Los vendavales preelectorales empiezan a mostrar cada vez más fuerza entre los pretendientes de los diferentes partidos políticos, cuyos adelantos han sido inducidos al calor de las manifestaciones hechas por el presidente del país, quien ha puesto en el aparador a los que, según él, poseen la capacidad para contender, con el fin de continuar con el trazado que ha llevado estos cuatro años y que él quiere seguir manejando tras bambalinas.
Según algunas encuestas, la popularidad presidencial se ha visto mermada en algunos puntos, ya que conforme se acerca el fin de su Administración, la mitomanía, que ha hecho su marca, sigue durante las mañaneras, situación que se percibe. Como ejemplo están las recientes declaraciones sobre la construcción de la refinería, en donde los costos no han sido los anunciados, ni mucho menos el tiempo para que esa obra empiece a producir gasolina, pues los últimos pronunciamientos de expertos en la materia refieren que esa situación podría suceder hasta el 2026, tres años más tarde de la fecha anunciada para su conclusión, y que ante la evidencia del retraso se justificó divulgándola como la primera etapa constructiva.
Recordemos que lo mismo sucedió con el aeropuerto Felipe Ángeles, que después de casi cuatro meses siguen construyendo infraestructura. Y mientras que en el Aeropuerto de la Ciudad de México existen 900 despegues y arribos al día, en el Felipe Ángeles sólo se dan nueve.
Por lo que se refiere al Tren Maya, hay un tramo que está detenido por asuntos de carácter legal, y cuyo costo va en aumento lo mismo que el tiempo para su terminación, y con el riesgo de que será difícil que el turismo pueda restituir su costo en determinado tiempo.
Como se ve, esas son las magnas obras de su sexenio, pues para los 800 días que le restan a su Gobierno tal vez alcance a terminar alguna de ellas, los demás programas han sido minucias caprichosas, como proponer derogar el Horario de Verano, que según su secretario de Salud podrían provocar hasta infartos, —si así fuera, imagine los cientos de miles de norteamericanos muertos— de igual forma, se le ha ido el tiempo en peleas sin sentido con la Iglesia, con los intelectuales, con los empresarios, con los medios de comunicación, etcétera.
El presidente ha querido basar su popularidad en sus obras materiales, con el objeto de fortalecer su dominio y escoger a su sucesor en el tiempo que él desee, y ha hecho que esos vendavales preelectorales incidan en los estados del país, de manera que los partidos ya han perfilado a algunos miembros enfocados a la gubernatura de Coahuila en las que algunas encuestas han mostrado las preferencias que los ciudadanos tienen sobre algunos de ellos.
Se ha dicho en forma reiterada que Morena, o sea el presidente de la República, ha ordenado que sea el subsecretario de Seguridad Federal quien represente a su partido en la contienda, haciendo a un lado lo que él mismo ha pronunciado, que de acuerdo con las encuestas, quien esté en primer lugar sea el candidato, pero creo que no se ha percatado que aquí en Coahuila ese lugar le favorece a Armando Guadiana.
Entonces, ¿cuál es la razón por la que se empeña en seguir promoviendo al señor Mejía? Pues es claro el contrasentido al preferirlo, que lo único que hace es incitar a que dentro de ese partido se originen las guerras intestinas que los van a llevar al pozo.
En cuanto al Verde Ecologista y a la Unión Democrática de Coahuila, están en espera de las definiciones para tirar el anzuelo, pues a esos partidos no les interesa ni la democracia ni las ideologías, sólo les importa prerrogativas y posiciones. Se lo digo en serio.