Mentor de numerosas generaciones de periodistas, su obra es un gran legado para los coahuilenses y el país
Corría el año 1995 y desde la Universidad Iberoamericana Laguna estábamos elaborando el padre David Hernández S.J. y yo el famoso Archivo Papeles de Familia que después se convertiría en Archivo Juan Agustín de Espinoza.
Un proyecto que necesitaba que fuera arropado por todos: por la Comarca Lagunera y por Saltillo la capital de Coahuila.
Primero conocí a Roberto Orozco Melo que al saber que yo era nieta de José Villarreal Chapa que en algún tiempo le vendía mercancía de abarrotes a su papá en Parras me abrió las puertas. Roberto me presentó a Javier y yo a Miguel Ángel Porrúa y los cuatro hicimos una muy buena amistad que duró hasta ahora.
Hicimos libros, investigación histórica, dimos conferencias en Torreón y en Saltillo y hasta en México cuando fuimos a presentar el libro de Roberto Orozco De carne y huesos editado por la Ibero Laguna y por la Editorial Miguel Ángel Porrúa.
Vendrían muchos más encuentros, comidas, consejos, planes. De mi parte siempre recibí de Javier su amistad, sus consejos oportunos, fue una guía para mi rescate histórico de la Laguna.
Fue autor de más de 20 libros, pero un personaje al que estudió desde una perspectiva regional fue Venustiano Carranza.
Para Milenio coordinó junto con Conchita Recio el libro: Saltillo. Raíz y futuro. Lo que usted debe saber sobre Saltillo, y en coautoría Lo que usted debe saber de Coahuila. 50 hechos verídicos sobre la Revolución Mexicana, todos ellos en proceso de editarse.
En 1999, el gobierno de Coahuila compró el Archivo Vito Alessio Robles y se proyectó el desarrollo de un centro cultural con el mismo nombre del insigne historiador. Javier fue el director desde su inicio, se escogió como sede la antigua casa de los Sánchez Navarro que también fue la alcaldía de Saltillo. Javier se abocó de lleno a que el Centro fuera un espacio de encuentro de historiadores, un centro de investigación histórica y de difusión de la historia de Coahuila y México. Impulsó la creación de la presea Vito Alessio Robles que otorga el Gobierno de Coahuila para alentar los estudios históricos regionales, como una forma de recuperar el pasado y, afianzar nuestra identidad y descentralizar las visiones acerca de los acontecimientos ocurridos en el país.
Pero lo primero que hizo fue armar un equipo extraordinario que se dio a la tarea de ordenar el Archivo y la Biblioteca de don Vito Alessio, a elaborar el programa cultural del centro que incluía la publicación.
«El caballero andante» compiló, y estuvo a cargo de la excelente publicación de la editorial Miguel Ángel Porrúa. Vito Alessio Robles Memorias y Diario. 1912-1914.
La vida de Javier fue plena, tenía el don de la conversación, y la chispa de la inteligencia que permeaba en sus comentarios.
Siempre fue generoso con quien le pedía consejo, o el espacio para una conferencia o exposición o bien la publicación de un libro. Director de la carrera de Comunicación en la Universidad de Coahuila.
Fue profesor de muchas generaciones que aprendieron el periodismo con su libro La letra sin sangre entra. Un manual de estilo que ha servido de texto a esa facultad.
En el 2018 Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHERM) le otorgó Premio José C. Valadés a la trayectoria en el Rescate de Memorias y Testimonio.
Entre sus numerosos reconocimientos se encuentran la Medalla Miguel Ramos Arizpe al Mérito Universitario, otorgada por la Universidad Autónoma de Coahuila; el Premio Nacional del Certamen «Vida y Obra de Venustiano Carranza»; el Premio IMARC al Mérito Cultural 2002, otorgado por el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales, A.C.
Javier Villarreal Lozano, «el caballero andante» se fue cabalgando por los cielos y nos dejo un legado cultural que perdurara por siempre.
Gracias mi querido Javier por tu amistad.