 integrantes de la planta académica pertenecemos al mismo. Hemos mantenido una estrecha vinculación con la Facultad de Economía de la UAdeC en Saltillo, pues buena parte de sus profesores son egresados del CISE o investigadores de este centro y en cada generación hemos contado con alumnos formados en la Facultad, quienes se han distinguido por su desempeño académico. A la fecha, he tenido oportunidad de participar en la dirección de 20 tesis de maestría y 6 de doctorado, soy autor o coautor de 21 artículos en revistas especializadas, 35 capítulos de libros con arbitraje, 8 libros, 43 reportes técnicos, 4 cuadernos de trabajo y múltiples artículos de divulgación.
Por todo lo anterior, es un gusto compartir la alegría por la celebración de 55 años de actividad académica ininterrumpida de la Facultad de Economía de la UAdeC. E4