Policías de Cabeza de Vaca, asesinos

Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador panista de Tamaulipas, tiene responsabilidad en la masacre de los migrantes guatemaltecos cuyos cuerpos acaban de ser repatriados a su país, donde se ha decretado luto nacional de tres días por su muerte a manos de policías estatales al mando del gobernador del PAN, el mismo que también está acusado por los delitos de lavado de dinero, delincuencia organizada y defraudación fiscal.

Y es que Tamaulipas es un Estado fallido donde ningún régimen, ni federal ni estatal, ha podido mantener la gobernabilidad frente a los poderes fácticos de la delincuencia organizada que gobierna con milicias armadas, que cobra impuestos, que sostiene aduanas, controles migratorios, que patrulla carreteras y que opera cárceles clandestinas. Un Estado dentro del estado. Así de vulnerable es el entramado institucional de Tamaulipas.

Vea usted al inútil gobernador tamaulipeco ladrando a la Federación para tratar de ocultar su incompetencia y sus corruptelas. Y es que Francisco García es un gobernador fallido incapaz de proteger a los habitantes de su entidad e incapaz de mantener el imperio de la ley.

La bonanza extrema de su economía personal y la del primer círculo familiar es sintomática de los beneficiarios privilegiados por una economía de guerra, como la que hoy devasta a Tamaulipas y donde tanto han progresado los García Cabeza de Vaca. Y conste que no es el único. Los gobernadores priistas que le antecedieron de igual forma fracasaron en gobernanza y también resultaron inmensamente ricos: Manuel Cavazos, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y Egidio Torre Cantú.

El juicio mediático que actualmente protagoniza el gobernador de Tamaulipas es otra de las fantochadas de la 4T que pronto acabará en impunidad. Lo mismo destapó Manlio Fabio Beltrones en 2016, cuando reveló que Cabeza de Vaca estaba fichado en Texas como delincuente, cosa cierta que el gobernador panista actualmente soslaya.

Lo más grave es que Cabeza de Vaca resulte impune por la terrible masacre de guatemaltecos cometida por agentes policíacos bajo su mando, y que ha provocado una crisis internacional.

Resulta ofensiva la bonanza económica del gobernador y su familia contrastada con la miseria de los dolientes que, como vimos, han recibido los cuerpos desmembrados y calcinados de sus familiares que sólo buscaban trabajo para subsistir.

Da grima ver la carita azorada de los niños mirando los ataúdes de sus padres asesinados. Causa pesar la angustia, el dolor, el sufrimiento de esposas, madres y hermanos en esa erosión trágica e irremediable de lesa humanidad. Mientras el maldito gobernador de Tamaulipas contrata el bufete de abogados más caro de México para defenderse. Mientras contrata al vocero más infame y estridente, Javier Lozano Alarcón, para contestar las pullas de la 4T. Mientras los panistas alegan persecución política en su contra.

Claro, los panistas van a decir que Cabeza de Vaca no es culpable de la masacre cometida por sus policías. También dijeron que Felipe Calderón no fue culpable de los delitos cometidos por Genaro García Luna ni de la masacre de los 72 migrantes de San Fernando.

Tamaulipas es hoy el mejor ejemplo del Estado fallido donde la ley de la delincuencia organizada ya rebasa por mucho al imperio de la ley.

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