Iniciaron las precampañas a la gubernatura con la sorpresa de un aspirante que renunció a su cargo de última hora después de desconocer los resultados de la encuesta de su partido que no le favoreció y se sumó a la lista para que sean cuatro precandidatos y tres aspirantes independientes que buscarán ser candidatos al Gobierno de Coahuila.
El primer round que involucra a cuatro precandidatos tendrá una duración de 29 días para posicionar candidaturas y sobre todo para medir en encuestas el impacto de conocimiento ciudadano y la confirmación de estrategias para la verdadera contienda de campaña que iniciará el 2 de abril para terminar el 31 de mayo.
Para los tres aspirantes independientes la lucha para ser conocidos por los electores será la búsqueda de poco más de 34 mil firmas electrónicas para lograr la candidatura e integrarse a la campaña.
Los contenidos de las precampañas son predecibles porque la estrategia de un aspirante es confirmar su presencia en el electorado con una imagen dirigida a mantener estándares de seguridad, desarrollo y empleo en la entidad.
Los otros dos candidatos comenzaron con mensajes de reproche, traición y división en una oposición que es cuestionada por el gremio político y muy seguramente en el futuro mediato por los electores que calificarán quiénes tienen la razón y quiénes solo buscan satisfacer sus propósitos personales.
El otro aspirante se mantiene fiel a su estilo de campaña que cuestiona y señala con argumentos muy débiles y con una apuesta al rechazo histórico del oficialismo que parece al menos en Coahuila ya no alcanza siquiera para estar entre las primeras tres fuerzas políticas.
El proceso en la entidad junto al Estado de México, es un laboratorio para la elección federal del 2024 y los experimentos iniciaron con la disolución de una alianza de tres partidos que integran el movimiento político presidencial que podría tener varias lecturas que se abordarán en futuras colaboraciones.
En contraparte la otra la alianza, la opositora al Gobierno federal se mueven en el proceso con buenos niveles de negociación y con una mejor perspectiva de lo que pueden y deben hacer para la búsqueda de la candidatura presidencial y sobre todo de los errores que no pueden ni tienen que cometer para aspirar siquiera a un resultado decente sobre todo en la elección del senado y el congreso federal.
Dentro de la precampaña podrían suceder cosas extrañas que significarían sorpresas para los partidos y los electores, pero solo de un bando surgen las sospechas respecto a la división y el fraccionamiento de los votos e incluso decisiones como una declinación o la cancelación de candidatura por violaciones a las reglas y leyes electorales.
En ese tema se antoja difícil porque la actuación de los órganos electorales por ahora se observa tibia y casi inexistentes porque no hay sanciones de fondo para quienes flagrantemente violaron disposiciones de publicidad y sobre todo recursos para promoción.
Este primer round no lo gana nadie, es de estudio y confirmación de posturas y estrategias para encontrar puntos flacos y observar cuales son las fortalezas sobre todo entre los electores y las mediciones de las tradicionales encuestas que sin duda serán las ganadoras de este proceso electoral para medir el impacto de los aspirantes.