Ustedes, a la hora de llegar al cine o de decir «quiero ver una película», ¿cómo la eligen? Pensando en algunos ayeres, ¿recuerdan cuando buscaban en el periódico las películas y funciones? Que te generaba un placer el saber que si alcanzaste boletos para la película que está de moda y hasta la promoción de dos por uno que te dieron con el ticket de compra del súper te lo valieron incluso roto. ¡Qué tiempos!
Ya lo hemos platicado, pero se los refresco. Para reconocer el aporte cultural de la producción cinematográfica nacional y promover estímulos para la industria, la Secretaría de Gobernación el año antepasado publico en el Diario Oficial de la Federación el decreto para declarar al 15 de agosto «Día Nacional del Cine Mexicano». ¡Qué padre!, pero ¿Tenemos algo que celebrar?
Plataformas como Netflix, Disney Plus, Apple Tv y FilminLatino lo celebraron con una selección especial de películas. Entonces, si no han sido fan del cine mexicano pero quieren darle una oportunidad.
Hace poco más de 60 años era la época de oro de nuestro cine nacional, periodo entre mitad de los años 30 y 50 que dejó una profunda huella en nuestra identidad. Muchos de los grandes mitos del cine proceden de ese tiempo en donde María Félix —esa de la que se discute que habrá o no película—, Pedro Infante —ese del que Omar Chaparro hizo una película muy mala— o Jorge Negrete se hicieron casi inmortales. Pero todo aquello es pasado y a ese periodo de esplendor le siguió una época sin tanto esplendor.
Pero no nos pongamos negativos, agosto, sin duda, es el mes del cine en México. El 6 de agosto de 1896 se presentó el cinematógrafo ante el entonces presidente Porfirio Díaz en el Castillo de Chapultepec. El 14 de agosto de ese año se dio la primera función pública en el sótano de la droguería Plateros, en la calle Plateros —hoy Madero— y un día después, el 15, se proyectó la primera función a público.
A pesar de lo populares que se han vuelto los mexicanos en la industria cinematográfica del mundo gracias a directores como Cuarón, Del Toro e Iñárritu, en México todavía es difícil colocar una película nacional en salas de cine o alguna plataforma de streaming. También afecta que algunos directores entregan a las audiencias películas que dejan mal sabor de boca y rompe la ilusión de pensar que el cine mexicano mejora.
Hablar de cine mexicano actualmente nos trae a la mente a un Eugenio Derbez, Martha Higareda y hasta unos «huevo cartoons». ¿Es lo más que podemos hacer? Existe talento, eso no se discute, pero ¿de qué depende que las historias que llegan a la pantalla grande no impactan a las audiencias, según la taquilla y críticas de expertos? ¿Viva el cine nacional?