La leyenda según la cual el PRI de Coahuila es «el mejor de México» ha tenido por objeto llamar la atención, proyectar nacionalmente a su líder, el gobernador de turno, y levantar la moral de una formación agonizante. Sin embargo, para efectos prácticos no significa nada. La jactancia, al contrario, lo ha puesto en un brete, pues, al tener mayores posibilidades de ganar las elecciones de 2023 que el del Estado de México, el Instituto Nacional Electoral (INE) puede obligarlo a postular a una mujer para la sucesión de Miguel Riquelme.
El INE había resuelto no aplicar el criterio de forzar a los partidos a nominar féminas donde su ventaja sea mayor, como es el caso de Coahuila. Sin embargo, en la sesión del 21 de julio las comisiones unidas de Igualdad de Género y no Discriminación y Prerrogativas y Partidos volvieron incluirlo. Además, claro, de ordenar la postulación de al menos una mujer para las elecciones de gobernador. Significa que si en Estado de México el PRI (solo o en coalición con el PAN y PRD) propone a un hombre, en Coahuila deberá ser mujer y viceversa.
Para no agitar las aguas ni presionar una sucesión de por sí sobresaltada, algunos medios y columnas dan por hecho que la candidatura de Manolo Jiménez, delfín del gobernador Miguel Riquelme, sigue firme. Lo será solo si en Estado de México el PRI se decanta por una mujer. Sin embargo, el aspirante de la coalición «Va por México» mejor posicionado es el panista Enrique Vargas con el 30% de las preferencias, seguido por la priista Alejandra del Moral (21%). Si la tendencia se mantiene, la alianza PAN-PRI-PRD tendría que nominar en Coahuila a una mujer. Pero a estas alturas, ¿a quién?
Los partidos nacionales disponen hasta el 31 de octubre próximo para adaptar sus documentos básicos e introducir reglas transparentes que garanticen la paridad de género en las gubernaturas. También deberán informar al INE «a más tardar 30 días antes del inicio de su proceso de selección de candidaturas a gubernaturas en Coahuila y Estado de México, la entidad donde postularán a una mujer como candidata o, en su caso, si en ambas entidades postularán mujeres», dice el comunicado 320 del órgano electoral. La moneda, pues, sigue en el aire aun cuando los representantes partidistas hayan puesto el grito en el cielo.
Las consejeras del INE vigilarán que los partidos presenten mujeres en el estado donde sean más competitivos. «Los partidos no han hecho nada para regular en sus documentos la paridad en las gubernaturas», argumentan. Adriana Favela cuestionó: «¿qué han hecho desde entonces?, porque ahora les parece poco el tiempo que se les está dando, hasta el 31 de octubre, y han pasado dos meses con 12 días para que hicieran algún tipo de modificación, y les pregunto: ¿ya lo hicieron? para que lo hagan del conocimiento de la autoridad y creo que no lo han hecho».
La incógnita sobre dónde postulará el PRI a una mujer (solo o en alianza con el PAN y el PRD, insisto) se despejará a principios de 2023. La incertidumbre durará al menos seis meses más. Mientras tanto, Manolo Jiménez, Jericó Abramo (PRI), Ricardo Mejía, Luis Fernando Salazar y Armando Guadiana (Morena) siguen en campaña y la guerra sucia continúa. En Morena la candidatura masculina parece segura. Pues en Estado de México la secretaria de Educación, Delfina Gómez, tiene mayor intención de voto (26%). Le sigue Higinio Martínez (23.4%) y muy lejos Yeidckol Polevnsky (8.5%). En Coahuila, la más asustada es la senadora Verónica Martínez, pues ni siquiera figura en la encuesta de Massive Caller del 2 de agosto.