Hablemos de cultura y de su impacto en nuestras vidas

Soy una convencida de que la cultura modela nuestra identidad como personas y refuerza nuestros vínculos con la comunidad de la que somos parte ¿Por qué? porque crea puentes entre individuos y grupos, porque genera paz y también porque se convierte en un elemento económico significativo. La cultura tiene los elementos que coadyuvan a englobar modos de vida, ciencia, orden jurídico y religión, tradición e innovación, lengua y literatura, arte y música.

Es muy común que cuando nos referimos al concepto cultura, lo relacionemos solo con las artes, como la literatura, la música, la escultura, que no cabe duda que son expresiones humanas por antonomasia, pero la cultura es más, mucho más que eso, abarca más aspectos, que al englobarlos la convierten en un elemento sustantivo de la humanidad.

Les comparto la definición que tiene la UNESCO de la cultura: «Conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden».

Comparto esta vastedad de la definición, de ahí la relevancia de que estime tan importante el regalarnos un acercamiento profundo con nuestra cultura y con otras culturas, porque es una manera de enriquecer nuestra existencia, nuestra vecindad, y aprender a vivir en paz y en armonía con el mundo del que somos parte viva.

Vivimos en un mundo globalizado, es un hecho consumado, y tenemos que aprender a convivir y a respetar otras culturas distintas a la nuestra. Por ello es tan importante abrirle la puerta al diálogo, a la tolerancia, al respeto. Y desde este entendido surge también el imperativo de valorar lo propio, lo nuestro, nuestra historia, nuestra propia cultura, y con esto la conjugación en plural se da sin atropellos, como corresponde a una sociedad pensante y considerada. La cultura apreciada en estos términos se convierte en un resultado de desarrollo en sí mismo. Y esto le da sentido a lo que somos, a quienes somos y porque somos.

Oscar Kimanuka, analista y autor del libro Desafíos de desarrollo del África Subsahariana expresa que «La cultura es uno de los principales pilares del desarrollo y sustento de las comunidades y ninguna sociedad puede progresar en su ausencia. Es la identidad de valores, actitudes, preferencias y conocimientos comunes al comportamiento de un grupo social particular, y tiene una influencia positiva en el desarrollo social de cualquier país. La identidad expresada a través de la cultura es una necesidad para todo desarrollo humano. Crea las bases de construcción fundamentales en nuestra personalidad y en los lazos que nos unen a las comunidades y naciones».

Cuando se participa en la cultura se puede beneficiar a las personas de muchas maneras distintas, algunas profundamente personales. Se convierte en fuente de asombro, pudiendo generar experiencias que mueven la parte emocional e intelectual de quienes toca.

La cultura es también un instrumento para expresar la creatividad, gestar una identidad individual y darle sentido de pertenencia a una colectividad. La cultura coadyuva a construir capital social, un pegamento sine qua non para mantener unida a una sociedad. Y es que al propiciar la reunión de personas con actividades culturales como festivales, ferias, etc., se genera solidaridad, inclusión social, empoderamiento de la comunidad y el desarrollo de competitividades, y por ende se acrecientan la confianza, el orgullo cívico y la tolerancia.

El capital social que se crea a través de la cultura suma a la participación regular en actividades culturales. La participación cultural tiene también un papel preponderante en la reducción de la pobreza y en aquellas estrategias dirigidas a comunidades en riesgo.

La cultura entendida como conjunto de relaciones humanas que trascienden en el tiempo, le permite al hombre conservar, crear, reproducir nuevos conocimientos y valores para la transformación de su medio social y cultural, por ello cada día cobra mayor importancia como pilar esencial para la satisfacción de vacíos interiores y como factor relevante en la producción de medios materiales de vida para la sociedad. A tal grado impacta su influencia que contribuye a la preservación de la gobernabilidad, de la ciudadanía y de los deberes que de esta emanan.

Ahora bien, la diversidad cultural es un tema importante que afecta a nuestra sociedad de muchas maneras. En términos llanos, se refiere a la variedad de culturas y tradiciones que existen en el mundo. Esta diversidad en nuestros días, sin duda alguna que tiene un gran impacto en nuestra cotidianeidad porque nos expone a diferentes formas de pensar, de actuar, de vivir, incluso de explicarnos el mundo que nos rodea y del que somos parte viva y actuante, y esto nos lleva, como ya lo expresé en párrafos anteriores a ser más tolerantes y respetuosos de esas diferencias culturales.

Por otro lado, esa diversidad, al final del día nos permite conocer otras tradiciones, otra gastronomía, otras manifestaciones de arte, y eso enriquece nuestra vida. En México sabemos de diversidad cultural, somos muchos Méxicos compartiendo un mismo territorio, un verdadero mosaico que se refleja en la variedad de lenguas indígenas, en nuestra música tan rica, en nuestras artesanías, incluso hasta en la forma de pensar. El norteño y el sureño, el de occidente y el de oriente. Esta mezcla maravillosa es única en el mundo.

La diversidad cultural también se ha convertido en un motor para el desarrollo económico y turístico de México. Esta deslumbrante diversidad nos ha ubicado como un polo que atrae turismo e inversiones. Y esto significa empleo, ingresos, impuestos para el Gobierno, riqueza económica. La cultura influye en todos los aspectos del comportamiento humano, incluidas las relaciones de familia y las de amistad. La cultura determina ideas, comportamientos, visión y perspectiva de la vida. Las creencias religiosas asimismo, al influir en los valores culturales nos mueven a ser generosos con los que menos tienen, y a comportarnos con más sentido de humanidad. La religión y la cultura, subrayo, están fuertemente vinculadas. Si usted es cristiano, por ejemplo, no va a ser partidario ni del aborto ni de la eutanasia, porque van contra sus valores religiosos. Y todo lo contrario, si usted es ateo, y está convencido de que la vida no tiene ningún valor intrínseco fuera de su función como entidad biológica, no le encontrará sentido a disponer de esta en un ser no nacido y en alguien que padece cáncer terminal

 La cultura norma nuestra manera de ser, de expresarnos, de sentir, de reaccionar, así de determinante es su influencia en nuestras vidas. Cuando viajamos al extranjero nos permite comparar lo nuestro con lo externo y hasta valorar con lo que contamos, y a repensar en lo que no tenemos y podríamos adquirir en beneficio de nosotros mismos y por ende de la comunidad de la que somos parte. Por ejemplo, yo aplaudo el sentido del orden y pulcritud que tienen los japoneses.

Y aquí mismo en nuestro país, la educación cívica y el comedimiento de la gente de Parral, Chihuahua. Me quedé impresionada de su educación y de su respeto al peatón. No lo he visto en ninguna otra parte del país. Y es que la cultura de una persona determina sus ideas sobre lo que es un comportamiento apropiado o inapropiado.

La cultura pues, influye de muchas maneras en nuestro comportamiento, en primer lugar, en el como concebimos el mundo que nos rodea y como interactuamos con otras personas, después, en nuestros valores y creencias, y finalmente, hasta en interferir en nuestra toma de decisiones, derivado de que las emociones tiene un rol relevante a la hora de encarar determinadas situaciones.

Usted dirá si es la cultura, un aspecto sustantivo en nuestra vida.

Licenciada en Derecho, egresada de la UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

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