Se puede decir… que Alito quedará fuera del «PRI»
Pero no se puede decir… que su desafuero es «inminente». Los poderosos dinosaurios que apuntalan al partido de sus amores, en determinado momento hablaron con él en forma amigable, conminándolo a que renunciara a la presidencia del tricolor, porque lo consideraban un delincuente, debido a que había en su contra algunos delitos, y que eso perjudicaba al alicaído partido, a lo que les respondió que ahora ni nunca lo haría, sin embargo, su capricho equivocado le costará muy caro, ya que será «expulsado» legalmente.
Se puede decir… que han corrido ocho años del sonado caso de «Iguala»
Pero no se puede decir… que así «seguirá». Tal situación ha colmado la paciencia de los familiares de los desaparecidos 43 estudiantes normalistas, a quienes durante todo este tiempo les han mentido hasta el cansancio, lo cual están dispuestos a no seguir soportando, por eso se han decidido a manifestarse, bloqueando las calles en su camino al Zócalo, donde los recibieron con vallas de acero, gases y un fuerte dispositivo de seguridad, para proteger el Palacio Nacional, de los atrevidos a suplicar justicia, que por tanto tiempo han «arado» en el desierto.
Se puede decir… que cada uno se montó en su «macho»
Pero no se puede decir… que ninguno de los dos «cedió». En la mañanera, y en un ambiente de tensión y respeto mutuo, se enfrascaron AMLO y el periodista Jorge Ramos, cuando éste le dijo que en lo que va de su sexenio han aumentado los crímenes en una forma escandalosa e incontrolable, a lo que el presidente le contestó que mentía, y el reportero le dijo que no, que decía la verdad, basada en datos de su Gobierno, pero el mandatario le insistió que no, cayendo el diálogo en ríspidas repeticiones que al final, todo quedó en nada, pero eso sí, la «violencia» aumenta.
Se puede decir… que la salud no tiene «precio»
Pero no se puede decir… que sin ella la vida no es «vida». Cada quien tiene un concepto de ella, según le ha ido, pues cualquier molestia, dolor o enfermedad, por leve que sea, provoca incomodidad, y no se diga si se llega a tener un grave contagio o daño incurable, y lo primero que da es tristeza, soledad y la implacable depresión, que afecta más que el mismo padecimiento, entonces lo ideal es cuidarse lo mejor que se pueda, vivir una vida sana sin excesos, procurando dormir lo necesario, comer alimentos nutritivos y hacer ejercicios al aire libre, en fin, llevar una vida ejemplar, «limpia» y metódica.