El gobernador del Estado ha logrado establecer un equilibrio de poderes cuyo resultado ha constituido un orden democrático en materia política y el establecimiento de una estructura de Gobierno, que le ha redituado de manera que la Administración Pública camine sin sobresaltos a pesar de haber encontrado infinidad de frentes abiertos por el sexenio.
Ya con el ingrediente político, al conservarlo de esa manera puede lograr junto con su partido y con un soporte aliancista, enfrentar y aventajar a la ola guinda, que se ha propuesto enviar a competir por la gubernatura a una persona a quien la gran mayoría de los coahuilenses no conocen, con el fin de que sea quien comande al estado y así cumplirle a su patrón, cuya intención es quitarle el lugar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin tomar en cuenta que el trabajo que ha desarrollado en el país como encargado de la seguridad pública ha estado basado en una estrategia fallida, ya que es público y notorio que la inseguridad cabalga por toda la nación y los asesinatos y secuestros se siguen incrementando día a día.
Continuando por esta vía, el señor Sóstenes Mejía, quien es el enviado a competir por la gubernatura, en sus mítines sólo habla de que va a limpiar a Coahuila de la corrupción y que a nuestra entidad le esperan nuevos tiempos, sin embargo no se le escucha hablar nada sobre los problemas sustantivos como los socioeconómicos, ni lo relativo a datos sobre el Producto Interno Bruto que el estado aporta al país y la manera de incrementarlo.
Tampoco se refiere a los índices industriales que dan soporte a la economía de Coahuila, y que la hacen competitiva, contribuyendo a aumentar la capacidad de emplear a miles de personas. Ni tampoco hablar sobre los indicadores de la educación ni de la situación del campo y los campesinos, ni de su interés por, en su momento, tener un acercamiento con los dueños del dinero —con los que no se debe pelear—, en donde les muestre la dinámica que pudiera imprimir a su gobierno en esta área, pues esos potentados están acostumbrados a interactuar con presidentes de negocios de otros países que hablan el lenguaje de mercados, y no me refiero al idioma de otras naciones, sino a expresiones que en materia de transacciones empresariales la globalización demanda hoy en día.
No se trata de hablar sólo con las personas que le llevan a sus reuniones, pues el puesto al que usted aspira se compone de conocimientos relativos a toda la actividad que es el aceite que hace andar a la máquina.
Señor Mejía, sería sumamente importante que nos diga qué visión de Coahuila propone, pues sus arengas sólo se circunscriben a decir que todo lo pasado ha sido funesto para el estado, mismas palabras de su patrón refiriéndose a los expresidentes, a pesar de que ya lleva cuatro años en el poder, por lo que a estas alturas era para que ya se hubiera corregido ese camino, sin embargo han sido peores los resultados.
Sus visitas fugaces y forzosas a algunos de los municipios apenas le muestran una cara deslavada, mientras que sus discursos son muy simples, tal vez —y lo digo con todo respeto— porque la mayoría de los asistentes son personas modestas, distantes de una instrucción educativa.
Esas reuniones de proselitismo, que a todas luces son ilegales porque son actos anticipados de campaña, las seguirá llevando a cabo con el aval de miembros del primer círculo del presidente y de su partido Morena, que son los que están poniendo la muestra de que no les importa quebrantar la normatividad que en esa materia existe.
Viva México.
Se lo digo en serio.