La Iglesia frente al fenómeno migratorio en Coahuila y Texas

Corredores humanitarios, concesión simple de visados, inserción social y garantía de servicios básicos, entre las propuestas de los obispos

Pobreza, violencia y falta de oportunidad de desarrollo han potenciado los flujos migratorios en todo el mundo, al tiempo que se han recrudecido las actitudes y políticas ultraderechistas de rechazo a quienes solo buscan una mejor condición de vida en los polos de desarrollo. En la frontera norte de México miles de personas permanecen a la espera de que se les permita su entrada a Estados Unidos. Los procesos legales son tardados y, mientras duran, los migrantes quedan expuestos a abusos y vejaciones.

En un comunicado titulado «Unidos construyendo el futuro con los migrantes» los obispos que supervisan la región fronteriza entre México y Texas, en Estados Unidos, instaron a sus respectivos Gobiernos a establecer corredores humanitarios seguros para los migrantes, quienes suelen ser víctimas de las bandas del crimen organizado o de autoridades corruptas. «Nos angustia que los migrantes sean víctimas de las organizaciones criminales, así como de la corrupción y la complicidad de algunas autoridades. Nos preocupa el tráfico y la trata de personas, el desplazamiento forzado, las detenciones y deportaciones sin respeto al derecho de aquellos que buscan protección internacional, la persecución constante y la criminalización de la que son objeto, la falta de traductores competentes para los procedimientos a los que se sujetan, la discriminación, la invisibilidad, la soledad, la nostalgia, el secuestro, la desaparición y tantas situaciones que los aquejan».

«El Hijo de Dios, que se hizo un Niño humilde, inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad del continente americano, para hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones».

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Además, recordaron a la comunidad católica que la responsabilidad de atender a los migrantes recae en todos los bautizados, alentando a que las parroquias sean los primeros lugares en los que se brinde acogida a estas personas itinerantes. «A lo largo de la historia, la Iglesia, que como una madre ha estado atenta y solícita a los problemas de la humanidad, mediante su doctrina social ha promovido y defendido el derecho natural e inalienable que toda persona humana tiene de migrar o no migrar. También ha reconocido el derecho de los estados de controlar sus fronteras y el deber de acoger y velar por los derechos del migrante, quien a su vez debe respetar el patrimonio material y espiritual del país que lo acoge, obedecer sus leyes y contribuir a su desarrollo».

Los prelados informaron que aproximadamente 8 mil personas en busca de asilo llegan diariamente a la frontera entre ambos países. En consecuencia, hicieron un llamado a examinar a fondo la realidad que enfrentan los migrantes, con el objetivo de encontrar formas de colaborar unidos para construir un futuro mejor. «En 2020, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calculó que en el mundo hay cerca de 281 millones de migrantes internacionales, lo que representa el 3.6% de la población mundial. Por su parte, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas señaló que uno de cada cuatro migrantes internacionales a nivel mundial residía en el continente americano, lo que equivale a 73.5 millones. La principal región de destino es América del Norte, siendo Estados Unidos el que alberga al mayor número de migrantes internacionales de todo el mundo, con casi 51 millones. Alrededor de 8 mil personas que buscan asilo están llegando directamente a la frontera. Últimamente la mayoría proviene de Venezuela y Nicaragua».

Los obispos subrayaron que la posición de la Iglesia no aboga por la apertura indiscriminada de fronteras, sino por la implementación de leyes que salvaguarden los derechos humanos fundamentales. En este sentido, consideraron imperativo que los gobiernos establezcan normativas que abarquen tanto la seguridad fronteriza como una política de inmigración humanitaria. «La Iglesia no aboga por fronteras abiertas, sino por leyes que respeten los derechos humanos básicos. Los Gobiernos deben crear leyes que incluyan tanto una frontera segura como una política de inmigración humana. No fomentamos la migración ilegal o indocumentada, sino que abogamos por vías legales para la migración».

Adicionalmente, manifestaron su compromiso renovado de mantener una comunicación constante y colaborar activamente con agencias y entidades gubernamentales a nivel local, estatal y federal. Su intención es brindar servicios que abarquen desde la provisión de información hasta la defensa jurídica, entre otras áreas.

Para los obispos, el Estado debe ser garante de la igualdad de trato legislativo y, por tanto, «debe proteger todos los derechos de la familia migrante y refugiada, evitando cualquier forma de discriminación en el ámbito del trabajo, la vivienda, la salud, la educación y la cultura».

Los obispos también pidieron a los Gobiernos de ambos países incrementar y simplificar la concesión de visados, y adoptar programas de patrocinio privado y comunitario; ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso; garantizar los servicios básicos, la seguridad personal, una adecuada asistencia consular, el acceso equitativo a la justicia y la libertad religiosa.

Asimismo, les solicitaron velar por el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad; dar a los migrantes libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar; ofrecer la posibilidad de participar en una economía que les permita asegurar su subsistencia vital; proteger a los menores de edad, asegurarles el acceso regular a la educación y prever programas de custodia temporal o de acogida; promover la inserción social de los migrantes; favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos. E4

Solicitud a los Gobiernos

  • Incrementar y simplificar la concesión de visados, y adoptar programas de patrocinio y comunitario.
  • Abrir corredores humanitarios seguros y legales para los migrantes y refugiados más vulnerables.
  • Ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso.
  • Garantizar los servicios básicos, la seguridad personal, una adecuada asistencia consular, el acceso equitativo a la justicia y la libertad religiosa.
  • Velar por el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad.
  • Dar a los migrantes libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar.
  • Ofrecer la posibilidad de participar en una economía que les permita asegurar su subsistencia vital.
  • Proteger a los menores de edad, asegurarles el acceso regular a la educación y prever programas de custodia temporal o de acogida.
  • Promover la inserción social de los migrantes.
  • Favorecer la reagrupación familiar.
  • Preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos.

Obispos firmantes

NombreCargo
De Estados Unidos 
Gustavo García-SillerArzobispo de San Antonio, Texas
Michael BoulletteObispo auxiliar de San Antonio, Texas
Mark SeitzObispo de El Paso, Texas
Gary JanakObispo auxiliar de San Antonio, Texas
Michael SisObispo de San Angelo, Texas
Jaime TamayoObispo de Laredo, Texas
Daniel E. FloresObispo de Brownsville, Texas
Mario A. AvilésObispo auxiliar de Brownsville, Texas
De México 
Eugenio Andrés Lira RugarcíaObispo de Matamoros, Tamaulipas
José Guadalupe Torres CamposObispo de Ciudad Juárez, Chihuahua
Alonso Gerardo Garza TreviñoObispo de Piedras Negras, Coahuila
Hilario González GarcíaObispo de Saltillo, Coahuila
Juan Carlos Arcq GuzmánObispo auxiliar de Monterrey, Nuevo León

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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