Sombra imborrable

Este mes se cumplen diez años del mayor atraco sufrido por Coahuila en su historia: el moreirazo cuya consumación ocurrió en 2010 cuando Humberto Moreira se despidió de la gubernatura para ocupar poco después, de manera efímera, la presidencia de su partido. El PRI renegó de su exlíder y lo expulsó en 2017, no por la deuda monumental contratada en forma irregular, ni por los agravios contra los coahuilenses y los casos de corrupción ventilados en España y Estados Unidos, sino por haberse postulado por unas siglas satélite sin lograr su propósito de ser diputado local.

Moreira ocultó la deuda para presentarse como un político exitoso, cuando en realidad se trataba de un embustero. En 2010, según algunas encuestas, era el gobernador «mejor calificado del país», muy por encima de Peña Nieto; el político al cual la mayoría de los mexicanos «le confiarían las llaves de su casa». Cuando presentó en Torreón su quinto informe la deuda registrada en Hacienda rondaba los 8 mil 300 millones de pesos, sin embargo, la real, incluidos los vencimientos con proveedores, era cinco veces superior. De ese tamaño es el atropello.

En el «Análisis de la Deuda Pública de las Entidades Federativas y Municipios» de 2012, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) advierte: «En el periodo 2011/2008, se identificaron ocho entidades con muy altos niveles de crecimiento real en su deuda, con tasas que se ubican en un rango de 2,420.5% hasta 199.1%». Coahuila era el segundo lugar (1,639.2%) después de Campeche (2,420.5%), también gobernada por el PRI. Entre las nueve entidades «altamente endeudadas y en situación crítica», Coahuila ocupaba el primer lugar.

En cuanto al saldo de obligaciones financieras con respecto a las participaciones federales, nuestro estado ostentaba el primer lugar. En este punto, la ASE encendió las alarmas: «(…) en dos entidades federativas, Coahuila y Quintana Roo, el saldo de la deuda representa más del doble y el triple de las participaciones (federales), respectivamente…». Asimismo, Coahuila alcanzó el liderato en deuda no registrada: 23 mil 643.8 millones de pesos. El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero identificó los pasivos ocultos a través de «fuentes secundarias, como instituciones bancarias y la Bolsa Mexicana de Valores».

Al cierre del periodo 2008-2011, Coahuila registraba el mayor incremento absoluto en la deuda con 34 mil 667 millones de pesos. En 10 años del moreirazo el estado ha pagado una cifra equivalente por concepto de intereses mientras los pasivos ascienden a 36 mil 444 millones de pesos. Para mantener impune el atraco era vital la sucesión entre hermanos. Rubén Moreira se hizo con el poder para bloquear cualquier investigación sobre la deuda espuria con la participación, en ambos gobiernos, del Congreso local, al cual primero se ignoró para contratar los créditos y luego se le humilló para «legalizar» la megadeuda. Algunos de los diputados de la infamia volverán a serlo el año próximo.

El moreirazo se consumó en 2010, se reconoció un año después y terminará de amortizarse en 24 años o más. Coahuila ha pagado caro las consecuencias de un par de gobiernos nefastos cuya prioridad fue el beneficio propio. La sombra de la venalidad, la violación sistemática de los derechos humanos, los crímenes de lesa humanidad denunciados ante la Corte Penal Internacional por las masacres en Allende y Piedras Negras y los millares de desaparecidos, la ineptitud y la soberbia cubrió al estado y lo acompañará siempre.

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