Las mañaneras trascienden al caudillo; el reto de CS, imprimir su sello personal

La presidenta electa continuará la estrategia que le permitió a AMLO marcar la agenda y afrontar a sus críticos. Sin embargo, es necesario modernizar el formato

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, enfrenta el reto de continuar con una de las herramientas más icónicas de la administración de López Obrador: las mañaneras. Si bien estas conferencias matutinas le ofrecen una plataforma poderosa para comunicarse con la sociedad y consolidar su proyecto político, también presentan desafíos significativos. Para que este formato siga siendo efectivo bajo su liderazgo, la próxima mandataria deberá encontrar un equilibrio entre la continuidad y la innovación, asegurándose de que las mañaneras sigan siendo un espacio relevante y útil tanto para su Gobierno como para el pueblo mexicano.

Uno de los principales argumentos a favor de que Sheinbaum continúe con las mañaneras es la posibilidad de mantener un canal de diálogo directo con la ciudadanía. Al igual que López Obrador, la presidenta podría utilizar este espacio para informar sobre sus políticas, programas y logros, así como para responder a críticas y cuestionamientos en tiempo real. Esta cercanía con el pueblo, especialmente en un país donde la confianza en las instituciones es limitada, ayuda a consolidar su liderazgo y mantener una relación estrecha con su base de apoyo.

«Las mañaneras son un ejercicio único, ya que representan un espacio donde la presidencia, así como otras entidades gubernamentales que el presidente invita, pueden tener de alguna manera un diálogo o contacto más directo, a través del cual fijan la agenda día a día».

Pedro Cárdenas, oficial de protección y defensa de Artículo 19

Además, extender esta estrategia de comunicación también representa una manera de robustecer el legado político de la Cuarta Transformación, al presentar su Gobierno como una continuación y profundización del proyecto iniciado por López Obrador. Al hacerlo, podría asegurarse de que sus acciones y políticas sean vistas como parte de un proceso histórico más amplio, lo que le permitiría mantener el apoyo de los sectores que llevaron a su predecesor al poder.

Sin embargo, imitar las mañaneras también presenta desafíos. A diferencia de López Obrador, quien con su estilo único logró mantener la atención mediática durante seis años, Sheinbaum deberá encontrar formas de innovar en este formato para evitar que se convierta en una rutina predecible y menos influyente. La repetición constante de los mismos métodos de comunicación podría desgastar su impacto y reducir su capacidad para moldear la opinión pública de manera efectiva.

Otro punto en contra es el riesgo de sobrecargar la agenda mediática y pública con una cantidad excesiva de información diaria. Mientras que López Obrador logró establecer una conexión personal y casi íntima con sus seguidores a través de un discurso ameno y coloquial, Sheinbaum, quien tiene un estilo más técnico y moderado, podría enfrentar dificultades para mantener ese mismo nivel de interés y compromiso. Si no logra diferenciarse o aportar un enfoque novedoso, las mañaneras podrían perder relevancia y audiencia con el tiempo.

Estilo propio

Si bien López Obrador enfrentó ataques por utilizar este espacio para difundir información incompleta o parcial, Sheinbaum podría intentar elevar el nivel de las conferencias, brindando datos más precisos y permitiendo un mayor escrutinio por parte de la prensa y la ciudadanía. Esto impulsaría la percepción de su Gobierno como uno que valora la claridad y la apertura.

Al igual que López Obrador, Sheinbaum deberá navegar la complicada relación entre el Poder Ejecutivo y los medios de comunicación. Las mañaneras le permiten evitar un «filtro» mediático, pero también corre el riesgo de perpetuar una dinámica de confrontación con la prensa. Para evitar caer en los mismos conflictos del líder morenista, Sheinbaum deberá optar por un enfoque más conciliador, que busque construir puentes con los medios tradicionales en lugar de erosionarlos.

Por el momento, ya anunció horario y motivos por el cual le dará continuidad a esta estrategia. «A las siete ya, se van a tener que levantar temprano. Ya tomé la decisión de que a las seis de la mañana se hará el gabinete de seguridad y a las siete, la “mañanera”. Ya sé que nuestros adversarios van a decir que es lo mismo, pero organiza mucho el día iniciar muy temprano, tener el informe, y después dedicarse a tener las reuniones para los avances de los diferentes proyectos», dijo en rueda de prensa.

Herramienta exitosa

Aunque no estuvieron exentas de críticas, controversias y acusaciones de propaganda, la realidad es que las conferencias matutinas de López Obrador constituyeron un pilar en el éxito de su Gobierno. Este formato le permitió establecer una comunicación diaria y libre de intermediarios con el pueblo, lo que representó un avance significativo en comparación con administraciones anteriores, que mantenían un bloqueo informativo. Las mañaneras también le dio luz verde al presidente para manejar la narrativa mediática, dándole la oportunidad de responder a cuestionamientos en el momento y destacar sus aciertos, lo que fortaleció su posición de liderazgo. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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