Hace unos pocos días, aprovechando el periodo por la sucesión de días inhábiles de marzo, que casi concluye, me propuse recorrer sectores de Saltillo para conocer por mí mismo las condiciones en que se encuentra nuestra ciudad, y constatar lo que a diario nos insisten: que la capital de Coahuila es una gran ciudad que goza de una calidad de vida, derivada de la efectividad que le imprime la autoridad municipal, que figura en el top 10 como una ciudad mediana del futuro, con un potencial económico sustentado por el Financial Times, una ciudad segura, reconocida por los servicios que presta, y que por vía de comprobación realicé el camino.
Debo manifestar que nuestra ciudad de un millón de habitantes, efectivamente, disfruta de ese estatus, ya que diversas organizaciones públicas, privadas e internacionales le han otorgado una serie de reconocimientos, situándola en niveles de primacía frente a los demás municipios del país. Sin embargo, considero que debe complementarse con algunas acciones que, de seguro, deben ser remarcadas.
En una futura investigación hurgaré renglones de otros aspectos que deben englobar a una ciudad con un desarrollo vertiginoso, considerando algunos apuntes basados en datos, incluso de nivel internacional, como la llamada proclamación que hizo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al declarar en 2013 al 31 de octubre como el Día Mundial de las Ciudades bajo el lema «Mejor ciudad, mejor calidad de vida».
Por lo anterior es esencial poner en marcha algunos temas para ir mejorando mediante aspectos como la equidad, y desterrar hasta donde sea posible la segregación residencial, en el sentido de que algunos sectores tienen una cobertura parcial de servicios, pues todavía existen lugares con falta de urbanización. En cuanto a las plazas públicas, se lleva un gran porcentaje de ellas remodeladas, lo cual contribuye a mejorar el medio ambiente. Por otro lado, debe obtenerse un mayor involucramiento de ciudadanos en la prevención de la seguridad pública.
Desgraciadamente carecemos de una priorización del peatón, que no abona en nada en una movilidad equitativa en la que influya el transporte público que posibilite una disminución de tiempos de traslado. Una mejor ciudad debe dar como resultado una ciudad más preparada para contrarrestar los efectos del cambio climático, lo que nos obliga a pensar de una manera distinta la infraestructura urbana que tenemos.
Debemos insistir en la vivienda vertical, ya que nuestra ciudad se expande y aleja a los habitantes del núcleo en donde se concentran los servicios y comercios, que son vitales para la obtención del sustento diario.
Un dato importante para Saltillo como ciudad de cultura, es que el Centro Mexicano del Instituto Internacional de Teatro, dependiente de la Unesco, otorgó un reconocimiento por los apoyos al renglón de la cultura, que es lo que nos distingue al ofrecer condiciones que propaguen nuestra raigambre por el gusto al arte.
Una mejor ciudad es también una ciudad transparente con mayor cercanía al ciudadano, pues somos una ciudad que forma parte de una zona metropolitana, lo que exige coordinarse en temas como el transporte, el agua, en la seguridad, áreas verdes, etcétera, pues estos problemas deben resolverse en conjunto, como ejemplo diríamos que no tiene sentido mejorar el transporte en una ciudad central, como la nuestra, cuando un gran porcentaje de la gente que allí trabaja viene de ciudades aledañas.
Es muy importante que no se piense en dar soluciones políticas a los problemas de las ciudades, sino en solucionar esos problemas para dar calidad de vida a los ciudadanos.
Por fortuna a Saltillo se le da la característica de ser una ciudad proactiva, ya que sus funciones básicas las realiza con firmeza, transparencia, eficacia y eficiencia. Tengamos presente que las personas son el objetivo fundamental del desarrollo.
Se lo digo en serio.