La carrera por la gubernatura: entre renuncias, alianzas y pactos ocultos

Diputados del PRI celebran en Saltillo su asamblea plenaria en un clima de derrota después de perder seis elecciones en junio. Coahuila y Estado de México irán a las urnas dentro de 10 meses sin tener todavía claro quiénes serán sus candidatos. El PAN, con la bendición de Peña, apuesta por Vargas para sustituir a Del Mazo

Jiménez y Abramo: ¿fin del pleito o tregua?

La renuncia de Shamir y otros aliados de Mejía Berdeja

Rodolfo Walss a Morena y los destapes en Puebla

La sucesión del gobernador entró en una zona de turbulencias. Faltan seis meses para la postulación de candidatos y diez para las votaciones, pero los partidos y los protagonistas actúan como si el proceso fuera mañana. No es para menos, nadie desea rezagarse ni conceder ventajas al contrario, pues se trata de una elección atípica. Entre los comicios de 2017 y los de 2023, el PRI habrá pasado de ser de la primera fuerza política nacional a la tercera, y de gobernar 11 estados a solo tres. Morena es hoy el partido dominante y tiene en el punto de mira a Coahuila y Estado de México, únicos del país sin alternancia.

Para estar en condiciones de retener las gubernaturas, actualmente en poder de Miguel Riquelme y Alfredo del Mazo, el PRI necesita aliarse con el PAN y el PRD. Aun así correría riesgos, pues en las 17 últimas elecciones el bloque perdió 15 con Morena. Sin embargo, la coalición podría naufragar, al menos en Estado de México, donde el aspirante de Acción Nacional, Enrique Vargas, supera en intención de voto a las priistas Alejandra del Moral (favorita de Del Mazo) y Ana Lilia Herrera.

«Soy un gobernador surgido del PRI, y pondré en la cancha todo para dejar a un gobernador de mi partido».

Miguel Riquelme (La Jornada, 18.08.22)

En el marco de la reunión plenaria de los diputados federales del PRI, el coordinador de esa fracción, Rubén Moreira —uno de los gobernadores que más hostigó al PAN— sugirió algunas formas para persuadir al panismo local de aliarse con el PRI. La primera consiste en un Gobierno de coalición y la segunda en celebrar convenios para una administración bipartita, según lo permitan los tiempos, pues en cualquier caso es preciso reformar la Constitución. El PRI sabe que sin los votos de Acción Nacional difícilmente podría mantener su hegemonía de casi un siglo en la entidad.

Morena desplazó al PAN como segunda fuerza electoral en Coahuila. Empero, una sucesión con las características de la actual le permite a Acción Nacional negociar en mejores condiciones. Máxime cuando los partidos del presidente Andrés Manuel López Obrador y del gobernador Miguel Riquelme están por ahora en empate técnico. La coalición con el PRI sería a cambio de posiciones en el futuro gabinete, alcaldías, diputaciones locales y una agenda común. El PAN cogobernaría con el PRI, pero renunciaría a la posibilidad de ser Gobierno en los próximos sexenios.

Riquelme conserva el control del PRI y del Gobierno, pero afronta presiones y defecciones como la del diputado federal Shamir Fernández, la cual se suma a la del extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Jorge Luis Morán. No serán las últimas. Sectores adictos al PRI, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) también han manifestado su apoyo a Morena. Otros grupos simpatizantes del partido guinda socavan al PRI desde dentro. La reunión plenaria de los legisladores priistas reflejó las tensiones de un proceso electoral altamente competido cuyo resultado es incierto.

La celebración de solo dos elecciones para gobernador en 2023 favorece al partido del AMLO, pues le permitirá centrar estructura y recursos en Coahuila y Estado de México. Riquelme ha mantenido al estado en paz y no ha sido motivo de escándalo como lo fueron sus predecesores Humberto y Rubén, lo cual juega a su favor. Sin embargo, sus roces con el Gobierno federal podrían tener consecuencias dentro y fuera de las urnas. Sobre todo si Morena se hace con la gubernatura el año próximo y además gana el Congreso, ahora dominado por el PRI.

Moreno, cadáver político

La asamblea plenaria de los diputados federales del PRI, celebrada el 17 y 18 de agosto en Saltillo, reunió al gobernador Miguel Riquelme y a su predecesor Rubén Moreira, quien coordina esa fracción política. Fuera de las consignas y de las embestidas contra el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, nada digno de mención. El líder del CEN, Alejandro Moreno, en proceso de desafuero por presunto enriquecimiento ilícito como mandatario de Campeche, deambuló cual fantasma. Sus aspiraciones presidenciales no las derrumbaron los audios difundidos por su sucesora morenista, Layda Sansores, sino su incompetencia al frente del PRI, la pérdida de 10 gubernaturas y los escándalos de corrupción.

Moreno se dice perseguido del régimen, pero más bien es un cadáver político. Marko Cortés (PAN) y Jesús Zambrano (PRD) lo defienden del enemigo común (AMLO) por su sociedad en «Va por México», pero por cargar el fiambre pierden elecciones. La derrota en Campeche, donde el PRI cayó al tercer lugar, después de Morena y Movimiento Ciudadano, lo demuestra. Moreno impuso como candidato a Christian Castro, quien, de haber obtenido la gubernatura, habría salvado a su tío de la hoguera. La alternancia brinda la oportunidad de destapar cloacas y sentar en el banquillo a mandatarios venales. Es lo que Ricardo Mejía, aspirante a la gubernatura de Coahuila, por Morena, ofrece hacer con los Moreira y sus secuaces.

La noticia de la detención del exprocurador general de la república, Jesús Murillo Karam, después de la reunión plenaria del PRI, por el caso de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos y asesinados en septiembre de 2014, debió haberle puesto a Moreno los pelos de punta, pues pronto podría verse en la misma tesitura. El juicio de procedencia contra el líder partidista lo solicitó el fiscal de Campeche, Renato Sales, la víspera de la asamblea parlamentaria en Saltillo. En una entrevista posterior en el Senado, el extitular de la Comisión Nacional de Seguridad declaró que Moreno debe acreditar la compra legítima de sus propiedades, una de las cuales está valuada en más de 130 millones de pesos.

La fracción legislativa del PRI se redujo a 68 diputados por las dimisiones de Carlos Aysa Damas («En el PRI del siglo XXI, pensar distinto (…) y no obedecer los caprichos de quien maneja el partido, significan todos los adjetivos (…) contra mi persona», acusa en su carta de renuncia, emitida en abril) y Shamir Fernández. En número es la tercera bancada después de las de Morena (203) y Acción Nacional (113). El ambiente de la plenaria tricolor no fue festivo, por mucho que se insistiera, para subir la moral, que el PRI vencerá a Morena en las elecciones de junio próximo. De lograrlo, se mantendría en el poder hasta 2029 para completar 100 años. El castigo en las urnas ha hecho mella en el dinosaurio. En Hidalgo perdió la gubernatura aun con las siglas del PAN y el PRD unidas a las suyas. Julio Menchaca, de Morena, venció holgadamente a Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira, quien también asistió a la asamblea de Saltillo.

En Coahuila el PRI es un partido organizado y cuenta con la mayor estructura electoral, pero también refleja signos de agotamiento. El «moreirazo» le pasó factura en 2017, cuando el PAN estuvo a punto de ganar las elecciones. Otro factor de desgaste es la permanencia de los mismos cuadros durante 18 años. Los agravios por la megadeuda y las empresas fantasma no han sido resarcidos y desde ahora figuran en la agenda electoral del favorito del presidente López Obrador, Ricardo Mejía. El subsecretario de Seguridad Pública compite por la candidatura de Morena con el exdiputado federal panista Fernando Salazar y el senador Armando Guadiana.

La apuesta perdida

El gobernador Miguel Riquelme ha hecho juegos malabares para sortear las crisis derivadas del endeudamiento por 40 mil millones de pesos, herencia del «moreirato», y manejar la sucesión. La disciplina financiera ha permitido afrontar los compromisos básicos de la administración, pero el pago de intereses castiga la inversión social y de infraestructura. Por lo mismo, cualquier variación negativa en los ingresos y en las participaciones federales coloca al estado en una situación difícil y a veces crítica, pues no puede contratar créditos a largo plazo.

La extinción de 109 fideicomisos en 2020, aprobada por las Cámaras de Diputados y de Senadores, le permitió al Gobierno federal recibir 135 mil millones de pesos de ingresos no tributarios el año pasado. La medida, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador «para combatir la corrupción», afectó a los estados y a las universidades. Los senadores de Morena argumentan que la falta de control, supervisión y fiscalización en el manejo de los fondos, advertida por la Auditoría Superior de la Federación (ASE), permitía que el recurso público terminara por ser «invisible», dice el comunicado 297 del Senado.

Los fideicomisos no estaban obligados a transparentar el uso del dinero ni a rendir cuentas. Tampoco registraban los egresos e ingresos en la cuenta pública ni en el presupuesto de egresos. La ASE observó además discrecionalidad y «abierta opacidad» en la operación, lineamientos e información sin estructura. El presidente López Obrador justificó la desaparición de fondos como el de Desastres Naturales (Fonden): «era una especie de caja chica, ni tan chica, para funcionarios que compraban todo sin licitar. Miles de millones de pesos en catres, láminas de zinc (…) a precios elevadísimos, hay gente que vivía de venderle a Gobernación (…), hacían buenos negocios».

El PRI anticipó en su reunión plenaria de agosto que en materia de presupuesto federal 2023 será otro año de vacas flacas para los estados. En 2020, los gobernadores de la desaparecida Alianza Federalista (entre ellos Miguel Riquelme) amagaron con abandonar el pacto fiscal si la federación no les asignaba mayores recursos. La primera condición para lograrlo era recuperar el control de la Cámara de Diputados en las elecciones intermedias. Sin embargo, como Morena y sus aliados conservaron la mayoría absoluta y con ello la distribución del gasto público, la presión no surtió efecto. Pero además las participaciones federales a los estados y municipios se otorgan con base en la Ley de Coordinación Fiscal y no al arbitrio del presidente de turno. El fondo general de participaciones se constituye con el 20% de la recaudación federal participable en cada ejercicio.

Riquelme ha vuelto a referirse a la relación con la Secretaría de Hacienda, ahora en el contexto de los comicios del año próximo en los cuales se nombrará a su sucesor y a la nueva legislatura. El gobernador acusó a la federación de estrangular financieramente a los estados con elecciones en puertas. Un cartón de Enríquez atribuye la asfixia a la megadeuda (El Siglo de Torreón, 23.08.22). En efecto, los estados con menos pasivos pueden afrontar en mejores condiciones la escasez de fondos. Coahuila ejercerá este año un presupuesto por 56 mil 888 millones de pesos, de los cuales 47 mil 938 millones son «participaciones, aportaciones, convenios e incentivos derivados de la colaboración fiscal», de acuerdo con la Ley de Ingresos.

Uno de los factores que inciden en las elecciones es el económico. Al margen de la compra de votos a la cual recurren indebidamente todos los partidos, los Gobiernos federal y estatales utilizan el gasto público como instrumento para fomentar el clientelismo. El PRI y el PAN lo hicieron cuando ocuparon la presidencia y hoy lo hace Morena. Sin embargo, la administración de AMLO ha creado nuevos programas y la entrega de subsidios es directa. En los sexenios precedentes, los funcionarios se llevaban la tajada del león. El sistema no es perfecto ni está exento de corrupción, pero electoralmente ha dado resultados. E4


Jiménez y Abramo: ¿fin del pleito o tregua?

Frente a una elección de alto riesgo, el PRI reúne a los aspirantes a la gubernatura mientras define el método para decidir la nominación sin generar conflictos

La fotografía tan esperada se anunció con bombo y platillo cual si fuera del Abrazo de Acatempan, pero sin abrazo. Manolo Jiménez y Jericó Abramo juntos y sonrientes como si tal cosa. El primero, sentado a la derecha del líder estatal del PRI, Rodrigo Fuentes, con el pulgar diestro levantado, y el segundo a la izquierda con la V de victoria. Ese gesto lo popularizó Winston Churchill tras su discurso radial de 1941, pero quien utilizó primero, como signo de la resistencia contra la ocupación alemana, fue el político belga Victor de Laveleye (Infobae, 04.08.22).

Según Reforma, la fotografía la publicó el secretario de Desarrollo Social con este mensaje: «Vamos a construir la mejor ruta para que Coahuila siga siendo uno de los mejores estados para vivir». Hasta hace poco, la postura de Abramo con respecto a la «imposición» cupular de Jiménez parecía irreductible. Para calmar las aguas, Fuentes declaró que antes de tomar la decisión se consultaría a la militancia. Al cabo de unos días, Jericó volvió a la carga, puso en tela de juicio la apertura del proceso y urgió al líder del PRI a definir el método, lo cual todavía no ocurre.

Abramo recorrió el estado para promover su candidatura, denunció un bloqueo informativo en su contra y acusó a la cúpula de amenazar a sus simpatizantes. Asimismo, tendió puentes con Morena, el PAN y Movimiento Ciudadano y tuvo contactos con el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, para una eventual alianza. En respuesta se le aplicó la ley del hielo. En las últimas semanas, el exalcalde de Saltillo dejó de cuestionar a los mandos políticos. La fotografía con Jiménez confundió y dio pábulo a suspicacias. ¿Declinación a cambio de posiciones futuras? ¿Otra vez?

Abramo salió al paso de las especulaciones con un mensaje en Facebook: «Me han venido preguntando durante estas últimas horas qué (…) pasó ayer, la reunión que tuvimos Manolo Jiménez, Jericó Abramo y Rigo Fuentes. (…) fue la primera reunión donde se buscó dejar a un lado los intereses personales y poner encima de todo el interés de Coahuila, el interés de llegar como un partido unido y empezar a delimitar las bases en las que se llevará a cabo el proceso de la selección interna de la candidata o los candidatos a la gubernatura del PRI Coahuila. (…) A eso se refirió la reunión (…) y a lo que llegamos de acuerdo es que hubiera piso parejo donde pudiéramos caminar.

»Falta tiempo para que se dé la elección interna, pero el PRI ya tiene que ir determinando bajo qué proceso va a seleccionar, consulta a la base, una encuesta, consulta libre a la militancia. De eso se trata, de buscar el cómo sí podemos llegar unidos, fortaleciendo en cada una de las propuestas hacia una ruta de triunfo. En eso estamos trabajando, hay que dejar a un lado filias y fobias y construir una agenda ganadora donde los que ganen sean los coahuilenses».

Adiós prisas y recriminaciones a la cúpula. ¡Viva la unidad! Jericó estiró la liga, pero no la rompió. El PRI tampoco se atrevió a expulsarlo. En una elección de alto riesgo, como la de 2023, la renuncia de un perfil como el de Jericó expondría al PRI una derrota. Abramo está bien calificado y ejerce liderazgo, pero cualquiera que sea el método de selección, Jiménez lleva las de ganar, máxime si es por encuesta. El dinosaurio puede hoy dormir tranquilo, pero mañana quién sabe. ¿Aceptará Jericó un resultado adverso y le levantará la mano a Jiménez? Dependerá de los acuerdos ocultos de la reunión del 18 de agosto, la cual dio pie a la fotografía sin abrazo. E4

Frase

«(…) se buscó dejar a un lado los intereses personales (…) y empezar a delimitar las bases en las que se llevará a cabo el proceso de la selección interna de la candidata o los candidatos a la gubernatura (…) hay que dejar a un lado filias y fobias».

(Jericó Abramo Masso)


La renuncia de Shamir y otros aliados de Mejía Berdeja

El funcionario de la 4T suma a su proyecto a la Sección 38 del SNTE y a cuadros cuestionados por su trayectoria, pero expertos en el manejo de elecciones

La renuncia de Shamir Fernández al PRI, el 18 de agosto, es por ahora lo más destacado de su carrera política. El mismo día, los diputados de esa formación se reunían en Saltillo para lamerse las heridas por el fracaso en las elecciones de junio. El PRI perdió con Morena las gubernaturas de Hidalgo y Oaxaca; en Quintana Roo (solo) y Tamaulipas (en alianza con el PAN y el PRD), también fue derrotado. El legislador lagunero tardó demasiado en darse cuenta que el partido fundado por Calles traicionó su origen, trocó sus principios por los «intereses personalísimos de unos cuantos», y que su líder, Alejandro Moreno —envuelto en escándalos de corrupción— ignora a la militancia, divide al partido y genera desconfianza entre la ciudadanía.

«Shamir Fernández está en el lado correcto de la historia. (…) Vamos a dar muchas batallas juntos (…). Coahuila requiere la suma de talentos y fortaleza para entender los cambios».

Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública

La defección de Fernández es irrelevante y hubiera pasado inadvertida de no ser por la felpa mediática en su contra. Para la prensa nacional se trató de una nota más, pero en Coahuila se le concedió una importancia que por sí sola no tiene. Sin embargo, en el contexto de una elección de alto riesgo, como será la de gobernador del año próximo, la andanada delató el temor del PRI y el disgusto del Gobierno. No por el dudoso liderazgo de Fernández, sino por su conocimiento de la estructura electoral y los secretos que conoce.

«El partido le dio todos los cargos que hasta hoy había tenido», recriminó el gobernador Miguel Riquelme. Fernández es el segundo operador y aliado que pierde en menos de un año. Jorge Luis Morán renunció como jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera en abril pasado tras una reunión de Riquelme con el subsecretario de Seguridad Pública y aspirante a la gubernatura, Ricardo Mejía, en Palacio de Gobierno. Morán y Fernández ven el hundimiento del PRI y buscan en Morena nuevas oportunidades.

Mejía, quien renunció al PRI en 1997, cuando aún era el partido dominante, felicitó a su paisano: «Los tiempos de cambio implican definiciones y Shamir Fernández está en el lado correcto de la historia. (…) Vamos a dar muchas batallas juntos (…). Coahuila requiere la suma de talentos y fortaleza para entender los cambios». El subsecretario es el candidato del presidente Andrés Manuel López Obrador para la sucesión del gobernador. El político lagunero ha incorporado a su proyecto a figuras cuestionadas por su desempeño en el servicio público, pero avezadas en la operación electoral y conocedoras del territorio. Son los casos de Morán, Fernández y del exlíder priista Noé Garza.

Sectores estratégicos del PRI, como el magisterial, también se han sumado a al proyecto de Mejía. Medios de comunicación nacionales difundieron profusamente y en espacios pagados una reunión con el gremio celebrada el 15 de agosto. «Maestros y líderes sindicales de la Sección 38 del estado de Coahuila sostuvieron un encuentro masivo con Ricardo Mejía Berdeja para mostrarle su apoyo como aspirante a Coordinador de los Comités de Defensa de la 4T» [paso previo a la candidatura], publicaron los diarios de Grupo Reforma.

«La líder sindical Isela Licerio Luévano dijo ante los presentes que Ricardo Mejía es la única garantía de cambio para el Estado de Coahuila. “Necesitamos el cambio y recuperar Coahuila y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para el pueblo de Coahuila». El objetivo de la alianza consiste en poner fin al «moreirato» y al cacicazgo de Carlos Moreira en las secciones sindicales del SNTE. Uno de los mayores agravios del clan es la megadeuda impune por 40 mil millones de pesos, la cual Shamir Fernández, como diputado de la LVIII legislatura local, legalizó sin rubor junto con sus compañeros del PRI encabezados por Fernando de las Fuentes, actual secretario de Gobierno. E4


Rodolfo Walss a Morena y los destapes en Puebla

El exdiputado panista se une al proyecto de Ricardo Mejía. Miguel Riquelme afronta su mayor desafío: retener la gubernatura para el PRI

La plenaria del grupo parlamentario de Morena en Puebla fue el reverso de la celebrada por el PRI en Saltillo. Ignacio Mier Velazco se aprestaba para asumir la presidencia de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Baja en sustitución del priista Rubén Moreira. Los nombres de Mier, Rosa Icela Rodríguez y Ricardo Mejía, secretaria y subsecretario de Seguridad Pública, fueron coreados como futuros gobernadores de Puebla, Ciudad de México y Coahuila, según las crónicas, cosa que al gobernador anfitrión, Miguel Barbosa, no le cayó en gracia.

Tampoco al gobernador Miguel Riquelme debe tener contento que Mejía haya tapizado el estado con espectaculares donde promueve su candidatura, anticipa el fin de 94 años de hegemonía priista y promete encausar a los responsables del quebranto financiero de Coahuila. Riquelme sabe que el proceso para nombrar a su sucesor es complejo. El escenario lo complican aún más las presiones políticas y un cierre de sexenio con estrechez económica, lo cual afectará la operación electoral. Una declaración suya en la asamblea de diputados del PRI refleja la situación: «Soy un gobernador surgido del PRI, y pondré en la cancha todo para dejar a un gobernador de mi partido».

El PRI ha mantenido la disciplina y la unidad en torno de Manolo Jiménez, el ungido. En su carácter de jefe de Gobierno y de partido, Riquelme trabaja horas extras: hace amarres, entrega nombramientos para restarle a Mejía posibles aliados y lidia con la renuncia del diputado federal Shamir Fernández, uno de sus operadores. El expriista fue presentado como nuevo miembro de Morena en la asamblea de Puebla. Al mismo tiempo se empiezan a abrir frentes contra el ejecutivo local y sus colaboradores más cercanos.

A semanas de que Morena designe candidato en Coahuila, Mejía pisa el acelerador. El político lagunero contrarresta la falta de cobertura en la prensa del estado con una mayor presencia en los medios nacionales. En una entrevista con Milenio Televisión fue presentado como el favorito para obtener la candidatura. Manifestar un deseo legítimo (ser gobernador), no infringe ninguna norma, afirma. «Ha habido 18 años de control férreo y corrupto de una sola familia en el estado, la familia Moreira (…). Estoy acostumbrado a enfrentar criminales, pero estos son criminales políticos».

De acuerdo con Massive Caller, Mejía se separó casi cinco puntos del senador Armando Guadiana y está a menos de seis de Luis Fernando Salazar, también aspirantes a la gubernatura. Otros sondeos lo ubican en primer lugar.

El funcionario federal dio otro golpe de efecto el 27 de agosto, cuando presentó al diputado local Rodolfo Walss como parte de su proyecto «para construir el cambio que nuestro estado requiere, para derrumbar el imperio de corrupción e impunidad que ha habido en estos años del moreirato (…) vamos a terminar con la noche negra del moreirato y a construir una nueva historia». Walss renunció al PAN el 29 de junio en protesta por la alianza con el PRI para competir por la gubernatura.

En el video grabado con Mejía y difundido en redes sociales, el expanista advierte: «Durante los últimos 17 años el estado ha sido impunemente saqueado por el grupo político que comandan los Moreira. Coahuila ya no aguanta otros seis años más de este saqueo (…) es momento de sumar (…) vamos a sacar adelante a Coahuila». Walss, a diferencia de Shamir Fernández, tiene reconocimiento social por su trayectoria y desempeño en el Congreso donde es una de las pocas voces críticas. Ha denunciado la megadeuda y el fraude del Metrobús Laguna. El PAN se apagó. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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