Muchos quisieran ser como el cardenal de Mazarino

El poderoso cardenal de Mazarino, regente de Francia en la niñez de Luis XIV, fue un hombre de descarnado temperamento, donde a pesar de su condición de extranjero logró consolidar su poder a la muerte de Luis XIII. Las controversias sobre sus decisiones políticas, la debilidad de su Gobierno, un aumento indiscriminado de los impuestos y las críticas sobre su condición de forastero, lo llevaron siempre a circunstancias hostiles en su contra. Durante su mando, Francia padeció una de las etapas más violentas, sacudidas por guerras civiles.

El encumbramiento de Mazarino es penoso y debe su grandeza al apoyo de Luis XIV y al de Ana de Austria. Mazarino no pudo encontrar eco en el pueblo francés; su política y sus acciones no pudieron obedecer a un plan razonado, consensuado y sistemático. El cardenal es conocido como el autócrata de los tiempos modernos y el príncipe de la Iglesia; además de que la historia lo conoció por la poca austeridad en sus costumbres.

Esto, quizá, puede encontrar relación con los últimos incidentes y acciones en el quehacer público de México. Hoy se presentan saldos no tan gratos en el acontecer nacional en diversos ámbitos: economía, que no logra encontrar el rumbo claro a la reactivación, desempleo y pobreza —sin ahondar en los tópicos—, poca concordancia en los sistemas de educación y salud, corrupción que no cede (y se evidencia).

La loable vocación de gobernar con el beneplácito de la opinión pública es una ardua empresa, y suben las dificultades cuando un Gobierno aminora las acciones y los prestigios del mandato. Quebradiza es, la condición del presidente de México.

Debatir, orientar e influir el rumbo del país que queremos es tarea de todos los ciudadanos. En esa coyuntura, la sociedad debe sumarse a la reflexión del estado actual de la economía, el modelo de sociedad al que aspiramos; y a las ideas en torno a las reformas fundamentales del Estado, para poder así, contribuir a los ejes que articulen el ideario político de la gente, con los intereses de un capital comprometido con los principios de justicia social.

Retomar o corregir el rumbo plantea desafíos nuevos y pesados. La noción de democracia es compleja y requiere del más amplio concurso para encarar los problemas no resueltos y retos presentes y futuros. La mesa está puesta, encaremos nuestra realidad que parece ser que dista mucho de la realidad que perciben los tomadores de decisiones públicas.

Aguascalientes, 1982. Cursó sus estudios de Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, posteriormente hizo sus estudios de maestría en Gobierno y Gestión Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Labora en la administración pública estatal desde el año 2005. Es maestro de Teoría Política en la Facultad de Economía de la UA de C desde el año 2009. Ha sido observador electoral de la Organización de los Estados Americanos en misiones para Sudamérica, en la que participa como miembro de observadores para temas electorales.

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