«El arma más potente en manos del opresor, es la mente del oprimido».
Steve Biko
Los derechos humanos surgieron a partir de una idea, que más que práctica, se acercaba a una utopía, para tener un proyecto de sociedad mejor y más justo. Sabemos que muchas veces se difuminan y suelen ser conceptos impotentes o carentes de efectividad desde el punto de vista de la práctica. Desde hace algunas décadas, algunos hablaban de la inexistencia de las condiciones históricas necesarias para que estos conceptos funcionen o bien, porque siendo legítimos sus fines, los medios o las personas a las que se recurre para su realización son —o fueron— inadecuados, ineficaces. Quizá, a estos conceptos les falta la madurez teórica necesaria porque muchas de las condiciones históricas necesarias ya suceden desde hace tiempo.
Pero, ¿Qué son los derechos humanos? Los derechos del hombre se han elaborado por teorías discutidas por filósofos, teólogos y juristas; la doctrina de los derechos del hombre puede ser considerada la racionalización póstuma del estado de cosas, al que ha llevado, especialmente en Inglaterra muchos siglos antes a la lucha entre la monarquía y las demás fuerzas sociales, concluida con la concesión de la Carta Magna por parte de Juan sin Tierra (1215), donde las facultades y poderes que serán llamados en los siglos posteriores «derechos del hombre» son reconocidos con el nombre de «libertad», o sea, de esferas individuales de acción y posesión de bienes protegidas ante el poder coactivo del rey.
El hecho de mencionar la palabra derecho nos obliga a pensar en su opuesto, obligación. Estas nociones traducidas en «realidades» convenientes nos llevan a los derechos humanos, nos habla por naturaleza propia de la conformación de una comunidad, de la composición de una sociedad, de la constitución de un Estado y precisamente, su orden básico derecho-obligación. Podemos afirmar que el concepto de derechos humanos como lo conocemos, no existiera sin la presencia actual de regímenes llamados liberal-democráticos o de democracia liberal. En la actualidad, hablar de derechos humanos supone hablar de modernidad, de diversidad, de multiplicidad y de características que parecen ser tópicos de moda; se dice que esto es lo que define hoy al mundo globalizado después del universo bipolar que se vivía posterior a la segunda guerra mundial.
Actualmente, los riesgos que deben tomar en cuenta las nuevas generaciones de derechos humanos son fundamentalmente la pobreza masiva y la vulnerabilidad de las personas de caer en pobreza, debido a gastos catastróficos en salud, o por la pérdida de un jefe o jefa de familia, la ausencia de políticas de cuidado de la salud, la violencia, la desprotección jurídica e institucional, la discriminación, el cambio climático… estos nuevos riesgos deben de ser parte prioritaria de una agenda de derechos humanos.
Los derechos humanos establecen las reglas mínimas de convivencia que son el resultado de una superación de conflictos y que aspiran a alcanzar una cooperación a través del consenso que éste supone la libre aceptación de principios para justificar acciones y actitudes. Más que moral, en terrenos prácticos podemos hablar de una autonomía personal. Antes de partir a problemas sociales de índole imperativo debemos de esclarecer y sembrar la libertad personal. Este principio es distintivo de la concepción liberal de la sociedad.
El 10 de diciembre, se conmemora el día de los derechos humanos, desde el año de 1948 (fecha en que la asamblea general de la ONU, adoptó la declaración). En Coahuila de Zaragoza, sus tres poderes que le dan vida al Estado mismo y que se deben a la gente, caminan de la mano con los derechos humanos, y luchan por la consecución, el respeto y la justicia. Desde la esfera de la autonomía y la autorrealización personal, se transita hacia el respeto de los derechos de todos los coahuilenses.