No hay duda, la 4T opera, no en un cambio de gobierno, este es un cambio del régimen que surgió de la Revolución Mexicana en las primeras décadas del siglo 20, es una transformación intensa, aguda del sistema político en sus prácticas, tradiciones y rutinas, especialmente las del sistema neoliberal que significó la minimización del Estado, el predominio de las fuerzas del mercado; muchos no alcanzan a verlo y afirman, «este es un sistema patito».
El gobierno federal de López Obrador comenzó con cerrar Los Pinos, la casa presidencial en la que los gobiernos del PRIAN gozaban todo tipo de lujos, se dispensaban costumbres suntuosas sin rienda ni control. Hoy es la casa del pueblo de México. Igual el ostentoso avión presidencial fue inhabilitado; además, canceló el Estado mayor presidencial, órgano técnico-militar que databa del siglo XIX y se componía de 2 mil 021 elementos que cuidaban la seguridad del presidente y cuyo presupuesto anual llegaba a 624 millones de pesos (2015) AMLO declaró que él no necesitaba que lo cuidaran, que su guardián es el pueblo.
Ahí está la transformación en contra de los abusos ilegales antes apadrinados por las más altas esferas del poder federal en beneficio de sus cuates, cómplices de los presidentes y secretarios de Estado, como la condonación de impuestos a los más ricos dueños de grandes empresas; la detención de las factureras que fabricaban facturas falsas para evadir al fisco; la discrecionalidad en el funcionamiento de los fideicomisos; la cancelación del outsourcing, subcontratación laboral que optimizaba las ganancias empresariales en contra de los derechos de los trabajadores y que defraudaban al fisco.
La pandemia evidenció a un sistema de salud pública saqueado, de manera que este gobierno federal en tiempo record reconstruyó más de 300 hospitales inconclusos y rehabilitó otros tantos, además del terrible abandono de la salud pública sin políticas de prevención ni de alimentación, resultado, se tienen los primeros lugares mundiales en diabetes, obesidad y sobrepeso seguidos de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, contubernios con las empresas refresqueras que promueven hábitos alimenticios nocivos para la salud, en esencia para la niñez y la juventud, en general una problemática que complica la curación del Coronavirus, todo esto no lo quieren admitir los Frenaaa ni el PRIAN.
El obradorismo está en un proceso de recuperación del poder presidencial, el que fue abandonado desde la presidencia de Vicente Fox que dio a los gobernadores dinero del petróleo a manos llenas, de lo cual Coahuila sabe bastante, ahora, con la austeridad que impone un Estado federal saqueado —penetrado en algunas zonas por la delincuencia organizada— AMLO está recuperando el poder presidencial, que estaba suelto, lo cual está provocando malestar, ante todo en los que disfrutaban de las dádivas y de los privilegios de la corrupción, que no son pocos.
El presidente López Obrador tuvo la valentía y la sensibilidad de referirse en su 2° informe a las áreas en dónde su administración no ha tenido los resultados esperados, como en el combate a la pandemia, la que ha sido el mayor obstáculo para el avance de la 4T.
Por otra parte, se ha informado que existe la posibilidad de que el gobierno adquiera, más de 34 millones de vacunas para combatir al Covid-19 lo que en verdad podría ser el principio de, ahora sí, una nueva normalidad.
Lo que es claro es que, por el momento, el control presidencial es necesario para poner orden en la casa; mientras el poder Legislativo recupera un equilibrio entre las fuerzas políticas, lo cual no parece que será inmediato, y el Judicial igual alcanza la fuerza legal necesaria en el contrapeso de la Ley que por ahora no tiene a causa de la corrupción que arrastraba; que el presidente tome las riendas para dar rumbo al cambio debe verse como natural y necesario, porque el camino del PRIAN se anuló a sí mismo, basta ver su poco peso en el poder Legislativo.
Hay graves asuntos pendientes, como el de la seguridad, que avanza a paso muy lento, la violencia se arraigó con mucha fuerza y el avance para combatirla se ve pausado, porque nada ocurre de un día para otro y la 4T va.
¿La ciencia, instrumento neutral?
Ahora que el mundo libra una lucha sin tregua en contra de la pandemia global del Covid-19, epidemia sin precedentes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso enfocar especialmente la atención en la ciencia para y con la sociedad, por ello propuso reforzar las colaboraciones científicas mediante tres pilares, la promoción de la investigación científica internacional, asegurar el acceso al agua y apoyar la recuperación ecológica.
La Unesco reconoce que la cooperación entre científicos y gobiernos es débil, cuando los frutos de la investigación —incluso las vacunas— debieran ser compartidas, lo cual está lejos de ocurrir, al contario, hay una competencia internacional feroz por colocar en el mercado las posibles fórmulas de curación y medicamentos.
En efecto, las farmacéuticas están en guerra para alcanzar resultados tangibles, más para vender primero sus vacunas que para curar a las colectividades, la meta es vender, vender, vender, ahí no hay compromiso social alguno.
La Ciencia para la Paz y el Desarrollo debería ser una divisa de la humanidad, recordar y trabajar por el compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, que se celebró en Budapest en 1999, a fin de hacer hincapié en el uso responsable de la ciencia para el beneficio de las sociedades, y no para el mercado y las ganancias monetarias, en particular debiera servir para la erradicación de la pobreza y el exterminio de las enfermedades que estos segmentos de la población padecen.
La Ciencia para el Desarrollo también debiera concientizar a la población acerca de que la ciencia es una actividad social y para la sociedad; la ONU reconoce que a partir de este compromiso se han generado muchos proyectos, programas y fondos concretos para la ciencia en todo el mundo.
La labor social de la ciencia ha contribuido a fomentar la cooperación entre científicos que viven en regiones marcadas por conflictos, como por ejemplo la creación de la Organización de la Ciencia Israelí-Palestina (IPSO), apoyada por la UNESCO.
Es evidente que ante la pandemia nos encontramos en una situación de interdependencia creciente y que nuestro futuro es indisociable de la preservación de los sistemas de sustentación de la vida en el planeta y de la supervivencia de todas las formas de vida.
Los países y los científicos del mundo deben tener conciencia de la necesidad apremiante de utilizar responsablemente el saber en todos los campos de la ciencia para satisfacer las necesidades y aspiraciones del ser humano sin emplearlo para la destrucción.
La ONU promueve la colaboración activa de todos los campos del quehacer científico: las ciencias naturales, las ciencias físicas, biológicas y de la tierra, las ciencias biomédicas y de la ingeniería y las ciencias sociales y humanas.
El marco general de acción hace hincapié en las promesas y el dinamismo de las ciencias naturales, así como en sus posibles efectos negativos y en la necesidad de comprender sus repercusiones en la sociedad y en sus relaciones con ella.
Todas las culturas pueden aportar conocimientos científicos de valor universal. Las ciencias deben estar al servicio del conjunto de la humanidad y contribuir a dotar a todas las personas de una comprensión más profunda de la naturaleza y la sociedad, así como de una mejor calidad de vida y un medio ambiente sano y sostenible para las generaciones presentes y futuras.
El saber científico ha dado lugar a notables innovaciones sumamente beneficiosas para la humanidad. La esperanza de vida ha aumentado de manera considerable y se han descubierto tratamientos para muchas enfermedades. La producción agrícola se ha incrementado enormemente en numerosos lugares del mundo para atender las crecientes necesidades de la población.
Está al alcance de la humanidad el liberarse de los trabajos penosos gracias al progreso tecnológico y a la explotación de nuevas fuentes de energía, que también han permitido que surgiera una gama compleja y cada vez mayor de productos industriales.
Mas, frente a este «progreso» tenemos desastres naturales inconmensurables y todavía imposibles de superar, de manera que lo que ahora está en juego es la vida humana y la vida de la naturaleza, así que el primer compromiso de la ciencia es forjar el desarrollo social y la paz.