La vacuna y el regreso a la «normalidad»

Las noticias de esta semana nos hicieron saber que una primera generación de vacunas COVID-19 empezaría a aplicarse a fines de este sombrío año 2020 o a principios del 2021. De inmediato y luego de los anuncios de algunas empresas farmacéuticas, empezó a respirarse una especie de suposición popular del regreso a la «normalidad» anterior al COVID-19.

Sin embargo, estas múltiples vacunas que se encuentran casi listas y que cumplen con la recomendación de la OMS, no están evaluando el impacto de las mismas sobre la infección y, por lo tanto, la transmisión. Incluso si las vacunas pudieran protegernos en contra de la enfermedad, es posible que no reduzcan la transmisión de manera similar.

Lo menciono con un ejemplo muy claro: las vacunas antipoliomielíticas son eficaces para proteger de la enfermedad, pero tienen un efecto menor sobre la reducción en la diseminación de la poliomielitis y por tanto posiblemente en la transmisión.

Estas observaciones, nos permiten sugerir que no podemos asumir que las vacunas COVID-19, incluso si se demuestra que son eficaces para reducir la gravedad de la enfermedad, reducirán la transmisión del virus en un grado comparable.

Los estudios hasta el momento han mostrado ser muy eficaces para atacar la patología, los síntomas y la carga viral en el tracto respiratorio inferior, pero no en las vías respiratorias superiores. Además, la prevalencia y la duración de las respuestas de anticuerpos después de la infección natural, quedan por definir y es muy importante que usted lo sepa, de que en caso de que alguna vacuna llegue en algún momento del año 2021 a inyectarse en su brazo, su protección en contra del temido COVID-19, durará menos de un año.

Además, existe una consideración importante, que es la estrategia de asignación de la vacuna las cuales determinarán su asignación. De entrada, le informo, que las primeras serán para personas con riesgo de morbilidad y mortalidad graves, trabajadores esenciales y de empleados de la salud, así como los maestros de escuela. El resto de la población, que es el grupo más numeroso quedaría fuera en estas primeras etapas.

Pero a pesar de esto, las vacunas COVID-19 son necesarias, incluso si tienen un impacto mínimo en la transmisión y a pesar de los desafíos de su asignación entre la población en general. Es muy probable que no se logre la inmunidad colectiva y si es así, las estrategias sobre cómo usamos dichas vacunas tendrían que basarse en otras consideraciones.

Y es que vacunas como la de la influenza, son menos efectivas en poblaciones de mayor edad que en poblaciones más jóvenes, en parte debido a la esencia inmune, lo que podría afectar de manera similar a las vacunas COVID-19. Si éstas tienen una eficacia aceptable para reducir la morbilidad y la mortalidad en grupos de alto riesgo, tendrían un papel importante, independientemente del impacto en la transmisión e inmunidad poblacional.

Si las poblaciones de alto riesgo pueden protegerse mediante la vacunación, las medidas de control de COVID-19 podrían reformularse y pudiera iniciar un cierto regreso a la «normalidad». Sin embargo, las actividades de algunos políticos han sido incompatibles con la ciencia y corren el riesgo de erosionar aún más la confianza en las vacunas entre el público en general. El caso en Coahuila de las reuniones de los Subcomités regionales de Salud son el ejemplo de lo absurdo: Reuniones presenciales en lugar de sesiones en línea, que en el caso del de Saltillo, solo se justifica para poder rentar el salón de los amigos del alcalde.

Fundamentalmente, será importante que los políticos y el público en general entienda que las vacunas de primera generación son solo una herramienta en la respuesta al COVID-19 y es poco probable que sean la solución definitiva que muchos esperan, y que esa ansiada inmunidad inducida por la vacuna COVID-19 que permitirá un retorno a la «normalidad» anterior a COVID-19, podría basarse en suposiciones ilusorias. Así que si usted está esperando regresar a su vida pre-COVID-19, ármese de paciencia que esto tardara un buen tiempo. Mientras tanto el cubrebocas, sana distancia y responsabilidad son de momento nuestra única vacuna.

Es editorialista de diversos medios de comunicación, entre ellos Espacio 4, Vanguardia y las revistas Metrópoli y Proyección Empresarial, donde escribe sobres temas culturales, religiosos y de ciencia, tecnología e innovación. Es comentarista del noticiero “Al 100” de la estación de Radio La Reina de FM en Saltillo.

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