Pandemia y falta de lectores encienden las alarmas en la industria editorial

El Gobierno, indiferente al cierre de librerías causado por el desplome en las ventas. Las publicaciones digitales se disparan 58%, pero no alcanzan a salvar la crisis

Los libros se sostienen como blanco de censura y asedio

El año 2020 resultó particularmente duro para la industria editorial de México, y el 2021, si bien mostró un semblante mejor, distó mucho de equiparar los niveles de venta de 2019. La pandemia por COVID-19 llegó para reforzar el comportamiento de un mercado que ya empezaba a emitir señales de agotamiento por la irrupción de las nuevas tecnologías, la proliferación de medios alternativos de entretenimiento —especialmente las plataformas de distribución de contenido streaming— y una población reacia a la lectura que, según datos del INEGI, en promedio consume apenas 3.7 libros al año.

El cierre indefinido de las librerías y el confinamiento de la población en el primer año de pandemia provocó que el sector editorial dejara de producir 14 millones de ejemplares —una merma de 11.6%— y resintiera la facturación de 2 mil 764 millones de pesos menos que en 2019, una caída del 24.6%.

«La caída que sufrió el mercado en México fue la mayor en América Latina, tomando en cuenta los mercados grandes, el resto de los países de la región aguantaron mejor el efecto de la pandemia».

José Calafell, vicepresidente del sector de Libros en la Caniem

La difícil situación llevó a que 30 sellos en el país suspendieran sus actividades y 11 se vieran obligados a ponerles punto final. Así lo dio a conocer la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) durante su participación en la 35 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, del 27 de noviembre al 5 de diciembre de 2021.

La buena noticia es que al término del tercer trimestre de 2021 ya se habían facturado 8 mil 868 millones de pesos, una cantidad superior a lo registrada en todo 2020. Y es de esperar que las estadísticas del último trimestre mantengan la misma tendencia de crecimiento gracias al «efecto rebote».

Sin embargo, las estimaciones señalan que las empresas editoriales tardarán hasta 10 años en recuperar las cifras de 2019, si se logra mantener un ritmo de crecimiento de 2.6% anual.

Desinterés gubernamental

A juicio de la Caniem, México es el país de América Latina que menos apoyo ha recibido en la pandemia dentro del sector editorial. Para ello cita un par de ejemplos: 1) En Chile, los libros se pueden comprar en el supermercado, lo cual facilita la labor de promoción y pone al alcance de la mayoría los nuevos títulos que se presentan; 2) En Argentina se implantó una ley de precio fijo en librerías que evita un incremento excesivo para adquirir cualquier producto editorial.

En México, por el contrario, el soporte es nulo, lo que conlleva a que las librerías y editores independientes pierdan terreno ante las grandes tiendas y sitios web como Amazon.

«La caída que sufrió el mercado en México fue la mayor en América Latina, tomando en cuenta los mercados grandes, el resto de los países de la región aguantaron mejor el efecto de la pandemia. Esto se debe a factores coyunturales y estructurales. Los coyunturales es que México ya venía con un crecimiento económico nulo. Otro es la actitud en México con respecto al apoyo a los libreros y las librerías que fue totalmente nulo», apuntó José Calafell, vicepresidente del sector de Libros en la Caniem y consejero de la división Latinoamérica del Grupo Planeta (El Sol de México, 30.11.21).

Decepciona libro digital

Contrario a lo que se esperaba, las ventas de libros digitales no alcanzaron los niveles estimados, a pesar de que la condición de confinamiento propició el consumo de productos virtuales.

Aunque la venta de ediciones digitales se incrementó 58% de 2019 a 2020 —con 368 millones de pesos facturados— este monto solo representó el 4% del mercado editorial. El 96% restante se lo llevaron los libros impresos.

Ignacio Uribe Ferrari, coordinador de la Comisión de Estadística de la Caniem, apunta que en este sector «la tendencia al alza es desde 2016, con un crecimiento por el lado de novedades del 86% mientras que las que no son novedades trae un crecimiento del 50%; sin embargo, son 368 millones de pesos facturados frente a los casi 9 mil millones que se facturaron en toda la industria».

Teniendo en cuenta que el mejor comportamiento de ventas de libros digitales tuvo lugar durante el pico de la pandemia es de esperar que el lector vuelva a su versión impresa. E4

Numeraria

  • 14 millones de ejemplares menos se produjeron en 2020, con relación a 2019
  • 2,764 mdp menos se facturaron entre ambos períodos
  • 10 años tardará la recuperación del sector editorial en México
  • 30 sellos suspendieron actividades en el país
  • 11 sellos cerraron definitivamente sus puertas
  • 3.7 libros al año leen los mexicanos en promedio

Los libros se sostienen como blanco de censura y asedio

Los libros pueden considerarse —según su uso— fuente de conocimiento, espacio de comunicación o simple medio de entretenimiento, pero, más allá de su propósito inicial, siempre representan un símbolo de libertad.

Por tal motivo su difusión, durante siglos, ha preocupado a Gobiernos, oligarquías y extremistas socioculturales que advierten amenazas en cada una de sus páginas y no encuentran mejor modo para deshacerse de su influencia que practicar la censura o el exterminio.

Así sucedió en tiempos de la Inquisición, del genocidio nazi o el comunismo ruso, pero también ocurre hoy en países como Cuba, Venezuela o Nicaragua donde se restringe la publicación de aquellos títulos que atenten contras sus ideologías o se atrevan a criticarlas.

El problema es que el fenómeno también se percibe en el seno de naciones democráticas. Basta señalar que, a principios de noviembre de 2021, en Estados Unidos, miembros de la junta escolar del Condado de Spotsylvania, Virginia, sugirieron la quema de libros que tenían en sus bibliotecas y enseñaban sobre raza y sexualidad.

No es la primera vez que algo así sucede en la autoproclamada «tierra de la libertad». En 2018, Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain —cuya primera edición estadounidense se remonta a febrero de 1885— se extirpó de los textos escolares en Duluth, Minnesota, bajo el pretexto de hacer «uso de insultos raciales».

También en Canadá

Aunque por otros motivos, el país de la hoja de arce también promovió sus propias purgas incendiarias.

Así lo reveló Radio Canadá en septiembre de 2021, aunque los hechos se remontaban a 2019, cuando una treintena de escuelas católicas francófonas de Ontario decidieron «purificar por las llamas» casi 5 mil libros de sus bibliotecas.

Su intención era practicar un «gesto de reconciliación con las Primeras Naciones» y separarse del pasado racista y del genocidio cultural que se practicó con los habitantes originarios.

Entre los ejemplares incinerados se hallaban cómics de Tintín, Astérix y Lucky Luke, por considerar que propagaban estereotipos sobre los indígenas. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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