La prosa invisible

Ahora mismo en Guadalajara, Irarragorri, Furch, Camilo y Cocca son como rockstars, como fenómenos arrancados de un cuento soñado y nunca logrado, como seres de otro planeta que han llegado a la casa rojinegra para cerrar la puerta, esa por donde entraban libremente toda clase de fantasmas y vampiros, sin permiso y que establecieron desde su llegada. «Hay que dejar que el tiempo haga su trabajo» y, para ello, Riestra se acomodaba entre esa sociedad elitista y especial.

Pueden o no gustar las maneras de Irarragorri, hombre de trato selectivo, pero nadie puede dejar de lado sus logros. Santos, semifinalista; Tampico por la final de segunda y Atlas campeón. Aquí Almada mostró que se lleva mejor con la escasez que con la abundancia. Gerardo Espinoza lleva a celestes y él mismo consigue galones. Cocca muestra que domina con soldados y no con artistas. Riestra se mueve tras bambalinas y se carga una mochila de experiencias e imágenes.

No todo es perfecto, claro. Dejan solo a Dante Elizalde, sin refuerzos a la vista y con la sangría inmediata de Valdés, al que todos los medios lo hacen americanista, menos en Santos Laguna, donde Dante es como un militar que tiene sus órdenes claras de ponerle el pecho a las balas, pero esa curiosidad popular mejora el autoconocimiento y la gente quiere refuerzos auténticos, no jugadores becados y poco rentables para que Santos recupere su capacidad de identificación.

Claro, cuando el éxito de un grupo está a la vista y cuando sus líderes también encabezan a las comisiones de alto mando, hay omisiones de vista y los reglamentos se van olvidando, como si la victoria fuese sinónimo de impunidad, porque tanto el Grupo Martínez (Pachuca, Mineros y León) como Orlegi (Santos, TM y Atlas) invaden el asunto de la multipropiedad y nadie comenta nada.

Pero ese es un asunto común en México. Los medios militan con el viento que empuja la carabela. Aquí, mañana el senador Gabriel García Hernández firma junto a altas autoridades un «acuerdo de voluntades» con campesinos para el proyecto de «Agua saludable» y uno espera que el periodismo le pregunte sobre las graves acusaciones que Loret y El Universal le señalaban ayer, como un experto operador electoral y financiero, porque es un tema nacional y debe ser aclarado.

Está claro que muchas veces la gente no quiere escuchar la verdad, porque no desea que sus ilusiones se destruyan, pero también es definitivo que no se le puede escapar a la decadencia, como tampoco se puede estar viajando al pasado en busca de motivos, sino que tenemos que apretar el botón de la acción creativa y actual que nos libere y encamine hacia nuevos horizontes.

Igual como entre el barullo, pena y repique por la partida de Carmelita y Vicente, después de los penales que detuvo Camilo a Navarro y Montes, se agradezca que no se haya fusilado al joven Édgar Zaldívar, que falló un gol increíble y al que salvaron sus compañeros, como igual entre todo el ruido rescatar a otro tapatío brillante que nos puso de cabeza a todos, Sergio Pérez (31).

El gran Checo lidió con la fiera inglesa Hamilton y resguardó el camino para que Verstappen se colgara los laureles de campeón F1. Hizo un trabajo formidable de voluntad y sacrificio, porque la paciencia tiene su recompensa, solo que uno de pronto ve que el mundo está por reventar y recuerda a William Shakespeare (1564-1616). El genial dramaturgo inglés decía que «el infierno está vacío; los demonios están aquí». Y tenía razón. E4

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