Todo lo que pueda sumar es bienvenido y por eso se vale echar mano del recuerdo en la alternancia, ante el intento de buscar una proeza en las próximas elecciones federales, ha salido a «sumar» el expresidente Vicente Fox para tratar de equilibrar la balanza de la campaña e intención del voto a favor de Xóchitl Gálvez. Por méritos propios el PAN sigue en caída libre, cosa que a sus aliados no los tiene asombrados pues es momento de hacer ver «la unidad y el amor por México».
La mera verdad parece que Fox olvidó muy pronto su pobre desempeño al frente del país. Hoy no es el año 2000 donde logró su triunfo. Su campaña prometió mucho y su administración no fue muy brillante y no puede presumir que sus resultados dieron continuidad a otro Gobierno de su mismo partido, ya que en aquel entonces —en el 2006— se llegó a sospechar de una elección fraudulenta donde AMLO perdió.
Después de este pequeño resumen de historia, estamos viendo que hay una urgencia de credibilidad en la campaña de la alianza Fuerza y Corazón por México. Esta elección histórica donde dos mujeres buscan llevar las riendas del país y tratar de dar una nueva cara ante la población y el mundo. Lo triste de todo esto es ver que ya no estamos para improvisaciones y esto parece ser que lo están viendo los líderes de la alianza antes mencionada.
Su candidata no fue la mejor elección y al pasar de los días parece que se va desarmando ella sola con sus actos de campaña, donde seguido comete errores y en el primer debate quedó más que expuesta a su falta de tacto político. Gálvez no tiene en campaña ni la firmeza de Fox en el discurso ni el carisma de Peña Nieto. El tricolor sabe que improvisar sale caro y por eso se sigue reestructurando. Ese partido es lo que tiene, aprende de las derrotas y como el camaleón se transforma. Mientras que el blanquiazul va en caída libre en varios lugares del país y aun así, para darse el tiro de gracia, se expone con su candidata. Claro está que nadie más quiso llevar en la espalda la pesada losa del fracaso y mucho menos de la alianza de los enemigos históricos que hoy dejaron atrás sus diferencias, mismas que quizá después de este año vuelvan a resurgir.
Hay mucho trabajo por hacer si el PAN sueña con figurar como lo que un día logró: ser una verdadera oposición y volver a la segunda fuerza política. Para ello debe reorganizarse y ver todos los errores de los que son testigos y que, claramente, solo lleva una insignia de su mismo partido, porque nadie lo va rescatar, solo la historia les va recordar que no podrán regresar. Hoy, hoy, hoy solo el recuerdo quedó.